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Una franquicia de libros usados

En apenas tres años, Re-Read ha pasado de ser una librería de bajo coste en Barcelona a una cadena de 23 tiendas

Mercedes Zendrera, una de las socias fundadoras de Re-Read, explica cómo funciona la franquicia.Foto: reuters_live | Vídeo: Bernardo Pérez

Una montaña de libros conviven, apilados, sobre el mostrador. Encima de todos ellos uno de título premonitorio: La invasión, obra del libanés Amin Maalouf (1949). Todavía no han inaugurado el local, situado en el número 28 de la calle de O´Donnell, y la librería de bajo coste Re-Read ya recibe decenas de visitantes. En su mayoría son curiosos que se asoman a la cristalera y descubren un espacio diáfano, estrecho, con unas estanterías blancas repletas de libros, todos ellos de segunda mano. Muchos entran y aunque el negocio no está abierto al público aún, pasan un buen rato observando títulos, mientras driblan las cajas de cartón con obras aún por colocar que minan el pavimento. Cuando descubren el precio, es difícil abandonar la sala sin una bolsa repleta de ejemplares.

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"Un libro cuesta tres euros, dos cinco y, por 10 euros, te llevas cinco", explica Mercedes Zendrera, de 57 años, una de las tres personas que creó Red-Read, una librería low cost que abrió su primer local en Barcelona en 2012. Ahora, incluyendo esta que se abre en Madrid (a partir del lunes 21 de diciembre), son ya 23 los locales abiertos en toda España, la mayoría (18) franquiciados. No cuentan con un catálogo de obras porque hay una rotación de libros muy alta y no les da tiempo a elaborar ninguna lista, asegura Mercedes.

Para rellenar las estanterías es necesario comprar libros constantemente. Se nutren de títulos de los que la gente quiere deshacerse, por eso en esta tienda no se encontrarán novedades editoriales. La mayoría del producto se adquiere a vecinos, que ofrecen obras que ya han leído y quieren renovar o, bien, les ocupa un lugar en casa que desean liberar. Por cada ejemplar, Red-Read paga un precio que no varía: 20 céntimos. "El margen de beneficio es muy grande, pero también corremos el riesgo de no venderlos", cuenta Mercedes, que dice no tener datos de la facturación de la empresa. Teniendo en cuenta que el primer libro cuesta tres euros, Red-Read tiene una rentabilidad del 1.400 %. O lo que es lo mismo: para no obtener pérdidas le basta con vender uno de los 15 ejemplares que adquiere.

"Es como una biblioteca. Puedes traer y llevarte libros, de segunda mano, sí, pero en un buen estado. Tanto que incluso puedes regalarlos. Soy una adicta a la lectura y, aunque solo estaba de paso por el barrio, volveré", relata Marta Rivera, de 49 años, que ha entrado al local para echar un ojo y ha salido, 20 minutos más tarde, con una bolsa repleta de novelas históricas. Pedro Jiménez, que trabaja cerca del nuevo Re-Read, está encantado con su apertura: "Este sitio te da la oportunidad de acceder a la cultura por un precio módico". Pedro dice conocer muy bien las librerías de viejo, pero asegura que en este local el concepto es distinto. "En las librerías de viejo los ejemplares son antiguos y están descatalogados. Aquí, los libros son nuevos y novedosos".

Mercedes Zendrera en la puerta de la librería de bajo coste que abre sus puertas en Madrid.
Mercedes Zendrera en la puerta de la librería de bajo coste que abre sus puertas en Madrid.Bernardo Perez
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Re-Read compra libros en cualquier idioma que hayan sido editados en los años noventa y se encuentren en buen estado. "No competimos con los negocios de venta nueva, nuestra intención es que la gente lea y tenga facilidades para ello", resalta Mercedes. Para hacerlo se sirven de la tecnología y, concretamente, de un sistema de geolocalización. Los clientes podrán introducir, a partir de febrero, el nombre del título que buscan, en la web de la empresa. Un programa, que reconoce caracteres por imagen, informará al lector de los libros que están en las estanterías de cualquier librería de la franquicia. Las fotos que se muestran en esta particular base de datos se hacen diariamente, debido a la volatibilidad del producto.

Un producto del que Mercedes tiene un amplio conocimiento, ya que siempre ha vivido rodeada de libros. Proviene de una familia vinculada al sector. Su abuelo, José Zendrera, fundó la editorial Juventud en 1923 y su padre, Pablo, siguió la tradición durante 47 años. Ella tuvo su primera librería con 20, cuando dejó su Barcelona natal para estudiar sociología en Madrid. La mantuvo 10 años. Luego, entre 2009 y 2011, obtuvo la concesión de la Casa Árabe de El Retiro.  En ese momento ya tenía otra tienda de libro nuevo en Barcelona, Bai Bars, que sufría la crisis del sector "muy duramente". Estaban a punto de cerrar su negocio cuando idearon crear una alternativa. "La intención era alejarnos de la librería tradicional, y nos gustaba la idea del libro usado". Bai Bars pasó el año pasado a formar parte de la franquicia de bajo coste que ahora abren en Madrid. Aunque el sector no pase por sus mejores momentos, Mercedes destaca que, con la creación de Red-Read, ha descubierto que "a la gente, le sigue interesando los libros".

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