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Can Vies

La reapertura de Can Vies divide a Sants

El concejal del distrito prevé reunir a vecinos y okupas para zanjar el tema antes de que termine este año

Vuelven a ser noticia. Los okupas del Centro Social de Can Vies han terminado una parte de la reforma del inmueble y el espacio ha vuelto a cobrar vida. El renacimiento de “el nuevo Can Vies”, como lo llaman algunos de sus miembros, preocupa a una parte del vecindario, que teme que puedan volver las ruidosas fiestas, aunque la mayoría de lo vecinos consultados por este diario lo ven con bastante naturalidad.

La presión de los últimos días, que se pudo ver en el último Consejo de Barrio de Sants y que se está avivando desde la cuenta de Twitter Adéu Can Vies, ha obligado al concejal de Sants, Jaume Asens, a salir a escena e intentar calmar los ánimos. Asens quiere cerrar el tema durante el próximo mes y está estudiando la posibilidad de organizar un encuentro entre los vecinos contrarios y los que están a favor para buscar una salida consensuada.

Para el concejal del distrito, “hay dos escenarios futuros: que Can Vies vaya al suelo o que se mantenga el edificio y que tenga un uso social como equipamiento público”. Este servicio podría ser gestionado por los propios okupas.

Josep Maria Forcada, de la plataforma Adéu Can Vies Forcada, reclama, como otros vecinos, que se desarrolle el proyecto urbanístico que se aprobó en su día. En este espacio se tenía que construir una rampa para superar la barrera física que supone el cajón que esconde las vías del tren. El vecino lamenta que el colectivo “utilice el espacio público en su beneficio mientras el resto lo sufre”.

Hay dos  opciones: que Can Vies vaya al suelo o que se mantenga para uso social

Desde la Asociación de Vecinos de Badal, Alfredo Martínez, reconoce que no sabe si se están haciendo fiestas y a qué hora terminan, pero reprocha que “Asens solo escucha a los okupas y al Centro Social de Sants”. El portavoz vecinal recuerda que ya se les ofreció un emplazamiento a los okupas, pero que estos lo rechazaron. Desde su punto de vista, tendrían que irse. “Ellos exigen muchos derechos pero no quieren obligaciones”, lamenta.

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En una entrevista en la televisión municipal BTV, Asens recordó que el conflicto empezó con el anterior equipo de Gobierno. “Nosotros no hemos frenado nada, lo hizo el anterior Gobierno. Lo único que hemos hecho es no quitar el pie del freno”, y aseguró que se ha reunido con los vecinos y no con los okupas.

El portavoz del Centro Social de Sants, Josep María Domingo, recuerda que el colectivo de Can Vies “siempre se ha mantenido apolítico y no se ha casado con nadie, ni con los socialistas, ni con Martí ni ahora con Asens” y reclama que la solución se pacte con el barrio.

Entre los vecinos que viven cerca del espacio predomina la opinión que las fiestas “ya no son como antes”. “Ahora son muy de vez en cuando”, explica Francina. Joan vive justo delante y asegura que, “como muy tarde, terminan a las once’ y añade: “De momento, se comportan”. Eva explica que “se empieza a ver más actividad, pero más suave. El otro día había como un concierto acústico…”. Para ella “hace más ruido el camión de la basura”.

“Can Vies tiene muy claro el tema del ruido”, asegura Irene, portavoz del colectivo. “Hace meses se celebró una asamblea para tratar cómo sería el nuevo espacio y se decidió que se terminarían las actividades más temprano”, añade. Este cambio viene motivado sobre todo porque el espacio donde antes se celebraban los conciertos, la antigua capilla, actualmente no tiene ni techo y el ruido se oye más. Los actos, en teoría, tienen que finalizar a las 22.00, según decidió la asamblea.

Fiesta u obra de teatro

Incluso los vecinos contrarios a Can Vies confirman que el horario de cierre se cumple, según Forcada. Las actividades poco tienen que ver con las que se organizaban antes de mayo de 2014, la fecha en que el Ayuntamiento de Barcelona intentó derribar el centro social con una grúa. La decisión fue un error. Los okupas recibieron el apoyo de miles de personas, la grúa ardió y los violentos disturbios se prolongaron durante días. Al final, el Gobierno de Xavier Trias suspendió el desalojo, aplazó la reforma urbanística que afectaba al inmueble y se ganó las críticas de los vecinos y del resto de formaciones políticas.

Las primeras quejas por la actividad de Can Vies llegaron hace unas semanas a causa de una actividad que se organizó entre semana. El vídeo colgado en las redes sociales, en el que se podía ver a mucha gente, daba a entender que se trataba de una fiesta. Asens explicó más tarde que, según la Guardia Urbana, era una obra de teatro en contra de la violencia machista y que a las diez de la noche ya no quedaba nadie.

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