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Un antimonumento a lo efímero

El portugúes Carlos Bunga realiza una imponente instalación para la Capella del Macba que comisaría Bartomeu Marí

La instalación de Bunga en el interior de la Capella del Macba.
La instalación de Bunga en el interior de la Capella del Macba.

Tras varios meses cerrada la Capella del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) vuelve a abrir sus puertas para acoger un impresionante proyecto del artista portugués, afincado en Barcelona, Carlos Bunga (Oporto, 1976). Con gigantescas planchas de cartón, ensambladas con cinta adhesiva y pintadas con pinceladas sólo aparentemente casuales, Bunga ha creado unas impactantes estructuras arquitectónicas que se adaptan al espacio, lo ocupan e incluso lo traspasan. Es el caso de las altas torres de Espacio Invisible, que cruzan idealmente las bóvedas renacentistas de la nave central para continuar en el desván, un espacio inaccesible al público que puede verlas a través de dos cámaras conectadas con sendos monitores en la sala. “Las obras van creciendo poco a poco en el espacio intentando formar parte de su historia y espero que aquí veamos algo más, algo inesperado, aunque sólo fuera el paso de un ratón o una paloma”, indica Bunga, que realiza sus arquitecturas con materiales frágiles y vulnerables, sin bocetos ni maquetas previas. “Es un trabajo muy procesal y experimental, que avanza entre intuición y racionalidad, trabajo en el espacio expositivo como si fuera mi estudio”, explica Bunga que ha construido este antimonumento en cartón como contrapunto a la solidez e impenetrabilidad de las paredes de piedra de la Capella, que perteneció al conjunto del Convent dels Àngels.

El título de la muestra, Intento de conservación, remite a uno de los temas estrella de la poética de Bunga: la crítica de lo permanente e ineluctable a través de obras efímeras, destinadas a ser destruidas durante una performance que suele llevarse a cabo el último día de la exposición. Sin embargo, esta vez no está del todo decidido que el día de clausura —el 7 de febrero— se destruirá la pieza. Por lo menos así lo ha matizado el comisario, Bartomeu Marí, ex director del Macba, que ha coincidido con su sucesor Ferran Barenblit, en su último acto en el museo que dirigió durante siete años. Marí ha destacado su lucha para conservar el espacio de la Capella, cerrado desde la exposición de Sigalit Landau, que se clausuró el pasado 15 de febrero. “Aunque los proyectos se ralentizaran, nunca renunciamos a un espacio que concentra tantas posibilidades”, aseguró Marí, bajo la mirada de aprobación de Barenblit.

La muestra se completa con un espacio de lectura, que reúne algunos de los libros de cabecera de Bunga y otra instalación más pictórica, que reflexiona desde la ironía sobre la función primordial del museo, es decir, conservar los objetos. “Los humanos estamos obsesionados con la eternidad. Puede que la necesidad de conservar objetos sea una forma de contrastar nuestra propia fragilidad”, concluye el artista.

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