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Obras paradisíacas para un cambio responsable

Pistoletto, icono del Arte Povera, muestra su propuesta de unión entre hombre, naturaleza y mundo artificial en la Blueproject

Una muestra de la obra de Pistoletto que puede verse en la fundación Blueproject de Barcelona.
Una muestra de la obra de Pistoletto que puede verse en la fundación Blueproject de Barcelona.BLUEPROJECT FOUNDATION

“El arte es la máxima expresión de la libertad, hay que colocarlo en el centro de una transformación responsable de la sociedad”. Lo afirma el artista italiano Michelangelo Pistoletto (Biella, 1933), uno de los principales representantes del Arte Povera, del que hasta el 27 de marzo puede verse una significativa muestra de su propuesta en la exposición que acoge la Blueproject Foundation de Barcelona. Más allá de enseñar sus obras, una gran escultura de trapos y una selección de las pinturas de espejos que le dieron a conocer en todo el mundo, Pistoletto quiere hablar de El tercer Paraíso, su gran proyecto, al que dedica toda su energía y dinero desde hace 12 años.

“El concepto nace de la palabra paraíso que en persa antiguo significa jardín. El primer paraíso es el de la integración total entre hombre y naturaleza, el segundo es el mundo artificial creado por la inteligencia humana y el tercero surge de la reconfiguración entre los dos. La dualidad da lugar al tercer elemento, una nueva sociedad”, explica Pistoletto. Para su idea el artista ha dibujado un signo, ampliando el símbolo del infinito (un ocho en posición horizontal) con un tercer círculo, que representa “la matriz generativa de una nueva humanidad capaz de superar el actual conflicto destructivo entre naturaleza y artificio”.

Este símbolo marcó la pauta de la performance que llevaron a cabo en el parque de la Ciudadela unos 80 usuarios del Espacio de Inclusión y Formación Casc Antic (eicascantic) al compás de los jóvenes músicos de Riborquestra a mediados del pasado noviembre. “Los participantes, que trabajaron previamente con los conceptos de El tercer Paraíso, realizaron una acción formando los círculos laterales de papelitos verdes y rojos, que posteriormente al trasladarse en el círculo central y se tornaron blancos”, explica Antonia Salazar, coordinadora de la acción, que congregó mucho público, incluida la nueva comisionada de Cultura, Berta Sureda.

Pistoletto escribió el manifiesto de El tercer Paraíso en 2003, a partir de una idea surgida en la Cittadellarte, la sede de la fundación que creó en su ciudad natal, Biella, entre Turín y Milán. Nada que ver con las fundaciones tradicionales: la Cittadellarte es, según la definición de su creador "un laboratorio de formación e información, donde se reúnen artistas, escritores, arquitectos, políticos y todos aquellos que contribuyen a diseñar la sociedad, para conectar los diversos elementos y elaborar un cambio”. Nacido como centro de formación y producción, la Cittadellarte organiza cursos, residencias y un sinfín de actividades que tocan desde una vertiente creativa todos los campos de la sociedad: de la gastronomía a la política, de la moda a la filosofía, de la economía al arte.

El tercer Paraíso concentra toda mi experiencia, desde que empecé con los autorretratos de espejos, un soporte que incluye al espectador y le permite formar parte de la obra. El espejo se rompe de mil maneras, pero siempre lo refleja todo, nunca miente y cada persona es a la vez una forma y un reflejo de los demás”, aseguró Pistoletto en su reciente visita a Barcelona, rodeado por sus grandes obras de espejos (el Macba posee un tríptico), incluidas las que realizó en apoyo de la interculturalidad para el proyecto Love difference, un movimiento artístico por una política intermediterránea. “El arte activa la superación de las divisiones. Es un sistema primario que permite trabajar para cambiar el mundo”.

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