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“A mi marido lo mataron los recortes”

Dos familias denuncian al SEM por omisión del deber de socorro al no enviar una ambulancia cuando llamaron al 061 por una urgencia

Jessica Mouzo
Técnicos del SEM asisten a un peatón tras un accidente en Terrassa
Técnicos del SEM asisten a un peatón tras un accidente en TerrassaCristóbal Castro

"El médico me dio el diagnóstico de mi marido por teléfono. Me dijo que no era nada grave y un cuarto de hora después estaba muerto. A mi marido lo mataron los recortes", protesta, con lágrimas en los ojos, Yolanda Iglesias. La mujer firma una de las dos denuncias que ha tramitado esta semana la Asociación Defensor del Paciente contra el Servicio de Emergencias Médicas (SEM) por homicidio imprudente y omisión del deber de socorro. Tanto Yolanda como la otra familia denuncian que a sus respectivos parientes "se les negó la asistencia médica urgente, equipada y competente". Ambos enfermos fallecieron pocas horas después de que sus familiares se pusiesen en contacto con el 061 para solicitar ayuda. Las denuncias todavía no han sido admitidas a trámite.

El marido de Yolanda, Fernando Guijarro, murió la madrugada del 27 de marzo con 47 años. La tarde anterior, un médico de su mutua lo visitó en su domicilio porque presentaba desde hace varios días dificultad respiratoria y fiebre en torno a los 40 grados. El facultativo concluyó que se trataba de un broncoespasmo (contracción de la musculatura de los bronquios que dificulta la respiración) y le recetó un broncodilatador y tres días de reposo. Sin embargo, pasada la medianoche, Yolanda y su hija se encontraron a Fernando en la cama seminconsciente, "con la mirada perdida, sin poder oir y echando espuma por la boca al respirar".

Defensor del Paciente tramita dos denuncias contra el SEM por homicidio imprudente y omisión del deber de socorro

Su mujer llamó al SEM y solicitó asistencia médica y una ambulancia urgente porque se temía un infarto —el marido era fumador y tenía sobrepeso—. Tras una conversación de 10 minutos recogida en la denuncia, el médico del SEM diagnostica vía telefónica que se trata de un cuadro vagal (un desmayo) y aconseja que beba líquidos. El médico resta importancia al asunto pero decide pasar el aviso para que un médico lo visite. "No se preocupe que no es nada grave", concluye la grabación.

Un cuarto de hora más tarde, la familia vuelve a alertar al 061 y al 112 de que Fernando no respira. En ocho caóticos minutos, las grabaciones recogen cómo la hija de la víctima pide, desesperada, entre sollozos, que manden una ambulancia urgentemente. Desde el otro lado de la linea, un médico les insta a iniciar el masaje cardíaco y moviliza una ambulancia. Minutos después llega un facultativo al domicilio familiar que activa el protocolo para infartos, pero el paciente ya está en parada cardiorespiratoria y sin pulso. La ambulancia llegó casi una hora después de la primera llamada de socorro de la familia. "Cuando llegó la ambulancia ya era tarde. Intentaron reanimarlo media hora pero nada", relata su esposa.

El otro caso que recoge el Defensor del Paciente también acabó con el fallecimiento del enfermo. Lisardo llevaba ya siete días con 40 grados de fiebre y cuadros de diarrea. Una analítica revelaba alteraciones hepáticas, anemia y altos niveles de leucocitos, por lo que los médicos lo pusieron en lista de espera urgente para una valoración del equipo de medicina interna del hospital Vall d'Hebron. 

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A última hora de la tarde del 17 de enero, un familiar llamó al SEM para solicitar ayuda urgente porque la fiebre no cesaba, tenía temblores y estaba "bastante amarillo". Al otro lado de la línea, el enfermero concluyó que no era necesario movilizar un equipo porque se trataba de una gastroenteritis, así que le recomendó dieta blanda, beber líquidos y ponerlo en una bañera con agua tibia para bajarle la fiebre. 

La ambulancia llegó casi una hora después de la primera llamada de socorro de la familia

Dos días después, ingresa en Vall d'Hebron con un shock séptico (infección generalizada) como consecuencia de una diverticulitis (inflamación de unas bolsas que se forman en la pared interna del intestino) que no se trató a tiempo. El hombre fallece poco después de ingresar en la UCI.

"Esto no es mala suerte. Estamos hablando de personas que podrían estar vivas", ha criticado Toni Barbará, médico y portavoz de la plataforma Dempeus per la Salut Pública. El facultativo ha insistido en que "esta denuncia no supone una animadversión a los profesionales, porque en general son ellos los que mantienen la calidad del sistema con una vocación altruista y desinteresada", pero ha remarcado que "la muerte de estas dos personas jóvenes, de haber tenido una atención correcta, podrían haberse evitado". La asociación que lleva ambos casos achacan a los recortes sanitarios y a la falta de "una atención telefónica digna" la muerte de los dos hombres.  "Hemos denunciado a las personas que toman las decisiones, pero investigaremos para saber si el SEM ha dado la orden a quien coge las llamadas de que minimice la asistencia", ha indicado el abogado de Defensor del Paciente, José Aznar.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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