Espadaler deja en manos de Mas el futuro de Unió en el Gobierno

El resultado de la consulta de Unió, que por un estrecho margen avala la propuesta de la dirección de seguir condicionando el plan de Artur Mas, puede tener consecuencias en el Gobierno catalán que no parecen preocupar a los democristianos. El secretario general de Unió y consejero de Interior, Ramon Espadaler, ha dejado en manos de Mas el futuro de los consejeros del partido en el Ejecutivo: "Si el presidente cree que no podemos hacer el debate [de Unió] estando en el Gobierno nuestros cargos están a su disposición", ha dicho el consejero, que ha ofrecido entrevistas en distintos medios de comunicación esta mañana. Posteriormente Espadaler ha asegurado que su voluntad sigue siendo acudir a las elecciones catalanas junto a Convergència.

En la mesa de Mas se sientan tres altos cargos que defendían el 'sí' en la consulta interna, la opción más alejada a la adhesión a la hoja de ruta firmada por CDC y ERC: la vicepresidenta Joana Ortega, el consejero de Agricultura Pelegrí y el propio Espadaler. "Si alguien cree que imposibilitamos la continuidad en el Gobierno, no nos aferraremos a cualquier precio", ha insistido el titular de Interior, que en todo momento ha evitado analizar si el futuro de Unió es presentarse el 27-S en solitario: "Ya lo veremos, cada cosa en su momento".

En parecidos términos se ha expresado Espadaler al término de la reunión del Comité de Gobierno del partido, en el que se ha reproducido la división creada porla consulta de ayer. 19 miembros de la dirección han votado a favor de abrir conversaciones con Convergència Democràtica para intentar encajar el plan votado ayer por Unió con la hoja de ruta soberanista de Unió. Otros ocho dirigentes, los del sector independentista, han apostado por abrir conversaciones con todo el arco soberanista para sumarse al plan sobre la independencia.

El encargado de negociar con Convergència será el propio Espadaler, que todavía no ha contactado con Artur Mas. De hecho, el recuento de la votación interna no ha terminado y las cifras entre los partidarios del sí y del no son cada vez más ajustadas. El sí que defendía la cúpula ha conseguido 1333 votos frente a los 1238 del no. La ventaja es pues de solo 95 votos. Quedan por escrutar un mínimo de 60 votos por correo. Hasta el viernes no habrá resultados definitivos, pero Espadaler ha asegurado que esto no hace peligrar la victoria del “sí”.

El democristiano no teme por qué la decisión de Unió suponga el fin de la histórica relación con Convergència. Para el consejero, tanto tensa el posicionamiento de Unió como la hoja de ruta que los convergentes han firmado con los republicanos. "¿No puede ser que lo que ponga en riesgo la federación sea el acuerdo entre CDC y ERC? Cada uno hace lo que soberanamente considera más legítimo y democrático". Con todo, Espadaler ha insistido en que la voluntad de Unió es concurrir a las elecciones con Convergència, eso sí, siempre que logren consensuar sus programas.

Para los críticos, el resultado de ayer es más ajustado todavía de lo que daba el primer recuento. Según Antoni Castellà, secretario general de Universidades y cabeza visible de los críticos, de los 125 votos de diferencia se ha pasado a 95 en un segundo conteo. La escasa diferencia lleva al sector soberanista a hablar de "empate técnico" y a recomendar a la dirección la adhesión a la hoja de ruta firmada por CDC y ERC.

El sector crítico de Unió ha decidido actuar al margen de la decisión votada hoy en el Comité de Gobierno del partido. El líder de este sector, Antoni Castellà, ha anunciado que abrirán conversaciones "bilaterales" con Convergència y con Esquerra, además de las entidades soberanistas que han firmado la llamada "hoja de ruta". Su objetivo es, ha dicho, "intentar presentar a la dirección del partido una propuesta para sumarnos a la hoja de ruta". O sea, que los otros partidos soberanistas recibirán la petición de negociar de la dirección de Unió por una parte y de su sector crítico, por la otra.