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La escultura caída de Ripollés

El artista frena la restauración por la llegada del nuevo Gobierno de Castellón “Quienes dijeron que mi escultura era chatarra están gobernando”

Escultura de Ripollés, derribada por el viento en Castellón
Escultura de Ripollés, derribada por el viento en CastellónANGEL SÁNCHEZ

La escultura La Paz que Juan Ripollés instaló en una rotonda de Castellón ya lleva más tiempo caída que en pie. La obra de 25 metros de altura y 34 toneladas inaugurada a finales de septiembre de 2010 fue derribada por rachas de viento de más de 100 kilómetros/hora en enero de 2013. A día de hoy permanece sin restaurarse. Las disputas iniciales sobre qué hacer con ella y a quién corresponde hacerse cargo de levantarla se han agravado con el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Castellón. El artista admite que los trabajos están parados porque la corporación ha cambiado y está esperando a que le llamen. “Aquellos que dijeron que mi escultura es chatarra están gobernando (…) Está parada porque hay cambio de gobierno y yo no voy a poner ni un euro más, me han difamado”, afirma por teléfono.

Desde el Ayuntamiento apelan al total desconocimiento de todo lo que rodea esta obra y anuncian que se encargará un informe de responsabilidad patrimonial para determinar quién debe asumir la finalización. “No estamos en disposición económica ni consideramos que tengamos obligación legal de pagar esta continuación de la obra, pero esperaremos al informe”, han indicado. Todo son dudas en torno a esta colosal pieza de Ripollés.

Los trabajos para levantarla comenzaron en octubre del pasado año y después de que el Ayuntamiento decidiera que la figura erigida en homenaje a las víctimas del terrorismo no podía quedarse tal cual estaba, en tierra y partida por la mitad, que es lo que el artista pidió al asegurar que “tras hablar” con ella consideraba que el derrumbe era su estado natural. “Mi escultura ha tenido una vida durante un tiempo, le ha pasado como a las víctimas del terrorismo, que de la vida pasan a la muerte. Ahora está más cerca de su origen”, dijo entonces.

Pero los trabajos empezaron. Y no sin polémica. Ripollés valoró la restauración en 100.000 euros y aseguró en un comunicado que el coste corría “íntegramente a cargo de la empresa de Enrique Gimeno”, por quien sentía “un enorme respeto y agradecimiento”. La empresa se apresuró a desmentirlo con otra nota en la que explicaban que habían sido contratados por el pintor y escultor para la restauración y que éste debería pagar 45.123 euros por los trabajos.

Ripollés asegura que el acuerdo “para la primera fase” se ha cumplido y que él ha pagado al Grupo Gimeno “en trabajo”, es decir, entregando grabados, pinturas y esculturas por un valor que él estima en 100.000 euros aunque las obras costaron, según dice, 50.000. Pero la escultura se ha quedado a la mitad y a la espera de iniciar la segunda fase. El pintor, que no esconde su enfado por ver en el Gobierno municipal a quienes él considera que le han “maltratado”, no está dispuesto a poner un euro. Las obras de restauración llevan semanas paradas porque Ripo está esperando a que le llamen.

El Ayuntamiento de Castellón, gobernado por PSPV y Compromís, desconoce de quién es la responsabilidad y por ello ha encargado un informe técnico. “Ni siquiera sabemos si forma parte del patrimonio municipal”, afirma el portavoz, Enric Nomdedéu, quien se queja de la falta de informes o documentos en torno a La Paz, una escultura que fue incluida por una empresa como mejora de obra en la licitación de unas obras de urbanización.

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