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La función ya no necesita telón

Una exposición en el Teatro Valle-Inclán muestra en imágenes los últimos cuatro años de escenografías españolas

Rut de las Heras Bretín
La exposición 'Tránsito por la escenografía española contemporánea' en el vestíbulo del Teatro Valle-Inclán.
La exposición 'Tránsito por la escenografía española contemporánea' en el vestíbulo del Teatro Valle-Inclán. Santi Burgos

Se abre el telón, aparece un prisma formado por ocho módulos que poco a poco se van separando, cada uno tiene entidad propia. Esta performance se realizó del 18 al 28 de junio en el marco de la Cuatrienal de Praga, el certamen más importante sobre escenografía y arquitectura teatral, y se repitió en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro durante el pasado julio. Ahora, estas estructuras que conforman la exposición Tránsito por la escenografía española contemporánea, están situadas en el vestíbulo del madrileño Teatro Valle-Inclán, cuatro frente a cuatro y permanecerán allí hasta el 11 de octubre.

Cada módulo representa un elemento de la escenografía, arte efímero que se ha querido reivindicar: el cuerpo, la danza, la luz, la calle como lugar de representación, el audiovisual, la indumentaria como espacio... "No somos decoradores", señala José Luis Raymond, escenógrafo, profesor de la RESAD y comisario de la muestra. Que no visite esta exposición quien pretenda encontrarse con atrezo y mobiliario de la última obra que haya visto. Las protagonistas son las imágenes que aparecen en cada una de las pantallas de las ocho piezas diseñadas por el equipo de arquitectos Zuloark. Se seleccionaron 400 ejemplos de lo que está ocurriendo y ha ocurrido en este campo en los últimos cuatro años, de las diferentes maneras de entender la escena ya sea simbólica, abstracta o convencional. Preside el espacio una sentencia: "El espacio es la textura que usas para modelar la utopía".

En España los escenógrafos no tienen derechos de autor

En cada instantánea aparece el nombre del que ideó lo que se muestra y del fotógrafo que la realizó, es un reclamo, una queja, del colectivo de escenógrafos, ya que —al contrario que en otros países europeos— en España no tienen derechos de autor.

El espectador a través del impacto visual que provocan las imágenes —unas más que otras— recorre la última etapa de creación de este arte plástico, tridimensional, que no dista de la escultura o la arquitectura y que se ve muy condicionado por el lugar donde se realiza. Los teatros a la italiana —frontales— amputan multitud de posibilidades. El público solo tiene un punto de vista. De ahí, que el desarrollo y la investigación tenga lugar en los espacios off y en salas polivalentes donde el lugar del patio de butacas o del escenario no es fijo. Raymond constata el gran avance dado por los creadores españoles: "Se ha superado una larga etapa de anquilosamiento". En Europa del Este siempre han estado a la cabeza en innovación y atrevimiento, la tradición pesa, "ahí tienen a los constructivistas rusos". Pero el comisario comprobó en la Cuatrienal de Praga que el "efecto contagio" hace que los niveles estén equiparándose y eso anima a continuar investigando en conceptos y materiales.

Este paseo por escenas, escenarios, iluminaciones, espacios sonoros que juegan con la psicología del espectador... en definitiva, creaciones de Ángelica Liddell, Rodrigo García, La Veronal, María Pagés, entre otros centenares, debería acabarse con un telón cerrado, pero este ya no es indispensable, además, si lo tuviera, se volvería a subir en otras ciudades españolas por las que itinerará.

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