_
_
_
_
_

El primer estudio fotográfico

Un colegio ocupa hoy el edificio que se construyó para Jean Laurent el pionero francés de la imagen

<US20madrid>El francés Jean Laurent (1816-1886) fue uno de los pioneros de la fotografía en Madrid. Sin su obra documental resulta imposible conocer el patrimonio histórico y los avatares del siglo XIX en España. Y este precursor dispuso aquí de una casa-estudio-laboratorio de grandes dimensiones ideada para él por el extraordinario arquitecto burgalés Ricardo Velázquez Bosco.

Laurent, cuyo interés por la historia, el arte, la tecnología y la sociedad madrileñas era ilimitado, tal como testimonió en miles de placas, logró convertir su vocación en una actividad comercial lucrativa. Se anunciaba como fotógrafo oficial de la reina Isabel II desde 1861 hasta el derrocamiento revolucionario de la Monarca en 1868. Sus preciados catálogos abarcaban toda la vida social madrileña de su tiempo.

Su memoria regresa a nuestros días cuando una exposición, comisariada por Helena Pérez Gallardo y Delfín Rodríguez, Mirar la arquitectura: fotografía monumental en el siglo XIX, exhibida en la Biblioteca Nacional, evoca su vida y su morada gracias a los planos trazados por Velázquez Bosco para su amigo Laurent.

Esa misma casa en la que falleció a los 70 años sigue hoy habitada: pero se trata del colegio público Francisco de Quevedo. Está situado en la esquina de las calles de Granada y de Narciso Serra, en el distrito de Retiro, no lejos de Pacífico. El edificio, que data de 1884, está retranqueado ligeramente sobre ambas calles y presenta sus dos fachadas en ladrillo prensado, sobre un zócalo de granito; tenía 10,75 metros de altura distribuidos en tres plantas de alturas diferentes, con un sótano de los denominados “vivideros”, ideado para albergar los grandes espacios para talleres, depósito de maquinaria y almacenes. La planta baja poseía distintas estancias para gabinete de recibo, despacho y archivo gráfico. La planta principal disponía de talleres, estancias para fotografiar y receptáculos con distintos recintos de laboratorio.

Una azotea, jalonada por una balaustrada hoy desaparecida, remataba el edificio, no lejos de algunos hornos de cocción donde se elaboraban ladrillos como los que integran sus fachadas y cuyas chimeneas han subsistido casi milagrosamente hasta nuestros días. Toda la casa, remodelada en 1992, contaba con ámbitos para el depósito de instrumental y forillos para el retrato de personajes.

Lo más singular de este edificio, cuyo autor combinó, también magistralmente, ladrillo, roblones y cerámica en otros edificios como la Escuela de Ingenieros de Minas o los palacios de Cristal y de Velázquez en El Retiro, es la presencia en su fachada de seis vanos acristalados, enrejados en el semisótano, adintelados y escarzanos en la planta baja junto con otros cinco de mayores dimensiones en el piso principal, como ha escrito Ana Gutiérrez Martínez en la biografía de Laurent editada en 2005 por el Museo Municipal, que conserva 5.011 fotografías del maestro Laurent. Un frontón hacia la fachada de la calle de Granada anunciaba la pertenencia de la gran casa al fotógrafo, tímpano que hoy ocupa el rótulo del colegio.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Mirar la arquitectura: fotografía monumental en el siglo XIX. Biblioteca Nacional, hasta el 4 de octubre.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_