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Cómo convertir el mercado de Legazpi en biblioteca

Los dos centros de mayores y los dos institutos son "insuficientes" para 150.000 vecinos

Beatriz Guillén
La plaza de Legazpi en el distrito de Arganzuela.
La plaza de Legazpi en el distrito de Arganzuela. Luis Sevillano

Los habitantes del distrito de Arganzuela, uno de los más poblados de Madrid (150.000 habitantes), solo tienen una biblioteca, la Pío Baroja, en el barrio de Acacias. Es pequeña y se encuentra a menos de tres kilómetros en línea recta del mercado de frutas y hortalizas de Legazpi. Un espacio abandonado que podría reconvertir alguna de sus áreas en una gran sala llena de libros. Rehabilitar este edificio para emplazar ahí equipamientos que faltan en la zona es uno de los principales proyectos del nuevo equipo de la junta de distrito.

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Todo el territorio de Arganzuela se encuentra dentro de la M-30, lo que provoca una alta densidad de población y una falta de espacio para la construcción de nuevas infraestructuras. La reutilización del antiguo mercado podría ser la solución. "El mercado tiene 31.000 metros cuadrados. Es inmenso. Hay espacio suficiente para poner en marcha una biblioteca, un centro para mayores y zonas para las asociaciones vecinales. Todo lo que nos falta", asegura la concejal del distrito, la historiadora y documentalista Rommy Arce.

Además de la única biblioteca, solo hay dos centros de mayores, un número insuficiente para el alto número de población mayor que vive en el distrito, especialmente en Legazpi, el barrio más antiguo, según explica la concejal. El objetivo sería que, además de para estos dos nuevos equipamientos, el mercado se utilizara para albergar asociaciones. "Los colectivos de Arganzuela dinamizan mucho la vida del distrito, incluso ahora, cuando muchos no tienen local donde realizar sus actividades", considera Arce. Con la reforma del mercado, las asociaciones podrían disfrutar de espacios autogestionados, por los que no pagarían alquiler, sino que firmarían un convenio de uso.

El EVA (Espacio Vecinal de Arganzuela) condensa una red de asociaciones, cuyas iniciativas estimulan el distrito. Una de ellas se encuentra a pocos metros de una pared del mercado: es La Sanchita, un pequeño huerto urbano de libre uso para los vecinos que podría aumentar su tamaño si el mercado de Legazpi deja de ser el parking para coches en el que se ha convertido. "Imagina la cantidad de cosas que se pueden hacer aquí", comenta la concejal desde una pasarela donde se observa todo el inmueble. "Ya lo veo lleno de gente, lleno de vida".

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La rehabilitación de este edificio, construido en 1931 y abandonado desde 2007, necesitaría de una gran inversión, ya que la infraestructura está muy deteriorada, especialmente por fuera. Arce se reunirá en septiembre con el concejal de Hacienda y la directora de Patrimonio, propietario del edificio, para estudiar un acondicionamiento por zonas y a plazos.

Urgente: un instituto

La construcción de otro instituto es otra de las grandes urgencias del distrito. Arganzuela tiene solo dos institutos públicos. "Ninguno de los dos da abasto. Hay chavales que se tienen que ir a estudiar la enseñanza media a otros distritos, porque aquí no caben. Lo ideal es que un chaval estudie en su barrio", considera Arce. La construcción del instituto es competencia de la Comunidad, que hasta el momento había aducido una falta de espacio. Sin embargo, según la concejal, se ha encontrado un terreno en Méndez Álvaro Norte donde se pueden iniciar ya los trámites.

Arganzuela es uno de los distritos con mejores comunicaciones: la estación de trenes de Atocha y la de autobuses Méndez Álvaro están dentro de sus límites. Un 41% de sus vecinos tiene titulación universitaria y el distrito forma parte de lo que la concejal denomina como "el Madrid rico". Así, su población ha crecido "mucho" en los últimos 10 años. Gran número de familias jóvenes se han instalado en los nuevos edificios de Pirámides y Méndez Álvaro. Arce calcula que la primera de estas zonas ha pasado de 8.000 a 17.000 personas. "Este incremento hace urgente la construcción de equipamiento. Tenemos que dar respuesta", sostiene.

El distrito limita por el norte con el de Centro. La cercanía de barrios como Lavapiés o La Latina favorece la llegada de un gran número de personas. "Como en Centro no tienen instalaciones deportivas, acuden a las nuestras, pero están ya al límite de su capacidad", explica Arce. Así, el centro deportivo municipal Marqués de Samaranch, en el barrio de Imperial, tiene una gran dimensión, pero está "colapsado". La concejal reconoce que también haría falta revisar estas necesidades, pero que con un presupuesto de 12 millones de euros (seis son directamente gestionados por el área de Equidad del Ayuntamiento para las ayudas sociales), "todo no se puede hacer".

Barrio de inmigración y cultura

Legazpi, el barrio más antiguo de Arganzuela, concentra entre sus calles a la mayor parte de los inmigrantes del distrito. Las zonas de Pico del Pañuelo, Chopera y Palos de Moguer son el núcleo espinal. "Se trata de viviendas más precarias, pequeñas y en peores condiciones, pero también más baratas", explica la concejal, que vivió en este barrio cuando llegó hace 15 años de Perú.
Las viviendas amarillas de Pico del Pañuelo están enfrente de uno de los motores culturales del barrio: Matadero. Un centro de arte contemporáneo que ha atraído a gente interesada en la cultura y a nuevas iniciativas para el barrio. "Se han abierto ya dos teatros alternativos y un pequeño cine en la zona", cuenta Arce.

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Redactora de EL PAÍS en México. Trabaja en la mesa digital y suele cubrir temas sociales. Antes estaba en la sección de Materia, especializada en temas de Tecnología. Es graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS. Vive en Ciudad de México.

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