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El fraude en la venta de butano eleva el precio de la bombona hasta un 40%

Los distribuidores cargan hasta seis euros suplementarios por cada envase

Dani Cordero
Repartidores de bombonas de butano el pasado jueves en Barcelona.
Repartidores de bombonas de butano el pasado jueves en Barcelona.Juan Barbosa

La bombona de butano cuesta 14,11 euros desde el 19 de mayo. Al ser regulado, el precio lo fija el Ministerio de Industria cada dos meses. Pero los vecinos de Barcelona pagan mucho más por ese combustible que alimenta sus cocinas y calentadores de agua. Algunos vendedores llegan a ofrecer cada bombona por 19 e incluso 20 euros, ha constatado EL PAÍS. El fraude supone un sobreprecio de hasta el 40% en relación con la tarifa que fija el Gobierno en función del repartidor y la zona. A la Agencia Catalana del Consumo le constan unas pocas reclamaciones por esas tarifas hinchadas. También a la Dirección General de Energía de la Generalitat. Y al Síndic de Greuges. Los organismos aseguran, si no hay más reclamaciones, no pueden ejercer controles de forma eficaz.

El pasado miércoles, un repartidor que vestía camisa con logotipo de Repsol Butano explicaba en una de calle del barrio de Santa Caterina que comprar una bombona nueva cuesta 35 euros. Y que, una vez agotada, la sustituía por otra llena por 20 euros. “Te la subo yo, ¿dónde vives?”. Unos minutos más tarde, una vecina de la Barceloneta tenía esos veinte euros preparados para comprar la bombona mientras esperaba en la puerta de su casa.

—Veinte euros vale, noi.

—¿Pero no sabe que tendría que pagar 14,11 euros?

—Qué va, 14... ¡Son 20!

Desde el interior de un camión de reparto que se dirigía a la zona con tres repartidores se constataba el precio: 20 euros.

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En el Poble Sec, el butano es un poco más barato: un euro menos. El pasado jueves, al ser requerido un repartidor que empujaba por la calle Creu dels Molers una carretilla con cinco bombonas de 12,5 kilogramos cada una, afirmaba que cada una costaba 19 euros. Al señalarle que el precio oficial son 14,11 euros, cambiaba de versión: “La buena gente me da 19 o 20 euros”. Va vestido con la indumentaria de Repsol Butano y asegura tener contrato laboral. A unos pocos metros, un vecino, desde el balcón donde guarda una bombona de recambio, admite que no sabe qué vale y que paga cerca de 20 euros. Cree que un euro es de propina.

En la avenida Paral·lel espera el camión desde donde el repartidor toma las bombonas llenas y deja las vacías. En la cabina aguarda un compañero. Preguntado por el precio de la bombona, responde con otra pregunta: “¿Cuánto pagabas antes?” Al no obtener respuesta, fija el precio en 18 euros. “¿Y los 14,11?” “Son 14,11 euros si traes la bombona de butano hasta aquí”.

“Repsol vende actualmente la bombona clásica de butano de 12,5 kilos al precio regulado de 14,11 euros por bombona. La compañía no ha recibido reclamaciones por cobros superiores al precio establecido por la Administración en ninguna zona de Cataluña y según le ha sido comunicado por la Oficina de Atención al Consumidor, tampoco existen reclamaciones al respecto. En cualquier caso, rogamos que si a algún cliente se le pide una cantidad diferente, informe a la propia compañía a través del teléfono de atención al cliente 901101520 o nuestra web”, señalan mediante un correo electrónico desde Repsol, el principal operador de gas butano, que desde hace unos meses tiene que competir también con Cepsa. Repsol no distribuye directamente; de esa operativa se encargan diferentes empresas. Este diario intentó ponerse en contacto con dos de ellas el viernes sin fortuna (Catalana de Butano y Clipagás).

“En ningún caso se tiene que cobrar más de lo que determina el máximo fijado” por el Ministerio de Industria, señalan desde el Síndic de Greuges, que, como el resto de organismos consultados, precisa que la tarifa incluye “los costes de transporte y de operación para la entrega del envase de butano hasta el domicilio”. Además, afirman que el butano es una fuente de energía tradicionalmente utilizada “por personas en situación de vulnerabilidad económica”. Para ellos, esos cinco euros de más son importantes.

Tanto Consumo como Energía advierten de la complejidad de actuar contra los sobreprecios: a no ser que se adquiera la bombona en una estación de servicio, la compra se hace en efectivo y sin comprobante de pago, lo que imposibilita realizar denuncias. Hay otro obstáculo: al cambiar las tarifas cada dos meses, los clientes tienen más dificultades para saber cuál es el coste real de la bombona. En enero la bombona costaba 17,5 euros, pero la bajada del precio de los hidrocarburos ha permitido reducir la tarifa oficial hasta los 14,11 euros.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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