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El jamón anticrisis

La muestra 'Tapas, Spanish design for food' en el Matadero explica el papel del diseño en la gastronomía española

Sergio C. Fanjul
Exposión de diseño y gastronomía en Matadero Madrid.
Exposión de diseño y gastronomía en Matadero Madrid.

Un jamón anticrisis es un jamón hinchable, de genuino “plástico ibérico, sin grasas, sin conservantes y…. sin jamón”. Es un objeto perfecto para no hundirse, en todos los sentidos de la palabra, pero también para dar la bienvenida a Tapas, Spanish design for food, una muestra de Acción Cultural Española (AC/E) que se puede ver en la Central de Diseño de Matadero hasta el 19 de julio y que trata de explicar el papel que ha tenido el diseño en relación a la comida y a la gastronomía en España.

Los citados jamones, obra de Martí Guixé, nos acercan al mundo del jamonero, un objeto que puede parecer marciano fuera de España y nos introducen también en el diseño español dedicado a las cosas de comer: tanto las que se usan en la cocina como en la mesa, y hasta la propia comida, el food design: se ve aquí como Ferran Adriá monta (o diseña) un plato con plastilina. La relación entre diseño y comida se hace patente en el caso de Adriá, El Celler de Can Roca o Mugariz, que trabajan mano a mano con diseñadores.

“Aquí confluyen varios factores: el éxito en el extranjero de la cocina española, las exportaciones alimentarias o las empresas que también están vendiendo productos de cocina fuera. En España se está haciendo muy buen diseño y sería un error no aprovechar esta circunstancia favorable”, dice Pedro Feduchi, presidente de la Asociación de Diseñadores de Madrid (Dimad). “Queremos hacer ver que detrás de los grandes nombres de la cocina, también hay diseñadores”.

Entre las 200 piezas que se exponen —comisariadas por Juli Capella— se ven diseños clásicos españoles, como la minipimer de Gabriel Lluelles, el aceitero eficiente que no derrama el líquido oleoso de Rafael Marquina, el sacacorchos clásico de Eibar o las aceitunas rellenas de anchoa. El botijo, la bota y el porrón también son homenajeados y rediseñados.

Además, nuevas creaciones en las que se destila un alto grado de humor. La razón: “El mundo de la comida es muy vital; tiene que ver con lo que nos gusta, es algo muy social y muy divertido. Y eso se nota en el diseño”, dice Feduchi.

Por ejemplo, esa tableta de chocolate con onzas de diferente tamaño (uno para la merienda, otro para el café y otro por capricho, de Emilia Design Studio) o la huevera, de Reyes Mora, hecha de pan con picos arrancables para mojar en la yema. La parrilla faquir, de Jordi Herrera, cocina la carne sobre una cama de pinchos, mientras que la tabla de cortar pan de Curro Claret ofrece automáticamente a los pajarillos las migas sobrantes. Una mesa hecha a partir de un futbolín viene desde el restaurante Jaleo, Washington D.C., propiedad del mediático cocinero José Andrés.

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Una sección se dedica a las etiquetas de vino y su sofisticada diversidad. “Hoy en día es impensable que un vino tenga éxito sin una etiqueta llamativa y buen realizada”, dice Feduchi. Se esboza, incluso, una solución entre alocada e irónica, de Guixé, para el problema del hambre en el mundo: si las tortillas de patata llevaran impreso el logotipo de una marca, las propias corporaciones podrían subvencionarlas.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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