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Dos mil terrazas esperan veredicto

Decenas de negocios, como el Cheriff y el Salambó, se verán perjudicados por la ordenanza que regula el uso del espacio público

Un grupo de personas pasea por delante de las terrazas de la calle Torrijos, en el barrio de la Vila de Gràcia
Un grupo de personas pasea por delante de las terrazas de la calle Torrijos, en el barrio de la Vila de GràciaGianluca Battista

La entrada en vigor de la ordenanza de terrazas, aprobada por el Ejecutivo de Xavier Trias con el apoyo del PP, entró en vigor en 2014 y tras una moratoria de un año, el 1 de enero de este 2015 entraron en vigor los artículos que fijan la distancia entre los elementos de las terrazas y el mobiliario urbano. Concretamente, la normativa obliga a dejar un paso libre de 1,80 metros entre la fachada y los peatones. Más de 2.000 locales están afectados por la normativa que la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tildó la ordenanza de “chapuza”. Por el momento el Ejecutivo de Colau ha ordenado la revisión de la misma a la Comisión Técnica de Terrazas. Sin embargo, el Gremio de Restauradores denuncia que las notificaciones siguen llegando a los bares y restaurantes, explica Roger Pallarols, director del gremio.

235 locales ya han cerrado su terraza

Clara Gil

En Barcelona, hay unas 4.600 licencias de terraza, de las que tan solo 1.600 terrazas se ajustan a la normativa, según datos que facilita el Ayuntamiento. Alrededor de 1.470 deben reubicar los elementos de sus terrazas y/o reducir el número de mesas. Otras 438 no han sido renovadas, porque no han pagado la licencia (deuda tributaria) y deberán volver a pedir la licencia. En total, se han emitido 844 órdenes de retirada de terrazas enteras o de elementos sueltos y se han cerrado ya 21 terrazas. El Gremio de Restauradores asegura que recibe hasta 40 llamadas diarias de propietarios consternados por la situación.

Es el caso de Josep Maria (73 años) y su mujer Ángeles. Desde el año 1959 están al mando de los fogones del Cheriff. El local es conocido,no tan solo por su solera, sino por sus paellas. “Era de mis suegros. Empezaron abasteciendo de pescado a los bares de la zona y a finales de los años 50 decidieron montar un restaurante. Es nuestro único legado familiar”, explica Josep. Situado en la calle Ginebra, en la Barceloneta, el local tiene cuatro mesas para atender a 12 comensales. Josep y Nini ya han recibido la notificación del Ayuntamiento que les insta a retirar la terraza por incumplir la normativa. “En 50 años no hemos recibido queja alguna de los vecinos. Hemos pagado puntualmente la licencia de las terrazas y nos hemos adaptado a todas las normativas, pero esto ya es excesivo, estamos hablando de perder toda la terraza", lamenta Josep. Cerrarla le supondrá a Josep despedir a tres trabajadores y pérdidas en torno al 20% de sus ingresos.

El Gremio de Restauradores está trabajando para llegar a un acuerdo con el Consistorio. Mientras tanto, la alternativa es emitir alegaciones una vez que los propietarios reciban la notificiación del Ayuntamiento para ganar tiempo. “En los casos más graves hablamos de locales que perderán su terraza, que en temporada alta supone entre el 30% y el 40% de sus ingresos anuales”, esgrime Pallarols, que denuncia también que muchos de los establecimientos afectados son en su mayoría negocios familiares situados en distritos como Nou Barris, Horta, Sant Andreu o Gràcia y no en las vías más saturadas como Las Ramblas.

 El caso de Gràcia

 En Vila de Gràcia, la calle Torrijos, es conocida por su emblemático cine, el Verdi Park, pero también por el Salambó, que debe su nombre a la novela de Gustave Flaubert. Este local surgió hace 23 años con la idea de crear un espacio de encuentro intelectual y social para los vecinos de la calle y ahora se enfrenta al cierre de su terraza. Su propietario, Paco Gracia, defiende el valor de este local, que ha dado vida a la calle . “Mis clientes no solo son usuarios del cine, son vecinos del barrio que se toman el café de la mañana, el vermut del fin de semana o disfrutan de un copa en la terraza”, mantiene el propietario. La calle Torrijos es semipeatonal. Tan solo circulan algunas motos y los vehículos que dispensan la mercancía a los únicos tres restaurantes de la calle, pero la calzada no tiene aceras así que el asfalto se delimita con baldosas de distinto color y la terraza de Salambó no cumple con la distancia que dicta la normativa. “El Ayuntamiento quiere cerrarnos la terraza, después de haber tenido que pagar de nuestro bolsillo cambios del mobiliario urbano para poder mantener las cuatro mesas que tenemos fuera”, reprocha Paco. La modificación le costará a este empresario de Huesca la pérdida del 20% de sus ingresos anuales y tener que despedir a dos empleados.

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Los afectados podrían perder hasta un 40% de sus ingresos

A pocos metros del Salambó, la Cantina Machito, que lleva 17 años funcionando en el barrio, y el local El Bandarra, también tendrán que cerrar su terraza. Tamara, una joven emprendedora de 30 años, abrió El Bandarra a principios de este año. Destinó gran parte de sus ahorros a reformar este bar de de tapas. A la hora de hacer el traspaso del local, los antiguos propietarios no le informaron de la normativa y ahora lucha para no tener que cerrar su bar, donde el mayor atractivo, además de las tapas, se encuentra en la terraza. “Es un local acogedor,pero dentro hay el espacio justo para un par de mesas", explica Tamara. “Tenemos cinco mesas y jamás hemos recibido una queja, es más, ahora los vecinos están recogiendo firmas para evitar que se cierre. Solo pedimos que se aplique la normativa con sentido”, explica la joven. “Hacemos malabares para sostener un negocio y trabajamos duro para mantenerlo. Me parece muy injusto que no se estudie a fondo esta normativa”, concluye la joven.

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