El rey del bolero y del merengue regresa a Madrid

El rey del merengue, el de la bachata, esa suerte de bolero dominicano con un punto menos canalla, llega hoy a Madrid para seguir demostrando que a la hora de unir baile y reflexión no hay nadie como él. Se trata de Juan Luis Guerra, el hombre que a principios de los noventa llenó España de ritmos caribeños, que lo mismo invitaban a la fiesta que a pararse a pensar. Esa mezcla de canciones reivindicativas (Ojala que lleva café, Amor de conuco, Visa para un sueño, El costo de la vida…) o meramente festivas (La bilirrubina, Rosalía, Woman del Callao…) y las extremadamente románticas (Burbujas de amor, Como abeja al panal, Frío frío…) convirtieron sus conciertos en puntos de encuentro donde se iba a mover los pies, dar vueltas al coco y, de paso, a propiciar noviazgos.

Hoy abarrota el Palacio de Deportes con un público fiel que no ha dejado de seguirle desde entonces, a pesar de las curiosas y despistantes etapas por la que ha pasado la vida profesional y espiritual del artista dominicano, que hace unos días cumplía 58 años de edad. Su acercamiento al cristianismo militante ya en este siglo le hizo introducirse en otro tipo de conceptos sonoros, pero desde hace unos años ha vuelto por los caminos de siempre. Y eso lo reconoce hasta en el título de su última obra Todo tiene su hora, el disco que le ha devuelto a los escenarios y al público multitudinario.

La noche veraniega invita también a disfrutar de la música al aire libre, y el Madgarden festival se está reafirmando este año como un lugar al que acudir casi cada noche. Por el Jardín Botánico de la Ciudad Universitaria hoy pasa el grupo irlandés The Divine Comedy, elegantes en su concepción del pop; mañana, la cantautora estadounidense Suzanne Vega, que con su canción Luka concienció en los ochenta sobre el maltrato infantil, y el domingo Caravan Palace, artífices de un swing bailable y divertido, con el tropicalísimo de La Sra. Tomasa como teloneros.

En el Price y dentro de la programación oficial de Veranos de la Villa, hoy la sudafricana de nacimiento, Katia Guerrera, pero portuguesa de cultura por haber vivido casi siempre en las Azores, ofrecerá esa forma original que tiene de aproximarse al fado, mientras que mañana la israelí Noa abundará en ese discurso del buenismo donde cree que es posible la paz entre judíos y palestinos, aunque le cueste reconocer que el origen del conflicto es una ocupación abusiva por parte de su país de origen.

Los vallisoletanos Arizona Baby y su apuesta por el rock de resonancias americanas llega al ciclo Las Lunas de Egaleo de Leganés, y no muy lejos de ahí, en la Plaza de Toros de Getafe, el Festival Cultural Inquieta tiene de plato fuerte a los sevillanos Mártires del Compás, esa irreverente mezcla de canción española, con ritmos a veces africanos y flamencos con letras cargadas de intención.

Un homenaje al dúo de culto Vainica Doble reúne mañana en Siroco a un nutrido grupo de artistas de diversas procedencias. Formando en los setenta por la desaparecida Carmen Santoja y Gloria Van Aerssen, las “Vainica” no han dejado de influir a centenares de grupos y solistas que han ido viniendo después. Así el homenaje se llama Avainícame, e intervienen desde Pauline en La Playa, a Paco Clavel o el dúo formado por Bernardo Fuster y Luis Mendo, que ya editaron hace tiempo un disco dedicado a las homenajeadas. La semana se cierra con el rock potente de los catalanes Tokyo Sex Destruction bajo la mole de la torre de Madrid.