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Aranjuez exige más caudal para el Tajo y mejor calidad de las aguas

El Ayuntamiento (gobernado por el PSOE) ha presentado duras alegaciones a la revisión del Plan Hidrológico del Tajo 2015-2021

Esther Sánchez
El río Tajo a su paso por Aranjuez.
El río Tajo a su paso por Aranjuez.

Aranjuez ha dicho basta a un río sin apenas agua. El Ayuntamiento (gobernado en minoría por el PSOE) ha presentado duras alegaciones a la revisión del Plan Hidrológico del Tajo 2015-2021. En el caso del tramo del río que discurre por esta ciudad, se ha pasado de un caudal medio antes del trasvase Tajo-Segura de un mínimo de 20 metros cúbicos por segundo y un máximo de 30 a los 6 metros cúbicos actuales, advierte el Consistorio. El cauce se está llenando de limos, las riberas cubriendo de carrizo y las aguas, que le llegan después de recibir los aportes de los afluentes madrileños, son de mal calidad.

 “Pedimos que se revise el caudal, porque el volumen de agua que la ley contemplaba como un mínimo (seis metros cúbicos por segundo) se ha convertido en la media habitual del río”, explica Elena Lara, concejal de Medio Ambiente. Según sus cálculos, se necesitarían en torno a los 15 metros cúbicos por segundo de media. “No estamos en contra del trasvase, pero es imprescindible que se respete a la cuenca cedente, porque no se puede perder un río del que depende nuestra calificación de Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad”, comenta. El entorno distinguido comprende parte de la vega formada por el encuentro de los ríos Tajo y su afluente, el Jarama.

Las alegaciones especifican que ambos cauces están sufriendo un encajonamiento progresivo, que provoca una merma en la vegetación de ribera. “Al no correr suficiente agua ni existir avenidas naturales, los limos se depositan en el fondo y plantas como el carrizo o la espadaña estrangulan los cauces”, explican desde la Asamblea en Defensa del Río Tajo, cuyas alegaciones han servido de base al Ayuntamiento de Aranjuez. El Jarama, además, presenta fenómenos de inestabilidad de las orillas a consecuencia de esa pérdida de especies vegetales, expone el Consistorio.

De las 15 especies autóctonas de peces, solo queda una

“Soy de Aranjuez, tengo 49 años y he sido testigo, como otros muchos, de la transformación sufrida por el Tajo en esta zona”, cuenta José Ángel García-Redondo, miembro de la Asamblea en Defensa del Tajo, que batalla desde hace años por devolver al río su estado ecológico de antaño. “No es una cuestión de egoísmo con otras comunidades, es que ha quedado patente la incompatibilidad de derivar el agua con su conservación”, argumenta.

Como muestra de lo que está ocurriendo, solo hay que echar un vistazo a la fauna piscícola desaparecida al ritmo de la destrucción de su hábitat, asegura. “De las alrededor de 15 especies autóctonas de peces que existían, solo queda el barbo común. Quizá entre Entrepeñas y Aranjuez se pueda encontrar alguna boga o cacho”, concede. Los han sustituido especies exóticas como la carpa, con una mayor capacidad de adaptación a las condiciones actuales.

En la memoria de García-Redondo permanecen los viajes en bicicleta con su padre, agricultor de la zona. “Al atravesar el Tajo, veías un río ancho, a veces crecido y por supuesto me he bañado en el Embocador, en El Cortado… Es una pena que nuestros hijos no puedan disfrutar de ello”, evoca.

La contaminación es otro de los puntos candentes. “Es necesario determinar qué vertidos provocan que unos 40 kilómetros más arriba, en Estremera, las aguas del Tajo sean aptas para el baño, y aquí la calidad sea tan baja que el río ha perdido su uso recreativo”, reivindica Lara.

La abogado ambientalista Soledad Gallego, miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua, y redactora de parte de las alegaciones, recuerda que al Tajo le han quitado aproximadamente el 70% del agua limpia de la cabecera. “A esto hay que añadir la presión del área metropolitana de Madrid, por eso no es normal que se establezcan ‘objetivos menos rigurosos’ para la mayor parte del Jarama, Guadarrama y Manzanares, abandonando su buen estado ambiental”, comenta. El propio documento de revisión del plan destaca la problemática de la “altísima densidad de población” de la Comunidad madrileña, que “representa alrededor del 50% del volumen total de vertidos urbanos autorizado en toda la cuenca”. La consecuencia son problemas de eutrofización aguas abajo.

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92% de las cuencas limpias

Fuentes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente aseguran que el Gobierno trabaja en la mejora de las masas de agua de la cuenca para dar cumplimiento a la directiva de la Unión Europea. El objetivo es conseguir que en 2027 el 92% de todas ellas alcancen el buen estado ecológico. “Se propone llevar a cabo un tratamiento más avanzado de las aguas residuales de las principales concentraciones urbanas y mantener los niveles necesarios en los principales afluentes de la cuenca en el eje del río Tajo a su paso por Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina”, aclaran.

La revisión de los planes de cuenca debería haberse producido en 2009, pero no ocurrió hasta cinco años después. Detrás del retraso se encontraban las batallas políticas que desencadena este tipo de legislación, se excusó el Gobierno anterior. La cuenca del Tajo reviste especial complejidad porque regula el abastecimiento de Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid y de 79 municipios de Alicante y Murcia mediante el trasvase. En 2013, el Gobierno y las cinco comunidades dependientes del Tajo (entonces todas del PP) llegaron a un acuerdo que calificaron de “histórico”. El complejo documento vio la luz en diciembre de 2014. Tan solo ocho meses después, salió a información pública su revisión para cumplir con la normativa europea. El Gobierno tiene previsto aprobar el plan antes de que concluya el año.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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