Tàpies, como en casa

Desde que la fundación de Antoni Tàpies abrió sus puertas en junio de 1990, hace 25 años, en la barcelonesa calle de Aragó, el pintor tuvo que sentirse como en casa cada vez que visitaba el impresionante edificio modernista que la acoge, rodeado de muchas de las obras que había pintado a lo largo de su dilatada carrera artística. Pero la sensación que habría experimentado visitando la última exposición Tàpìes. Colección de artista, que abre sus puertas hoy, sería la más placentera, al poder ver cerca de cuarentena de sus trabajos realizados desde mitad de la década de 1940 hasta finales de la década de 1980, en la que puede verse su evolución, desde unas primeras pinturas influidas por el simbolismo y reminiscencias nórdicas, sobre todo de Munch, pasando por el periodo surrealista, los paisajes lunares, sus obras matéricas, las que realizó con gran profusión de texturas o en las que incorporó sus objetos. Junto a ellas, puede verse una treintena de obras de otros artistas del siglo XX que Tàpies compró o recibió de sus colegas, por intercambio o donación, y que tenía repartidas por las estancias de su casa: Una obra de Miró junto al cabezal de su cama, otra de Picasso en el salón, varias pinturas —de un total de cuatro— de Kandinsky, en el pasillo, quizás, además de obras de Paul Klee, Ernst, Duchamp, Pollock, Dubuffet y Kooning, entre muchos otros. Un auténtico museo privado de primer orden.

La exposición (que ha sido comisariada por Núria Homs) está organizada a partir de una selección de las 230 obras (199 del artista y 31 de otros pintores) que la familia del artista ha donado durante diez años a la fundación y es el plato fuerte de la celebración de los 25 años de la apertura del centro. Muchas son inéditas. También el diálogo y la mirada que aportan a las obras de Tàpies, según explicó la directora hasta el 30 de junio Laurence Rassel.

La donación enriquece notablemente el fondo que pasa a estar formando por un total de 557 obras originales de Tàpies, entre pinturas, esculturas, objetos y dibujos, además de 1.532 estampas. Con todo, no es la primera vez que la fundación aborda la colección del artista. En 2010, cuando reabrió sus puertas tras su segunda remodelación, se inauguró Los lugares del arte, con un centenar de obras, objetos y libros de bibliófilo de otros autores que Tàpies conservaba en su biblioteca.

Nuevo director el día 30

El recorrido comienza con obras de Klee, Miró y Ernst que pueden verse referenciadas en obras tempranas de Tàpies, además de pinturas de Picasso, Scwitters, Kandinsky, Duchamp o Arp que atraían al pintor y que, según recuerda Toni Tàpies, uno de los hijos del artista, adquiría “no por un afán de coleccionismo, sino con un deseo de rodearse de obras de arte que a él le transmitían una energía para seguir trabajando”. La exposición, que se completa con cartas, fotografías, catálogos y libros de la biblioteca personal del pintor, es la última de la etapa que ha dirigido Rassel por lo que ayer no desaprovechó para hacer un balance positivo de los diez años que ha llevado las riendas del centro. La muestra ofrece la posibilidad de ver un documental inédito sobre Tàpies de 1981 realizado por la crítica de arte Maria Lluïsa Borràs en el que pueden verse algunas de las pinturas que cuelgan hasta enero en las paredes de la fundación.

La celebración, que este fin de semana tendrá su punto álgido con dos jornadas de puertas abiertas, coincide con el cambio de dirección que será efectivo el 30 de junio. Será entonces cuando se sepa quién de los 21 candidatos a la dirección que se han presentado ha convencido al patronato.