Honorable sociedad, una tragedia insular

El siglo XXI en Baleares comenzó a desplomarse por cala Llamp. Es un anfiteatro frente al mar, en Andratx. Allí, en apenas 25 años se han cocinado negocios jugosos, con licencias, firmas de notarios, registradores y arquitectos. Los tribunales dan cuenta de ámbitos de ilegalidad. El escenario resume una tragedia isleña. Cinco personajes (políticos, funcionarios, hombres de paja, especuladores falsarios y estafadores) han pasado por la cárcel condenados por corrupción urbanística y delincuencia.

Otros nueve tipos: abogados, negociantes, intermediarios y testaferros asumieron condenas por fraude fiscal, estafa, en dobles y triples ventas de hasta 45 solares, sin que el dueño lo supiera. Fueron maquinaciones fraudulentas dirigidas a obtener, con engaño, grandes cantidades de dinero, esquivando a Hacienda y blanqueando enormes beneficios. Son palabras del fiscal, asumidas por los reos. Se sentaron en el banquillo conocidos profesionales, sinvergüenzas sin escrúpulos, aprovechados, notables del sistema y siervos que cedieron su nombre y la firma.

El destrozo de Baleares está en protocolos y escrituras públicas, en las manos de arquitectos y aparejadores, gracias al caudal de créditos, los aplausos municipales al flujo de más tasas de obras y licencia. Bulló una actividad económica fugaz y se produjo una derrota moral social, en 1990-2015, porque el desbarajuste se cometió a la vista ante un silencio casi general.

Alcaldes y concejales hacían la vista gorda o se preocupaban por las obras como si llevaran parte en los negocios de los especuladorcillos y constructores. Grandes capos y delegados de bancos y cajas [la ex Sa Nostra, la primera] alentaron la burbuja amistosamente. Bastantes patrimonios hinchados cantan.

En la Audiencia de Palma se ejemplificó cómo se financió el boom de la destrucción con fondos de paraísos fiscales, en el caso de la venta por 3 millones de un chalé sin licencia municipal -y con las piscinas sin concesión de Costas- sin posibilidad de derribo por caducidad de la ilegalidad, dijo el abogado acusado. El notario vecino de banquillo de los acusados hacía 12.000 escrituras año.

Cala Llamp / Andratx es la dramática excusa repetida también en cientos de parajes, no tan evidentes. El destrozo del paisaje natural fue continuo y acelerado mientras se multiplicaban fortunas y la riqueza se dispersaba. La demanda y oferta gigantes existieron con mutismo social y complacencia política. Como si nada, al agotarse los solares, en cala Llamp –dondequiera - se inventan parcelas en las laderas de la montaña. Grúas y uñas gigantes abrían cimientos, una mina a cielo abierto. En los años 60-70, señores de Palma ( Isern, Cirerol, Feliu) parcelaron 85 hectáreas una urbanización durmiente, sin servicios.

En la los primeros tiempos de la explotación de cala Llamp circularon dineros belgas sospechosos que manejaba el líder exiliado del Congo, Moisés Tshombe ( secuestrado en vuelo de Mallorca a Ibiza y conducido a Argel). En el litoral vivió el padre de Nicolás Sarkozy, ex presidente de Francia. Y al lado del mar, bajo un acantilado, en un lugar imposible, hay una muesca artificial sobre la costa. Es un solar inconstruible en el que capital de Israel quería hacer un hotel-casino con acceso desde el mar. En los despeñaderos de cala Llamp existe un edificio de 12 apartamentos ilegales, en terrenos no urbanos. Son un paradigma, por el éxito de la denuncia de los ecologistas del GOB.

Este caso de manual, de triple corrupción (urbanística, urbanismo salvaje y política) está en una cadena de sentencias: los edificios se deben derribar desde 2011, no era suelo urbano. Allí se generó un pelotazo probado fruto de una conspiración -un soborno-,el alcalde dio una licencia exprés (en 15 días) a su socio el promotor, también condenado que le pagó. El arquitecto es el jefe de la comunidad de propietarios. El exalcalde del PP fue dueño del terreno. El Ayuntamiento (PP) no quiere demoler la obra, quiere triplicar la capacidad de construcción de Andratx.