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TEATRO

“En el circo, como en la política, el secreto es el equilibrio”

Entrevista a Ramón Muñoz 'Karoli', artista de circo, ganador de un premio Zirkòlika

Jacinto Antón
Ramón Muñoz 'Karoli', artista de circo, ganador de un premio Zirkòlika.
Ramón Muñoz 'Karoli', artista de circo, ganador de un premio Zirkòlika.gianluca battista

El profesor Karoli, el sorprendente Hombre Rueda, pasa casi desapercibido en la cafetería de Laie. Es cierto que no aparece montado en ninguno de sus extraños vehículos, como su monociclo con piernas, ni caracterizado como suele. Pero pronto extrae de su baqueteada maleta dos minibicicletas, asombrosamente pequeñas, liliputienses. Lo hago sentarse en una mesa antes de que monte un número y pido unos cafés, no sea que proponga beber de su famoso Elixir de la Vida. Karoli es en el mundo Ramón Muñoz (Barcelona, 1958), un artista de circo con más de treinta años de profesión a las espaldas, testigo privilegiado de los cambios en el sector, figura clave en el desarrollo y normalización del género en Cataluña (fue presidente de la asociación catalana de circo y vocal de la junta de la asociación de profesionales de circo en Cataluña), y que ha ganado ahora el premio de votación popular de los prestigiosos galardones circenses que concede la revista Zirkòlika.

Pregunta. “Monociclista y excéntrico” dice su tarjeta de visita. ¿Excéntrico?

Animales y 'freaks'

¿Qué opina de la prohibición de los animales en los espectáculos de circo? "Es como una moda, aunque hay gente que lucha con buena intención por los derechos de los animales, y todos los partidos políticos se han apuntado. Yo creo que no hacía falta porque era algo que se iba muriendo solo. En realidad no ha habido nunca maltrato excepto en contadas situaciones, casos muy aislados. Seguramente es una evolución normal".

No es el único ejemplo de evolución. "También antes se exhibían freaks, seres humanos con anomalías, y ahora nos parece increíble; dejaron de mostrarse por compasión. Y sin embargo eso forma parte igual de las raíces del circo. En fin, lo que no es justo es dar una imagen negativa de todo el sector por el asunto de los animales. Aunque es cierto que los artistas de circo siempre hemos sido vistos como saltimbanquis aventureros y peligrosos, gente de mala calaña".

Respuesta. Es el que hace cosas que los demás no hacen. O las hace como no se hacen o como no se tendrían que hacer.

P. Me pide el cuerpo decir que es una buena definición de político. Pero supongo que se trata de un payaso.

R. No exactamente, aunque no estás lejos. Es verdad que hoy en día hay tantos excéntricos en el mundo que la denominación casi ha perdido su valor.

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P. ¿Cómo se llega al circo?

R. En mi caso trabajaba en la publicidad, la empresa quebró, me dieron el finiquito, me compré una camioneta Volkswagen y me hice titiritero. Ingresé en un grupo de teatro de calle y ahí empezó mi carrera propiamente dicha. Era el final de la dictadura. Cambiamos los elementos populares típicos del pasacalles, los cabezudos y gigantes por objetos y técnicas de circo y yo opté por el monociclo, que se convirtió en mi pasión. Es un vehículo muy dinámico y personal. Con él, y durante 18 años con Boni de pareja, he recorrido medio mundo, he estado en China, en Japón. No puedes imaginar la pasión que despierta ese aparato.

P. Parece difícil de manejar. ¿Cuál es el secreto?

R. Como en la mayoría de las artes del circo, como en la política, como en casi todo en la vida, el secreto es el equilibrio. El sillín y el tallo de tubo de debajo han de formar una línea con tu columna hasta la coronilla.

P. ¿Pasea en monociclo por el carril bici? Ha de ser cosa de verse.

R. A veces. La gente se sorprende. Se interesan. Te animan, se ríen. El monociclo sería un fervor como optativa en la escuela.

P. Tendrá su peligro.

R. Lo normal. La gente tiene accidentes en el circo pero todo se soluciona con perseverancia. caes y te vuelves a levantar. Tengo una hernia. Pero el cuerpo aguanta. Somos más animales que el resto de la gente, más elásticos, puede.

P. ¿Quién es Karoli, el personaje con el que hace carrera en solitario desde 2001?

R. Soy yo mismo. Con algo más de descarado, impertinente y un punto grosero. Y con un lado maravilloso... En este oficio tienes que asombrar.

P. Yo hice algún tiempo teatro de calle, a finales de los setenta, y lo encontraba muy duro. Una vez unos niños me arrancaron la máscara y el traje de lagartija que llevaba; me salvó la aparición de Montse Guallar que estaba en el mismo grupo y, lógicamente, les interesó más...

R. Era una época muy estimulante, pero te pasaban cosas. Más de una vez, actuando en pueblos, la Guardia Civil nos llevó al cuartelillo: no entendían lo que hacíamos, ni aunque les mencionáramos a Bread and Puppet. Picatrons, nuestro grupo, fue muy importante como núcleo artístico. En esa época íbamos por delante de Francia y en España no había nada semejante. Mucha gente salió de allí. La Vella Dixiland, por ejemplo, que era la banda del grupo. Los Poltrona, el Circ Perillós... A mí me marcó luego decisivamente acabarme de formar con Rogelio Rivel, el hermano de Charlie Rivel. La amistad con él, y su magisterio, fueron muy importantes. Es de los pocos de la vieja guardia que han sabido enseñar.

P. Usted valora muy especialmente el teatro de calle.

R. Es un arte muy maltratado, pero es vital para la educación de la ciudadanía, y para dar vida a los espacios urbanos. Es muy democrático, un gran dinamizador de calles y plazas. Con la emigración tiene un papel integrador muy importante.

P. ¿Cuál ha sido la experiencia más fuerte que ha tenido en todos estos años de calle?

R. En Palestina actué ante mujeres veladas y hombres con metralletas. En los países musulmanes he tenido algún problema para el número de streptease. Por suerte tengo diferentes calzoncillos, más o menos osados, según el público.

P. ¿Cómo ha cambiado el circo en estos treinta años?

R. El circo siempre se está transformando, en razón de lo que la sociedad quiere. El circo es lo que el público quiere. Ahora prima el rechazo al circo con animales y eso marca.

P. ¿Cómo ve el paso del circo tradicional al nuevo circo?

R. Es complicado. Pero se está produciendo. Hay artistas que ya ni se visten diferente para hacer circo. Lo hacen sin maquillaje ni lentejuelas. El problema es el quebranto que ha producido la crisis, que ha precarizado aún más al sector y desbaratado muchas buenas iniciativas, sobre todo del ámbito pedagógico. Hemos luchado mucho en este país por crear escuela.

P. ¿Cómo se observa el actual embrollo político desde el circo?

R. Es como un circo, precisamente. Hay una gran teatralización de la política. Déjame añadir que toda esta crisis la hemos sufrido especialmente en el circo. El artista es el primero que sufre las crisis, y más el de circo y el de teatro de calle.

P. ¿Imagina la vejez en el circo?

R. Hombre, cuanto más mayor más admiración recibes. El aplauso te mantiene. Es lo mejor. Y si te dan un premio, ni te digo.

P. ¿Qué le ha dado el circo?

R. ¿Satisfacción? No sé. En realidad no sé hacer otra cosa. Vivo del monociclo, ¡madre mía!

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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