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2015, el año en el que el teatro ganó Madrid

Mientras siguen cerrando cines, dos grandes complejos escénicos, La Estación y Luchana, amplian todavía más la oferta

Rocío García
La carpa de La Estación.
La carpa de La Estación.LUIS SEVILLANO

Dos amigos tratan de cuadrar un plan para el teatro. “Me han dicho que no nos podemos perder La piedra oscura. Hay que sacar entradas ya”. “Perfecto” le contesta. “¿Cuándo es?” “En septiembre y octubre”. “¿Qué? ¡Pero si estamos en marzo!”. Antes del verano ya había dificultades para conseguir una buena entrada para la reposición de la obra de Pablo Messiez, uno de los grandes éxitos de la temporada. Pero no es el único caso. Algo parecido había sucedido con el estreno de El testamento de María, el monólogo que interpretaba Blanca Portillo bajo la dirección de Agustí Villaronga. Todas las localidades de todas las funciones se agotaron antes de la primera representación. Tanto, que el jefe de prensa se lamentaba de la inversión en publicidad.

Lentamente aumenta el número de representaciones (un 0,7%) en 2014

El cartel de ‘No hay entrada’' en los teatros de Madrid se ha convertido en algo habitual. No siempre, pero con mucha asiduidad los planes teatrales en Madrid hay que con hacerlos con evidente antelación. Ya sea teatro clásico o comercial, salas alternativas o centros públicos. En este panorama y a pesar de las dificultades del sector, agravadas con la pesada losa del IVA al21%, el sector privado se está abriendo un hueco en el mundo del espectáculo y las artes escénicas, con fuertes inversiones y mucha ilusión. Mientras la industria del cine arrastra el cierre de salas, algunas míticas, los teatros parece que se están salvando de la quema. Con excepciones, y muchas dificultades que sortear, el teatro ve en Madrid como lentamente aumenta el número de representaciones (un 0,7%) en 2014 con respecto al 2013, según datos de la Sociedad General de Autores, y un 17,3% el de asistencias. La recaudación en ese año, último del que se tienen datos oficiales, subió también un 8,7%.

Con estos mimbres, culmina 2015 con la apertura de dos grandes centros dedicados al teatro, los espectáculos y las artes escénicas, impulsados por el sector privado y que cuentan entre sus socios con importantes nombres del mundo de la interpretación. Los antiguos cines Luchana, cerrados desde hace años, han dado paso a un complejo y moderno centro dedicado al mundo teatral. Abierto al público en la primavera pasada, los Teatros Luchana, que ha necesitado una inversión en torno a los dos millones de euros y una rehabilitación integral del edificio, han culminado el mes pasado su apertura con la inauguración de la sala principal del complejo, con capacidad para 300 personas —tienen otras tres más con 120 butacas cada una—. Un grupo de doce socios, entre los que están los actores Juan Diego y Fran Perea, apoyan esta iniciativa. “Pretendemos ser un lugar para la reflexión y el arte, una forma también de resistencia frente al consumismo más atroz”, asegura Juan Diego, que ha estrenado la sala grande con su monólogo La lengua madre, sobre texto de Juan José Millás. Para Fran Perez, este nuevo espacio es “el lugar soñado para un artista, un espacio donde confluyen el tejido cultural y el negocio”.

un personaje de aire que se representa en Luchana.
un personaje de aire que se representa en Luchana.

Ya a pleno rendimiento, y con una oferta que busca la excelencia, en palabras del director artístico del complejo, Jorge de las Heras, los Luchana tienen espectáculos para todo tipo de pùblicos, edades, gustos y condiciones, desde el teatro más off, hasta apuestas infantiles, comerciales y, ya por la noche, propuestas más adultas y gamberras. Con la máxima de que “un teatro no puede estar abierto solo dos horas al día”, su gerente, Ventura Gil (madrileño de 36 años), ofrece un total de 20 espectáculos a la semana, apoyado en un café-restaurante abierto toda la jornada. “Es importante tener una oferta muy variada en las cuatro salas que tenemos, combinando teatro y artes escénicas”, asegura Gil, que ve absolutamente necesario posicionar la ciudad de Madrid como un gran centro teatral. “Echo de menos sitios emblemáticos con casetas en puntos neurálgicos, como la Puerta del Sol, donde el turista pueda acceder a toda la programación para la venta de entradas”.

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“Un teatro no puede estar abierto dos horas al día”

Algo parecido es lo que busca Luis Álvarez, madrileño de 43 años y un auténtico emprendedor en el campo de la gestión cultural. Él y su empresa, en la que colaboran Santiago Segura y José Mota, está detrás del gran complejo Estación Príncipe Pío, cerrada desde que en 1993 saliera el último tren con dirección a Irún. Con una inversión de 25 millones de euros, a modo de alquiler para los próximos 50 años de concesión, y otros nueve más de inversión y obras, la Estación Príncipe Pío alberga, de momento, una gran carpa, única en España y con un aforo de 900 personas, con mesas y sillas. En un par de años, el edificio central de la estación y las dos torres laterales serán escenario de la primera escuela de Fama fuera de EEUU, de un banco dedicado a apoyar proyectos de teatro, además de salas polivalentes para espectáculos de gran producción y un laboratorio de formación de nuevos talentos y formatos. “Madrid no tiene iconos túristicos de espectáculos, como el resto de capitales del mundo. Este edificio tiene la suficiente personalidad como para convertirse en ese gran icono, que albergue música, cabaret, teatro”, asegura Álvarez, partidario de cambios radicales en la gestión cultural, siguiendo los modelos privados del mundo anglosajón.

Privados o públicos, comerciales o alternativos, los teatros de Madrid siguen al acecho del público y del arte. Con un éxito, de momento, más que evidente.

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