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Una de las familias que pidió clases en castellano no lleva a sus hijos al colegio

La madre de Balaguer dice que quiere preservar la identidad de los menores y denuncia presiones

Alfonso L. Congostrina
Inicio de curso en el colegio Gaspar de Portolà de Balaguer.
Inicio de curso en el colegio Gaspar de Portolà de Balaguer.JAVIER MARTIN

El curso ha comenzado a las 9.00 con normalidad en la escuela Gaspar de Portolà de Balaguer (Lleida) después de que la familia a la que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) otorgó un 25% de clases en castellano para sus dos hijos renunciara el pasado jueves a la aplicación de la sentencia. Hasta ese día, el AMPA del centro tenía programadas diversas acciones reivindicativas para este inicio de curso escolar pero tras la decisión de los padres su presidente, Francesc Escolà, pidió a las familias que el curso empezara con normalidad y así ha sido.

Sin embargo, el primer día de escuela no ha sido normal para todos los alumnos. La familia que solicitó que sus hijos recibieran más horas de educación en castellano no ha llevado a los menores al colegio. La madre de los niños, que hoy deberían comenzar P-5 y segundo de primaria, tiene miedo y ha asegurado a EL PAÍS que los niños no han ido a la escuela porque no quiere que los medios graben su rostro.

La mujer asegura que en los últimos días ha vivido una auténtica pesadilla y que pidió retirar la sentencia por las innumerables presiones que ha recibido de otros vecinos del municipio, de poco más de 16.400 habitantes. “Hemos sufrido acoso, exclusión, se ha filtrado nuestra identidad y se ha intentado machacar nuestra imagen y la de nuestro negocio”. La madre de los menores no ha querido adelantar si los niños volverán al centro escolar, o cambiaran de escuela, asegura que todavía siguen las negociaciones con el departamento de Enseñanza.

El pasado mes de junio, el TSJC otorgó un 25% de clases en castellano solo para los grupos de los dos menores. Esta decisión, que obliga a realizar una materia troncal en castellano, no se hizo pública hasta principios de septiembre. El pasado lunes medio millar de personas se congregaron en el centro para defender el modelo de escuela catalana y protestar por la decisión del TSJC. Tras las presiones, la familia demandante renunció a finales de la semana pasada a su derecho a que el castellano sea la lengua vehicular de la educación de sus hijos.

 Por otro lado, las clases también han comenzado con normalidad en la Escola Pia Santa Anna de Mataró (Maresme). Una sentencia obligaba al centro a aumentar las horas en lengua castellana en las clases de cuarto y sexto de primaria. Allí iban dos hermanos de una familia que, como la de Balaguer, consiguió aumentar el número de horas lectivas en castellano. En esta ocasión, los dos hermanos han cambiado de centro y la Escola Pia no ha modificado su lengua vehicular.

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