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Viaje al origen del cava

Teatro de los Sentidos crea un espectáculo sobre el espumoso y Sant Sadurní d'Anoia en el que participan vecinos

Teatro de los Sentidos cree que las tradiciones moldean el carácter de los habitantes de un lugar y vienen determinadas por la tierra, la memoria o la cultura. En el caso de Sant Sadurní d'Anoia, la historia colectiva está profundamente ligada a la vid. Por eso, cuando el Ayuntamiento del municipio les encargó un montaje sobre el mundo del cava, la compañía dirigida por Enrique Vargas inició una investigación en la que tuvieron un papel destacado los vecinos. Con ellos, junto a expertos vitivinícolas y empresas del sector, organizaron talleres e indagaron tanto en los procesos de elaboración como en los orígenes del vino espumoso.

“Las manos llenas de tierra, un grano de racimo, los olores de una tarde de verano, un sonido lejano, los rincones del pueblo por la tarde, un gran árbol, los hijos de los hijos...”, escribió como lema la compañía. El aprendizaje culminó con Renéixer, un montaje que Teatro de los Sentidos presentó en 2014 y que este viernes vuelve a estrenar en la localidad. En la obra, que se representará en La Fassina de Can Guineu hasta el 13 de diciembre, también participan como actores vecinos de Sant Sadurní de hasta 80 años. “Para ellos hacer cava es como un ritual”, dice Vargas.

El fundador de Teatro de los Sentidos explica que Renéixer es una aventura sensorial en la que el espectador, como si iniciase un viaje, es conducido por una especie de laberinto donde se desvelan los secretos y memoria de la bebida. Los sentidos, especialmente el tacto, el olfato y el gusto, tienen un papel determinante, como es habitual en los montajes de la compañía, fundada hace más de dos décadas y con sede estable en El Polvorí de Barcelona.

 Los asistentes a Renéixer (unos 80 cada jornada) conocerán todo el proceso que rodea la tradición local; desde el cultivo de la vid hasta su llegada a la bodega, y como el vino, en una segunda fermentación, se convierte en cava. Esto último es la clave del montaje. “El cava fermenta dos veces. Sobre la piel de la uva hay una levadura, y ambas solo pueden fermentar entregándose la una a la otra”, detalla Vargas. “Así la fermentación es posible si te entregas al otro. Esto es nuestra vida. Para crear cualquier cosa nueva hay que fermentar. Necesitas introspección, silencio, y arriesgarte. Te entregas al otro que está fuera de ti pero en ti. De lo contrario serías un ego con patas. Hay una enseñanza en el proceso de creación del cava, y un juego a la vez”, añade Vargas.

A caballo entre el lenguaje sensorial y el juego poético, Teatro de los Sentidos estrenó en 2004 su primer montaje sobre este ámbito, La memòria del vi. Las indagaciones de la compañía en este sector continuaron con Fermentació (2011), obra centrada en la poética de la transformación, y ahora con Renéixer se adentran en la posibilidad de nacer dos veces. Aromas de avellana, hierba, manzana o madera envuelven el espectáculo, que cuenta con música en directo. La instalación, en penumbra en algunos tramos, reconstruye paisajes entre la memoria y la imaginación. “El público produce el mosto y crea el cava, lo hace por sí mismo y se lo bebe. También hay celebración y baile, por supuesto”, relata Vargas. A pesar de ser sobre Sant Sadurní, Vargas asegura que la obra puede funcionar en Amberes o en Taipéi, ciudades que ya se han interesado por los proyectos de la compañía. Esto es posible, opina el director de Teatro de los Sentidos, porque obras como Renéixer, en el fondo, hablan de temas universales: segundas oportunidades, reinventarnos, el placer y, sobre todo, construir esperanza.

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