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Termitas en casa del juez

Titzina Teatro lleva a La Villarroel su cuarto montaje, ‘Distancia siete minutos’, protagonizado por un joven magistrado abocado a regresar a casa de su padre

Una escena de 'Distancia siete minutos'
Una escena de 'Distancia siete minutos'

Mientras a miles de kilómetros de la tierra el robot espacial Curiosity intenta explorar Marte en el año 2012 un joven juez, Fèlix, se enfrenta a retos más mundanos. El magistrado decide día tras día el futuro de ladrones de poca monta o de parejas rotas que se postran ante él para declarar sus versiones de hechos. La felicidad de estas personas está en sus manos y Fèlix ha estado tan ocupado en dictar sentencias sobre ello que no ha reparado en la suya propia hasta el punto de que las vigas de su casa corren peligro. La vivienda sufre una plaga de termitas. El juez debe abandonarla y regresar al domicilio de su padre de manera temporal. Es entonces cuando Fèlix tiene que enfrentarse a los matices que esconde su propia historia familiar. Con esta encrucijada se inicia la obra Distancia siete minutos de la compañía Titzina Teatro, que se representa desde hoy y hasta el 21 de junio en La Villarroel.

Para crearla los fundadores de la compañía, Diego Lorca y Pako Merino, que también son los autores e intérpretes de la obra, escogieron un tema, la felicidad, y se documentaron durante meses. El objetivo era “encontrar la universalidad en lo cotidiano”, explicaron ayer. Por ello asistieron a conferencias de Eduard Punset, frecuentaron juzgados y colaboraron con el aula de teatro de la prisión La Modelo. Los dos actores se impregnaron de todo un mosaico de vivencias ajenas, como la “tensión dramática” que supone decidir en apenas unos minutos de declaración judicial el futuro de alguien mientras a su vez el propio juez también acumula sus pequeños misterios familiares, ejemplificó Lorca.

“Nos interesa plasmar un viaje emocional. La vida con sus diferentes capas. Desde lo macro que comportan los siete minutos de terror vividos a causa de un robot especial a punto de estrellarse, hasta lo más pequeño simbolizado por una termita escondida en una viga. Todo está conectado”, explicaron los responsables de la compañía sitiada en Cerdanyola del Vallès. Los personajes conversan sobre un escenario forrado con caucho en el que apenas hay un sofá.

Distancia siete minutos es el cuatro montaje estrenado por Titzina Teatro, tras Folie a deux, Exitus y Entrañas. La obra se representó por primera vez en La Modelo. “Me he dado de cuenta de que los jueces también son personas, nos dijo un preso después de ver el montaje. Fue algo muy bonito”, explicaron Lorca y Merino.

Después “gracias al boca a boca” se embarcaron en una gira internacional que acumula 30.000 espectadores. Para los actores la clave es enviar preguntas al público, “pero no moralizar”.

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