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La belleza como moneda de cambio

Más de dos horas y media de música cambiante en el concierto de Noa en el Liceo

Noa en la actuación en el Liceo de Barcelona
Noa en la actuación en el Liceo de BarcelonaLorenzo Duaso

Noa está de celebración: 25 años de carrera profesional son para celebrarlos aunque por aquí conocimos a la diva israelí un poco más tarde, cuando todavía no era una diva pero ya apuntaba maneras.

Su primer concierto fue en junio de 1994 y pocos lo recordarán, no porque no fuera un trallazo, que lo fue, sino porque se celebró en un pequeño y hoy olvidado club de Gràcia, Standard, una primeriza aventura del incansable Fede Sardà. Eso sí, los que tuvimos la suerte de estar allí todavía no lo hemos olvidado. Mi crónica en este diario comenzaba: “Noa es una de esas sorpresas fascinantes y revitalizadoras que, muy de tarde en tarde, aparecen en el mundo de la música rompiendo moldes y dejando claro que la belleza aún puede ser moneda de cambio en el turbulento mundo del show business”. Y concluía: “Noa está a un paso de convertirse en número uno, solo una cosa puede traicionarla: demasiada calidad para las listas de éxitos”. Por suerte las premoniciones no son el fuerte de este cronista y Noa escaló rápidamente el número uno y ahí se quedó.

Más de dos décadas después, y ya sin el factor sorpresa del primer impacto, la fascinación sigue siendo la misma. El pequeño Standard se ha trocado en el gran Liceo y, para la ocasión, Noa se presenta rodeada de amigos. Realmente la belleza fue moneda de cambio es esta celebración de su primer cuarto de siglo. Más de dos horas y media de música cambiante y, en la mayoría de casos, hipnótica solo rota por los amagos de cotilleo televisivo de una Anne Igartiburu que simplemente se limitó a romper la tensión creciente de un concierto, salvo por esa injustificada presencia, perfectamente planificado.

CANCIÓN

Noa

Invitados: Jorge Drexler, Miguel Poveda y Joan Manuel Serrat.

Liceu, 9 de diciembre.

Compartiendo escenario con Noa estuvo su eterno compañero Gil Dor, magnífico tanto en los acompañamientos como en su faceta solista, y un par de excelentes músicos que también brillaron alto. Hacia la mitad Noa cedió el micrófono a un joven Lionel Farenet que pasó totalmente desapercibido. Jorge Drexler, Miguel Poveda y Joan Manuel Serrat estuvieron junto a su amiga y marcaron algunos de los momentos álgidos de la velada (aunque faltó ese Cant dels ocells anunciado). Y el también esperado Joaquín Sabina excusó su presencia por enfermedad.

Viejas canciones se mezclaron con otras recientes mientras Noa cantaba, bailaba, saltaba, tocaba todo tipo de percusiones y repartía esa sonrisa incombustible que es otra de sus armas. Habló en catalán, castellano e inglés y hasta se atrevió a versionar Mediterráneo. Al final, hasta su hijo subió al escenario para acompañarla en una canción navideña. 25 años felizmente celebrados entre familia y amigos.

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