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Feijóo da un giro social a sus políticas de austeridad en vísperas electorales

El presidente de la Xunta se proclama garante de la democracia en el último debate del estado de la autonomía

Feijóo, este miércoles en el Parlamento gallego, junto a su vicepresidente, Alfonso Rueda
Feijóo, este miércoles en el Parlamento gallego, junto a su vicepresidente, Alfonso RuedaÓSCAR CORRAL

Como servidor público que rinde cuentas a los gallegos y anunciando para el año próximo, electoral, numerosas ventajas fiscales . Así se ha presentado esta mañana, en el último debate del estado de la autonomía de su segundo mandato en Galicia, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras atribuir a sus políticas un descenso “todavía insuficiente” del paro durante 23 meses consecutivos. “Tuvimos que decir que no para ahora poder decir que sí”, ha explicado el presidente el cambio de rumbo político en vísperas de las elecciones generales y de las autonómicas, tras haber perdido buena parte del poder municipal ( de las siete ciudades el PP solo gobierna en Ourense y ha perdido las diputaciones de A Coruña y Pontevedra).

Feijóo dedió el preámbulo a la limpieza de su gobierno (el cese, hace diez días, de su contestada conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, en el marco de una remodelación en profundidad de su ejecutivo y los ceses de sus representantes institucionales en Vigo y Ourense, imputados -el ourensano durante una década con su total respaldo- por supuestos delitos de corrupción) Feijóo se ha vuelto a autoproclamar este miércoles regenerador de la democracia.

El presidente gallego se ha presentado además como garante de un inminente desarrollo socioeconómico que liga al aumento presupuestario de 400 millones de euros para 2016 destinado a “la recuperación de las economías familiares, empezando por las más necesitadas”.

“Estamos ante un cambio de ciclo” económico, ha justificado hoy Feijóo el anuncio de sus inversiones. “Ahora no debemos ponernos techo”, proclamó para poner fin a seis años de austeridad, en el que Galicia ha vivido los mayores recortes al presupuesto de su historia. Entre los beneficios que ha anunciado para el año electoral figura una exención fiscal del impuesto de sucesiones -solo se pagará a partir de los 400.000 euros- de la que, ha asegurado, se beneficiarán más del 99% de los gallegos; la implantación de un cheque-bebé de 100 euros mensuales para las familias por cada niño nacido a partir del primer día de enero de 2016 , así como bonos también de 100 euros mensuales para guardería y una nueva bajada del IRPF para rentas medias y bajas.

La bonanza económica que anuncia le permitirá también dar una pequeña alegría a los empleados públicos que, según ha asegurado, comenzarán a percibir, ya este mes de octubre, un 25% de la paga extra que les fue suprimida en 2012. Galicia se anticipó en la lucha contra la crisis gestionando la escasez y lo hará también en la recuperación”, ha destacado.

Apenas unas horas después de soportar huelgas y concentraciones del personal sanitario por las deficiencias en el nuevo hospital de Vigo -contra el que en septiembre se echaron a la calle para protestar 200.000 vigueses- el presidente ha incluido la sanidad entre sus logros. “Hemos sido capaces de asegurar la viabilidad del Estado del bienestar”, ha proclamado tildando de “molestias” generadas por el traslado las deficiencias detectadas. El hospital de Vigo, ha dicho, es “la mejor infraestructura de España de los últimos años”.

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Tras defender la incorporación de Galicia a la comunidad de países lusófonos "para que el gallego sea herramienta de progreso", Feijóo ha cerrado su discurso apelando a la unidad de España: "Cataluña forma parte de nosotros porque compartimos cultura, pasado y presente", aseguró.

Los grupos de oposición, que esta tarde le dan la réplica en el Parlamento, han valorado en declaraciones a los medios de comunicación el discurso de Feijóo como el de quien “solo piensa en salvarse a sí mismo” y han coincidido en darle la razón en una cosa: el cambio de ciclo que anuncia, aunque precisan que es político: el fin de casi ocho años de gobierno del PP.

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