_
_
_
_
_

Cuatro directores para 25 años de la Fundación Tàpies

El centro barcelonés del pintor se reivindica como un espacio I+D del arte contemporáneo

José Ángel Montañés
Los cuatro directores en la historia de la Fundación Tàpies: Carles Guerra, Laurence Russell, Manuel Borja-Villel y Nuria Enguita (d).
Los cuatro directores en la historia de la Fundación Tàpies: Carles Guerra, Laurence Russell, Manuel Borja-Villel y Nuria Enguita (d).gianluca battista

Pocas veces pueden verse juntos a las personas que han llevado las riendas de un centro cultural a lo largo de un cuarto de siglo. Ayer, en la Fundación Tàpies de Barcelona se reunieron y recordaron su paso por esta institución que abrió sus puertas en 1990, los cuatro directores de este espacio que nació en la antigua Editorial Montaner i Simon construida por Lluís Domènech i Montaner y que ha acabado convertida en un referente del arte contemporáneo local e internacional.

En un acto, anunciado como una mesa redonda en la que intervendrían Manuel Borja-Villel, el director que abrió las puertas de la Fundación en 1990 hasta 1998; Núria Enguita, que la dirigió entre 1998 y 2008; Laurence Russell, desde 2008 hasta el verano de 2015 y el actual, Carles Guerra, también estuvieron presentes la familia del pintor: su viuda Teresa Barba, en la que fue una de sus primeras apariciones públicas desde el fallecimiento del artista en 2012, sus hijos Antoni y Clara Tàpies y dos de sus nietos; además de Ada Colau, alcaldesa de la ciudad y Berta Sureda, su comisionada de Cultura y un buen número de personas vinculadas con el arte en esta ciudad: Directores de centros culturales como Ferran Barenblit (Macba), Vicenç Villatoro (CCCB), Àlex Susanna (Institut Ramon Llull) y Sergi Aguilar (Fundación Suñol), artistas como Eulalia Valldosera, Toni Llena o Perejaume, galeristas como Carles Duran (Senda) y Emilia Álvarez (Àngels Barcelona) o cineastas como Pere Portabella, entre otros, que llenaron la planta baja del edificio.

Todos quisieron celebrar estos 25 años en la mañana de ayer y se cruzaron con un grupo de escolares que terminaban de comprobar, en primera persona, el proceso creativo de este artista fundamental del arte abstracto lleno de simbolismo, en el que adquiere una gran relevancia la materia.

El maestro de ceremonias fue Guerra que recordó un texto de Tàpies de 1991 donde reflexionaba sobre los museos y el sentimiento de posesión, de la amistad y del arte: “En los últimos años el arte necesita acogerse de nuevo a sus templos y vivir al abrigo de unas creencias... si no se quiere que se desvanezca en la sola cultura del entretenimiento y del negocio”, aportando una visión profética. Guerra destacó “la solidez y la consistencia de los programas de la fundación en momentos de emergencia social, cuando la cultura se menosprecia” y recordó que la obra de Tàpies “ha abocado a la modernidad, incluso desde la oscuridad del franquismo”.

Miquel, en el recuerdo

En orden cronológico Borja-Villel destacó la vocación internacional de la fundación, “por la obra de Tàpies, su fundación y la ciudad y su gente”. Enguita, “el espíritu crítico que siempre ha caracterizado al centro”, que fue “como Tàpies aseguró, el I+D del arte contemporáneo en Barcelona”. Rassel, que, posiblemente vivió la etapa más difícil tras sumarse a la crisis, las obras de reforma que cerraron el edificio dos años, además del fallecimiento del artista y de Miquel, el otro hijo del artista, que, aunque no estuvo presente, recibió el recuerdo de los participantes. Rassel, en un emocionado discurso, recordó los estatutos que el pintor redactó en 1984, para abundar en los objetivos fundacionales de “poner en práctica ideas imposibles”. Muchas se han acabado materializando durante los últimos 25 años en la antigua editorial convertida en centro de arte.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_