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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Clarinete de estreno

Kari Kriikku obtuvo las mejores sonoridades de la música de Unsuk Chin

El clarinetista finés Kari Kriikku pasó por el Auditori para dar cuenta de la parte solista en el estreno en España del Concierto para clarinete de la compositora surcoreana Unsuk Chin, una pieza de altísima exigencia técnica estrenada en mayo de 2014 en Göteborg y que es resultado de un encargo conjunto de cinco orquestas, la OBC entre ellas.

Unsuk Chin, nacida en 1961, alumna de György Ligeti, estuvo presente en el Auditori y, brevemente entrevistada en el mismo escenario antes de la interpretación de la obra por el director de la OBC Pablo González, explicó que en su concierto se entremezclan influencias provenientes de la música popular coreana, de la música para gamelán de Bali y Java así como influencias de algunas músicas africanas.

OBC

Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya. Kari Kriikku, clarinete. Pablo González, director.

Obras de Unsuk Chin y Chaikovski.

Temporada de conciertos de la OBC.

Auditori. Sala Pau Casals. Barcelona, 9 de mayo.

Sin un centro tonal que actúe como aglutinador, sin perfiles melódicos definidos que guíen y orienten la escucha y elaboren un discurso, el Concierto para clarinete de Unsuk Chin tiene su mejor baza en la experimentación tímbrica. Una exploración que se apoya en una nutridísima sección de percusión en la orquesta que dialoga con el instrumento solista al que se le exigen todas las sonoridades convencionales y tradicionales del instrumento y muchas nuevas, insospechadas, algunas interesantísimas.

Kari Kriikku absolutamente comprometido con la obra, supo obtener esas sonoridades y ello le valió un caluroso reconocimiento por parte de un público que se esforzó para entrar en una obra que trabaja con unos códigos de lenguaje desconocidos para la mayoría. Menos trabajosa para el público resultó la escucha de la obra que ocupó en solitario la segunda parte del concierto, la Cuarta Sinfonia de Chaikovski. Aquí no había, aparentemente, ningún problema de códigos.

Pablo González propuso una lectura de gesto e intención clara, dirección definida y expresividad cálida, enriquecida con bellos matices en el fraseo, una lectura muy fundamentada en la tradición interpretativa de la obra. La orquesta le respondió a muy buen nivel en todas las secciones que sonaron hermosamente conjuntadas y solo se desequilibraron, tendiendo al griterío, en los clímax dinámicos, frecuentes en esta pieza, en donde, quizá por efecto de la acústica del Auditori, parecía que unos no escuchaban a los otros y todos apretaban demasiado descomponiéndose así la calidad del sonido global.

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