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“Ni maldito, ni raro, soy tierno”

El artista de Salt Adrià Puntí, rompe su silencio y publica dos discos y un libro

El músico y cantante Adrià Puntí.
El músico y cantante Adrià Puntí.albert garcia

Adrià Puntí tiene nuevo disco, el primero desde hace doce años, “aunque yo no he vuelto, he seguido haciendo cosas entre bambalinas, fuera de la vista de los demás”, puntualiza. Se le puede creer, ya que en realidad ha editado dos discos, uno convencional La Clau de Girar el Taller y otro que acompaña a un libro Enclusa i Un Cop de Mall que ofrece letras de canción, poemas, dibujos y fotografías. ¿Incontinencia creativa?, “no, es mi forma de trabajar, creo que todo se entiende mejor así y todo ha cuadrado para que al final este pequeño milagro de dos discos y un libro se haya podido editar. No le temo al fracaso, ya es un éxito tenerlo entre las manos, pero espero que todo sea bien recibido porque en este proyecto no sólo hay mucho trabajo mío, soy un trabajador compulsivo, sino de muchas otras personas”, explica Adrià visiblemente satisfecho. Este sábado presenta oficialmente su nueva obra en Girona, en el festival Temporada Alta.

Antes de nada, Adrià desmiente tópicos que por otro lado le resbalan “ni soy maldito, ni soy histriónico ni soy raro. Digo lo que pienso, eso sí, pero nada más. Me considero tierno y un trozo de pan. Mi abuela debía tener razón cuando decía que era el más cariñoso de todos y a la vez el más arisco”. Que es tierno se percibe a la primera escucha de sus dos discos, en especial del CD La Clau de Girar el Taller, lleno de medios tiempos, “es un tipo de canción que me gusta mucho”, alguna delicadísima balada y una amplia paleta de sonidos: “es verdad”, asiente Adrià, “hay un poco de todo, pero creo que mis canciones siguen siendo distinguibles”. Cierto, y también lo es que las nuevas se antojan continuidad natural de sus trabajos precedentes “sí, podría haber salido hace cinco años o dentro de seis, hay temas como el que da título al CD que compuse en 2003, y debe ser tan bueno que aquí está, como si fuese reciente”, apunta. Cuando Adrià tuerce el gesto es cuando se le sugiere que no es un disco tan rockero como él afirma “soy un cantautor, pero el rock me conmocionó. No me refiero sólo al rock como estructura de canción sino como actitud vital. Por lo que nos cuentan, Mozart era un rockero”.

Que para leer las letras del CD se haya de comprar el libro con otro CD incluido, es para Adrià una forma de ampliar la comprensión del público “ya en mi anterior disco no incluí las letras, y creo que como he presentado éstos se mejora su comprensión”. ¿Pero no compones imágenes verbales sin un sentido específico?, “sí y no porque hay canciones con un sentido muy claro. Por ejemplo en L’amor i l’Humor, una pieza que me costó mucho, hay dos personajes, un adolescente y un maduro, viviendo el amor en una canción que va creciendo pero que nunca llega al orgasmo, siempre se mantiene retenida, sin explotar. Sólo lo hace en directo”. La diferencia entre poema y letra de canción es para Adrià clara: “los poemas me salen casi como escritura automática, sin pensar, mientras que las canciones tienen más reglas, la métrica, los acentos. En una canción hay que sacar la lima y pulir las rebabas... es más complicado”.

De lo que presume el recientemente nombrado Hijo Predilecto de Salt, su lugar de nacimiento, es de ser ordenado. “Lo soy y mucho, aunque la gente no lo vea. Y con el tiempo mis colaboradores suelen acabar entendiendo mis decisiones porque todo lo que hago responde a una lógica, a una razón de ser, a un orden. De eso, la verdad, me siento orgulloso”. En el CD que incluye el libro hay un tema en castellano. “Los idiomas son herramientas, y no pienso renunciar a ninguna de ellas”, responde Adrià casi sin mediar pregunta. “El catalán tiene la ventaja de los monosílabos, pero el castellano me sale muy fluido, sin pegas. Escribiendo quizás me resulte más fácil”. Y, ya acabando, ¿cuáles son sus canciones favoritas?, Esbrina y La Rialla del Meu Cor, responde antes de hacer, él, la última pregunta “¿nada de política?, qué raro. Bueno, ahí va una respuesta: motivos sin juicio, juicio sin motivos”. Genio y figura de quien se define como “optimista escéptico”.

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