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La Generalitat choca con el Gobierno central por la planificación eléctrica

En el centro de la polémica está una subestación en Santa Coloma de Gramenet y la MAT

Dani Cordero

La Generalitat y el Gobierno central han abierto un nuevo foco de enfrentamiento. Se trata de la planificación de la construcción de infraestructuras eléctricas, que el Consejo de Ministros aprobó hace unas semanas y que incluye como instalaciones más polémicas la subestación eléctrica de Santa Coloma de Gramenet y el ramal de la línea eléctrica de muy alta tensión (MAT) entre Santa Coloma de Farners y Riudarenes (Selva). El consejero de Empresa, Felip Puig, ha remitido una misiva al secretario de Estado de Hacienda, Alberto Nadal, en la que le acusa de “menosprecio y desconsideración”. La Generalitat carga contra obras que sí están previstas y contra otras que había demandado y no han entrado en los planes del periodo 2015-2020.

La misiva remitida es una enmienda a la totalidad a la planificación en la que se visualiza “el firme rechazo” a lo acordado por el Ministerio de Industria y que tendrá que desarrollar Red Eléctrica de España, con una inversión prevista de 476 millones de euros. La Generalitat lamenta que por primera vez no se le haya tenido en cuenta pese a que se le enviaron sus propuestas y que las previsiones “no responden a las necesidades reales de nuestro territorio y nuestra economía”. Su opinión choca con el Gobierno central, que considera todas las actuaciones muy centradas en el equilibrio de la red de Cataluña.

Las dos obras más controvertidas chocan con la Generalitat y con los municipios que atraviesan. Una es la subestación eléctrica de Santa Coloma de Gramenet. Está previsto tenerla finalizada en 2017 y su evaluación de impacto ambiental se encuentra ahora en fase de información pública, después que el Consistorio frenara las obras. REE sostiene que la línea que llega hasta allí tiene 40 años y que es necesaria para dar seguridad a la red que abastece a Barcelona. Pero esa instalación también será imprescindible para otro cometido: conectarse con otra subestación de Sant Just Desvern a través de una línea de muy alta tensión que cruzará la sierra de Collserola, un parque natural. Esa línea de 400 kilovoltios, a la que también se opone la Generalitat, no se prevé empezar a construir hasta 2020, pero Industria ha improvisado una fórmula para que se puedan iniciar las tramitaciones administrativas antes, como ya avanzó este diario.

La otra actuación polémica se encuentra en Girona. Es un ramal de la MAT, entre Santa Coloma de Farners y Riudarenes. Es una infraestructura importante para dar energía al tren de alta velocidad en su trazado entre Barcelona y la frontera francesa, que ahora se encuentra en precario, lo que complica aumentar las frecuencias. Los ecologistas están en contra y un informe encargado por la Generalitat lo cree innecesario, al considerar que existen otras alternativas a ese trazado que cruza Les Guilleries.

La planificación del ministerio incluye un total de cuatro nuevas subestaciones y la ampliación de otras cuatro. Pero en cambio, la Generalitat se queja de que no haya tenido en cuenta cuatro de las que el Gobierno catalán proponía. Una de ellas estaría en plaza de Lesseps de Barcelona y otra próxima al lugar donde está previsto levantar el macrocomplejo de ocio de BCN World. Desde REE no descartan que se puedan sumar nuevas instalaciones aunque no estén en la planificación actualmente aprobada.

En Lleida, REE prevé realizar trabajos para repotenciar sus líneas. En este caso las actuaciones no son complejas: levantar torres o tensar los cables entre ellos para para aumentar su capacidad de tensión. Asimismo se prevén realizar bypasses en líneas cercanas a la central nuclear de Ascó para tener más garantías de reconducir el suministro hacia Cataluña o hacia Aragón, en función de la situación y las necesidades de cada zona.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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