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Primera de la Feria de la Virgen Blanca

Las figuras interesan poco y ponen menos interés

El Juli y Talavante cortan una oreja y Morante es abroncado en Vitoria

El Juli con su segundo toro
El Juli con su segundo toroDAVID AGUILAR (EFE)

La Feria de Vitoria ha sufrido mucho en los últimos años. La media entrada que registró ayer el Iradier Arena parece un milagro después de tres ediciones donde los tendidos estuvieron desiertos. Sin embargo, el análisis cambia cuando un cartel con las presumibles figuras Morante, El Juli y Talavante solamente logró llenar la mitad del aforo. No había muchas más personas que el pasado fin de semana en Azpeitia con un cartel de toreros mucho más desconocidos. La realidad es que estas figuras interesan cada vez menos.

La ficha

Seis toros de El Ventorrillo, pequeños y sin fuerza. El segundo fue devuelto por debilidad y salió un sobrero del mismo hierro e igual mala condición en quinto lugar, porque El Juli corrió turno.

Morante de la Puebla: tres feos pinchazos y media estocada (algunos pitos); bajonazo (bronca).

El Juli: estocada (oreja) y estocada baja (saludos tras petición).

Alejandro Talavante: dos pinchazos, estocada corta y cinco descabellos (silencio); estocada (oreja). Al finalizar el paseíllo, se homenajeó al expresidente de la plaza, José Luis Espizua, y al ex asesor José Mari Sedano, ambos fallecidos este año.

El otro día en Huelva también fracasaron en la taquilla y en Vitoria volvieron a mostrar mucho cemento. Y es normal, porque su puesta en escena es el mismo cuento de siempre: Tres figuras reunidas ante unos toros inválidos, nobles y aburridos. La consecuencia es el enfado en los tendidos y la desesperación de los aficionados, que cada vez harán menos esfuerzos para ver a estos presuntos figuras. Morante revivió un nuevo capítulo de su actual temporada. Dos inválidos y ningún interés por justificarse. Ante su primero simuló un esbozo de faena que ya levantó algunos pitos, pero en el cuarto su desvergüenza fue digna de una bronca mucho mayor.

Pero ya en estas modernas plazas no quedan ni almohadillas de las antaño y además el público esta de fiesta como para expresar su enfado. El bajonazo con el que despidió a su segundo enemigo fue el resumen de una labor de la que estuvo desinhibido. A ese cuarto se lo capoteó José Antonio Carretero, que ni siquiera el encargado de su lidia. En el tercio de varas se colocó a la derecha del caballo con la misma displicencia que exhibió al no estar presto para cubrir a sus compañeros en el tercio de banderillas del tercer toro. Así estuvo Morante, sin ningún interés por torear. El Juli puso ganas y tapó la pobreza de los dos morlacos que tuvo enfrente. A base de levantar la mano evitó que se cayeran y se inventó dos trasteos sin emoción ni calidad, pero con la facilidad de quien lleva muchos años en esta profesión.

Una buena estocada le bastó para cortar una oreja, pero en el quinto el acero quedó bajo y se le esfumó otro trofeo. Talavante no tardó en tirar la toalla en su primer episodio, mientras que hizo una labor aparente en el sexto. Siempre toreo por alto, moviendo las piernas y un trasteo que el público agradeció como si tuviera mérito. ¿Quién sabrá por qué figuras como Morante, El Juli o Talavante se apuntan a estos esperpentos? Toros inválidos, de apenas 450 kilos algunos, sin emoción, sin interés y con todos los condicionantes para convertir la fiesta en un trámite. Si así piensan que hacen algo en favor de la fiesta estamos apañados, quizás hagan tanto daño como el grupito antitaurino que se manifestó al otro lado del coso vitoriano.

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