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Desarticulada en Barcelona una red que traficaba con seres humanos

La Policía Nacional ha detenido a 89 implicados en la organización, que cobraba 20.000 euros a cada persona

Alfonso L. Congostrina

La Policía Nacional ha detenido a 89 miembros de una red internacional dedicada al tráfico de seres humanos. La organización estaba formada por personas de nacionalidad pakistaní y china. Tenían pisos pateras en Barcelona, Badalona y Santa Coloma de Gramenet, donde ciudadanos chinos esperaban a que les proporcionaran documentación falsificada para poder acceder a Reino Unido, Irlanda, Canadá o Estados Unidos.

La Policía ha realizado cuatro registros en Barcelona y Badalona e intervenido 4.105 euros, 116 pasaportes de diferentes nacionalidades, 71 tarjetas SIM de telefonía y material informático. Cuatro de los arrestados son los miembros de la cúpula a los que se acusa de delito de pertenencia a organización criminal, falsedad documental y delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. A otro de los arrestados se le acusa de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y 85 por falsedad documental.

La organización había conseguido mantener vínculos con otras redes nacionales e internacionales dedicadas al tráfico de personas con las que colaboraban convirtiéndose en una verdadera macrored.

La investigación comenzó después de que en varios aeropuertos españoles se detuviera a diversas personas de origen asiático que presentaban pasaportes falsos de Macao, Hong Kong, Corea, Japón, Malasia, Singapur, Portugal y Taiwán.

Los agentes tiraron del hilo y detectaron que había una organización criminal detrás que exigía a cada una de estas personas una media de 20.000 euros en dos pagos. Una primera parte de los pagos se realizaba en el país de origen y el resto, al llegar al destino deseado. Si no pagaban, se les retenía la documentación verdadera y se amenazaban a sus familiares.

La organización solía introducir a las personas en España en vuelos con documentación de gente a las que se parecieran o vía terrestre por Turquía o Grecia. Luego los ocultaban en pisos hasta que les proporcionaban una documentación falsificada que venía de China mediante empresas de mensajería u oculta en los equipajes de otros traficados. Cuando ya tenían la documentación, los miembros de la organización adquirían billetes en compañías de bajo coste a través de agencias de viajes regentadas por chinos y pakistaníes.

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En un momento de la operación la red observó que aumentaban las detenciones en los aeropuertos y buscó alternativas como la introducción de personas en trenes, vehículos de mercancías y ferrys que viajaran de España a Francia y, desde allí, a Inglaterra.

Los miembros de la organización tenían los papeles claramente definidos. Además de la cúpula había una figura esencial, los pasadores, que eran los que conocían las ciudades y sus vías de comunicación por lo que se encargaban de acompañar y controlar a los traficados.

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