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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Territorio (des)conocido

Las elecciones del 27S parecen ser como las de siempre, pero son distintas. Ocurre lo mismo con las candidaturas: Algunas son las de siempre con nuevas caras. Y otras son nuevas, pero con gente que ya conocemos desde hace tiempo

Joan Subirats

Falta poco para que “todo” ocurra. Puede que sigamos igual (difícil, pero no imposible), o que mejoren (para unos) y empeoren (para otros). Es lo que suele ocurrir tras unas elecciones. Pero, las elecciones del 27S parecen ser como las de siempre, pero son claramente distintas. Y ocurre lo mismo con las candidaturas que se presentan. Algunas son las de siempre con nuevas caras. Y otras son nuevas, pero con gente que ya conocemos desde hace tiempo. La gran coalición de Junts pel Si apunta a la excepcionalidad. Y exhiben para ello argumentos sólidos: “sin posibilidad legal de referéndum, el 27S lo será”, “nos unimos gentes muy distintas, ya que ahora solo hay dos opciones, y esta es la del Si”, “no es hora de discutir que se ha hecho o dejado de hacer, dejémonos de partidismos y aprovechemos una oportunidad única para cambiar definitivamente las cosas”. Razones para defender esas posiciones no les faltan. Y las más importantes se las ha dado y se las sigue dando tanto el gobierno del Estado y el partido que lo hegemoniza, como también el principal partido de la oposición.

Otras fuerzas políticas, como la CUP, comparten muchos de estos criterios, pero discrepan de uno fundamental: “vamos juntos a crear un nuevo país, pero vuestro país no es el que nosotros queremos; no podemos hacer el viaje juntos; la política cuenta y no es la misma la vuestra y la nuestra”. Los de Catalunya Si que es Pot, se apuntan a la distinción de que la política cuenta, y que no se puede ir junto con quiénes han estado siempre compinchados con aquellos que ahora resulta que son los más malos de la película. Dentro de la coalición hay independentistas, federalistas y otras querencias, pero les une el no dividir a la gran mayoría de los partidarios de la autodeterminación con el dilema “independencia si-independencia no”, apostando por un “solo los catalanes deciden su futuro sin esperar permisos” y dicen tener aliados en España. Quieren que sus votos sean contados como favorables a la autodeterminación, y de ninguna manera quieren que se les confunda con los demás. En efecto, “los demás” están en espacios en los que ya escasean los que ven a Cataluña como un sujeto político con capacidad para decidir su futuro: “¿Decidir? Decidir cuando nos dejen”, o “decidir, cuando cambiemos España”, también los del “no, pero veremos” y los del “no, de ninguna manera”.

Todo ello mezclado con temas de los que se hablará en campaña. Por ejemplo, de si avanza la oferta educativa pública de 0-3 años, de la renta básica, de un sistema sociosanitario más eficaz y justo del que ahora tenemos, del cambio de nuestra matriz energética o de si Barcelona World es un ejemplo del desarrollo que auspiciamos. Unos dirán que primero hay que hacer la nueva casa. Una casa en que habrá de todo y que nada será igual que antes (excepto algunos de los administradores de fincas anteriores que de momento seguirán). Otros dirán que lo importante es con quién viviremos, como lo haremos y quién se ocupará de gestionarlo. Y los demás afirmarán que no hay porque cambiar de casa (unas pocas reformas y un poco de pintura bastarían).

Lo cierto es que no será fácil la campaña. Entramos en una dimensión poco conocida. La alegría con la que se ha construido la amalgama del Junts pel Sí no oculta los complicado que será navegar en esa tierra de nadie de “plebiscito, pero con partidos contando votos” o con “vamos juntos sin distinciones al 27S, pero después ya tenemos hechas las cuentas de cómo lo gestionamos”. Las coaliciones tienen vida propia, y mucho más si dentro hay muchos “versos libres”. Personas con criterio propio que no quieren estar solo de figurantes. Ya que al final, en esa coalición, son tan o más importantes la ANC y Omnium que CDC o ERC. ¿Cómo se mantiene la capacidad de discernir de cada uno, cuando se ha hecho una dura campaña en la que todo se ha mezclado y has tenido que apechugar con quién no querías ni ir al cine? Tampoco lo tienen fácil ICV-EUiA o Podem ya que renuncian a ser protagonistas en solitario sin que quede claro como va a funcionar lo que acabe saliendo. Estamos entrando en un territorio desconocido, pero lo hacemos con muchas cosas y gentes que ya conocemos. A algunos demasiado bien. Lo ideal sería no concebir la campaña como “todo o nada”, ya que probablemente el 28S estemos otra vez en medio de ambos extremos. Y será entonces cuando los matices, o sea, la política, volverán a ser imprescindibles.

Joan Subirats es catedrático de Ciencia Política de la UAB

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