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El director de policía que planeó un ejército catalán

Amadeu Recasens, el comisionado elegido por Ada Colau para dirigir la Guardia Urbana, convertirá este cuerpo en una “policía de proximidad” y eliminará los antidisturbios

Alfonso L. Congostrina
Recasens junto a dos agentes de la Guardia Urbana
Recasens junto a dos agentes de la Guardia UrbanaAlbert García

Amadeu Recasens i Brunet, un experto en seguridad de 59 años, lleva toda la vida preparándose para dirigir su propia policía. Lo consiguió la semana pasado cuando la alcaldesa Ada Colau le nombró comisionado de seguridad. La regidora, líder de Barcelona en Comú, le ofreció el cargo mientras Recasens impartía criminología en la Universidad de Oporto. “Tenía casa al lado de la playa”, suspira. Aceptó la propuesta y zanjó sus colaboraciones en Portugal para dedicarse exclusivamente a la seguridad de Barcelona.

Recasens participó en 2013 en un debate sobre el modelo de defensa que debería regir en Cataluña si conseguía la independencia. Apostó entonces por formar unidades de los Mossos d'Esquadra —en especial marítimas y aéreas— que sirvieran de embrión a un futuro ejército. “Una especie de Gendarmería francesa pero con armamento pesado y entrenamiento militar”, aseguraba. Todo un esquema que cayó en el olvido, ya que Recasens, entonces, sólo era un experto policial con muchos cargos a sus espaldas.

Durante ocho años, entre 1996 y 2004, fue director de la Escuela de Policía de Cataluña, donde se forman los mossos d'esquadra y los agentes de las policías locales de los municipios de Cataluña. “Yo no es que conozca los Mossos d'Esquadra es que casi les creé”, aseguraba entre risas el pasado martes. Ha tenido varios cargos, siempre relacionados con la seguridad.

Una vida para el estudio de la seguridad

Alfonso L. Congostrina

Recasens fue, entre 1996 y 2004, director de la Escuela de Policía de Cataluña pero su carrera en la Administración ha sido extensa. Entre 2004 y 2007 fue comisionado del Centro de Estudios de Seguridad. De 2007 a 2011 se encargó de la Dirección de Modernización de la Administración de la Generalitat. Previamente, entre 1994 y 1996, siendo el socialista Juan Alberto Belloch ministro de Justicia e Interior, Recasens fue director del Gabinete de Estudios y Prospectiva de la Secretaría de Estado. Es coautor del Código de Ética Europeo de la Policía de 2001 y ha sido asesor de políticas de seguridad en varios países como Argentina y Venezuela.

La semana pasada, cuando no llevaba ni 24 horas al frente de la Guardia Urbana, le explotó la primera crisis.

Los agentes se quejaban de ciertas directrices, como la de que se fueran de un festival de música tras haber detenido a 16 camellos. Esa orden de abandonar esa operación estaba relacionada con el hecho de que el Ayuntamiento, que entonces gobernaba el convergente Xavier Trias, aprobara el pasado 5 de mayo aumentar el precio de la hora extra a los agentes —de 12 a 22 euros— sin modificar la partida económica. Esa decisión suponía que con el mismo presupuesto —unos seis millones de euros— sólo se podía pagar la mitad de horas extras anuales. Recasens admite que esta “disfunción” le ha obligado a que los agentes sólo realicen el “servicio ordinario” y que no hagan horas extras. “La solución está en camino”, asegura.

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“Transmito órdenes”

Recasens lo tiene claro: “No he venido a Barcelona para hacer de policía. Yo transmito órdenes políticas”. BComú se presentó a los comicios con un programa con el que pretende transformar este cuerpo en una policía de proximidad. Además, aseguraba que eliminaría la unidad de antidisturbios del cuerpo. Recasens sentencia que ya ha puesto la primera piedra para reformar la Guardia Urbana, que ahora cuidará la “atención al ciudadano y las necesidades sociales”.

El comisionado ha manifestado su confianza a toda la plantilla de la Guardia Urbana y ha pedido su colaboración para reconvertirla en una verdadera “policía de proximidad”.

A Recassens le han llovido las críticas pero se defiende de ellas asegurando que la Guardia Urbana seguirá combatiendo el delito y la persecución de los llamados manterosno será una excepción. Hay un pero: “Lo haremos enfrentándonos al problema social que puede resolverse no sólo policialmente, sino previo diálogo con los actores sociales, económicos y mercantiles involucrados”

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