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BLUES | LUKE WINSLOW KING
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La negritud impoluta

El bluesman de Nueva Orleáns Luke Winslow-King.
El bluesman de Nueva Orleáns Luke Winslow-King.

Hagan caso a los mayores, que son gente sabia, y no se fíen de las apariencias. Nadie que se encontrara de primeras a Luke Winslow-King le tomaría, tan repeinado y clarito de piel, tan aseado en el vestir y reluciente en la blancura de su camisa, por un hombre interesado en hurgar en las esencias de la música negra. Pero tampoco lo habrían sospechado en su tiempo a partir de la melena pelirroja y ensortijada de Bonnie Raitt, o del tupé sobre rostro esférico que luce Eli Paperboy Reed. Pues bien, Winslow-King no solo refrendó su compromiso con las músicas del Delta este miércoles en El Sol, sino que fue capaz de llenar la sala y abonar su candidatura como nueva gran sensación de las músicas de raíz. Aunque para ello haya preferido dulcificar en ocasiones su propuesta, compatibilizar la parte más esencial de su ideario con una cierta querencia por los sonidos melosos para las emisoras yanquis de onda media.

Con 32 años, este hijo adoptivo de Nueva Orleáns defiende un blues de hondura relativa, pero actualizado gracias al generoso empuje rítmico de sus tres compinches, tan ligeros y arrolladores como si provinieran (Traveling myself) de las costas jamaicanas. Los coqueteos con el gospel o el rhythm’n’blues derivan en un sonido magnífico y muy fino, meloso pero matizado, tan asumible en los cánones de la mencionada Raitt con ejemplos como On my way o Tell me if you love me. Pero hay ratos en que parecemos escuchar a un BB King tamizado por Jack Johnson. Y esa negritud impoluta suena preciosa a costa de perder el dolor, la congoja y el aguijón. Luke parece así debatirse en un difícil equilibrio de intensidades. Le tenemos por un chico pulcro, pero nos encanta cuando el sudor finalmente se impone en títulos como Jitterbug swing, emocionantes y correosos, y con solos de mucho más trémolo y sustancia que vana virguería.

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