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4.800 afiliados de IU en Madrid buscan un partido político

Los responsables del partido anuncian que acudirán a los tribunales y a la comisión federal de arbitraje y garantías democráticas

F. Javier Barroso
Alberto Garzón, durante la reunión del Consejo Político de IU el pasado domingo.
Alberto Garzón, durante la reunión del Consejo Político de IU el pasado domingo.Jaime Villanueva

Los 4.800 afiliados que tiene Izquierda Unida en la región (IU-CM) se encuentran en un limbo. El consejo político de la federación decidió expulsar el pasado domingo a la federación de Madrid, por lo que ahora mismo no pertenecen a IU federal. Es la primera vez que se toma en la coalición una decisión de semejante calado. Los responsables de Madrid ya han anunciado que no piensan quedarse con los brazos cruzados y que acudirán a los órganos internos y a los tribunales para defender sus derechos. Culpan al candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, de estar detrás de este movimiento.

Algunos dirigentes de IU-CM ponen un ejemplo para ilustrar lo sucedido: Es como si en un matrimonio uno de los cónyuges decide divorciarse sin tener en cuenta nada de lo que piensa o ha hecho el otro. Esto es lo que se produjo el pasado domingo cuando el consejo político decidió expulsar a Madrid del partido. “Nos han sacado del sistema sin tener en cuenta nada de lo que hemos hecho ni de todo el trabajo que hay detrás, pese a los malos resultados de las elecciones municipales y autonómicas”, protestan. IU-CM se quedó fuera del Ayuntamiento de Madrid, aunque consiguió 160 concejales en la región y ha servido para formar gobierno en bastantes Ayuntamientos, junto con el PSOE y otras fuerzas de izquierda. En la Comunidad sacó 132.207 votos (un 4,16%), lo que la dejó fuera de la Cámara.

“Lo que ha ocurrido aquí es una cosa demencial. Sin poder defendernos, nos encontramos fuera de la formación. Lo han hecho dar un aviso al resto de federaciones y demostrar que no quieren a nadie que esté fuera de su discurso”, critican dirigentes de IU-CM que prefieren que su nombre no se publique.

"Lo siento. Usted no puede afiliarse aquí"

El coordinador de IU en Perales de Tajuña, Mateo González Montes, se quedó muy sorprendido este martes cuando llamó a IU Federal e intentó afiliarse a esta formación. Tras pasarle con varias personas que no se identificaron, la última le pidió su nombre y apellidos, y le dijo que no podía ingresar de nuevo en el partido. Sin más explicaciones, pese a que él le preguntó en varias ocasiones.

“Si quieren algo, me tendrán que llamar. Yo no me voy a afiliar donde no me quieren”, señala González, que lleva 36 años afiliado, ya desde Juventudes Comunistas. “Estoy frustrado, pero con ganas de luchar. Esto no se va a quedar así”, añade.

Ahora mismo, los 4.800 afiliados de Madrid se encuentran literalmente fuera de su partido, pero con un problema añadido muy importante. Técnicamente, IU-CM tiene entidad jurídica propia, por lo que podría seguir operando en el panorama político. Además, las siglas también le pertenecen, por lo que no estarían obligados a prescindir de su uso. Otra derivada es el pago de las cuotas (60 euros anuales, que se reducen a 30 para estudiantes, jubilados y desempleados). Hasta ahora las cobraba IU federal, pero a partir de ahora se encargará IU-CM. “Los ficheros de afiliados son nuestros y nos pertenecen, por lo que nos los tienen que pasar. Ahora tendremos que ver cómo lo hacemos”, señalan fuentes de la dirección regional.

El exdiputado regional y miembro del comité ejecutivo federal Rubén Bejarano se quejó el pasado domingo, durante la reunión de este órgano, del trato que se le estaba dando a IU en Madrid. “Aprobaron una resolución muy grave y se ha dado un ataque muy grave a los derechos fundamentales. Lo que es totalmente ilógico es que expulsen por comparecer a unas elecciones con nuestra marca, con IU”, se queja Bejarano, ahora concejal en Leganés. “Llevo militando en IU en Madrid desde 1994 y no voy a tolerar que me expulsen cuando siempre he defendido su proyecto”, añade.

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Otro problema ha surgido cuando algunos militantes han querido afiliarse a IU federal, tras conocer que habían sido expulsados. Varios cargos han comprobado que están vetados para poder sumarse a ese partido, por lo que temen que puede haber listados de personas a las que se les vete el acceso. Otras, por el contrario, no han tenido ese problema.

Los afectados tienen previsto pedir el amparo de la comisión federal de arbitraje y garantías democráticas de IU federal para que revoque de manera inmediata la decisión del domingo. También piensan acudir a los tribunales por “una vulneración flagrante de los derechos fundamentales”, de forma que el juez suspenda de forma cautelar esta decisión de expulsión. Las medidas se adoptarán la próxima semana, durante una reunión del órgano de dirección regional. “Lo que está claro es que no toda IU central está de acuerdo con esta decisión tan injusta, pero nadie dice nada porque temen que les pueda pasar algo similar si se pronuncian”, añaden dirigentes de IU-CM.

Sin embargo, no todos son voces discrepantes. Un concejal elegido en la zona sur de Madrid, que prefiere no dar su nombre, asegura que la decisión de Alberto Garzón es “la única que se puede tomar en Madrid”. “Hay que hacer una refundación completa, de forma que Garzón tome las riendas y ponga a cada uno en su sitio. Y eso, cueste lo que cueste. IU en Madrid no se puede permitir escándalos como el de las tarjetas black de Caja Madrid. Con IU aquí, hay que tirarla y hacer otra nueva”, concluye este edil.

Misión cumplida, camarada Trotski

TOMÁS BÁRBULO

A finales de los años treinta del siglo pasado, Leon Trotski ideó una estrategia para acabar con los rivales de la IV Internacional. El invento consistía en infiltrarse en los partidos socialdemócratas de los grandes países para transformarlos en partidos revolucionarios. Trotski terminó muy pronto con un piolet incrustado en el cráneo, pero aquella táctica suya le sobrevivió. De hecho, fue copiada en las décadas siguientes por partidos de todo signo y en todo el mundo. En la España franquista las organizaciones de izquierda la aplicaron con éxito en el Sindicato Vertical.

La maniobra de Trotski se llamaba —se llama— entrismo. Y lo que ha sucedido entre Izquierda Unida federal, Izquierda Unida de Madrid y Podemos parece un caso paradigmático de esa práctica. Con un agravante, y es que Podemos no ha necesitado infiltrar a sus militantes en IU, sino que han sido algunos líderes de esta formación los que han representado el papel de infiltrados.

El entrismo ha triunfado: IU ha expulsado a la federación de Madrid, que se había resistido a disolverse en Podemos. El nuevo líder nacional de la coalición, Alberto Garzón, ha acudido con esa ofrenda al altar de Pablo Iglesias. Pero Iglesias le ha dicho que no tiene la menor intención de forjar una alianza con él. De modo que Garzón se ha quedado colgado de la brocha. Todo esto, como tantas otras cosas, no sale en Juego de Tronos.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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