_
_
_
_
_
SEBASTIÀ SALVADÓ, Presidente del RACC

“El Circuit revitalizó el mundo del motor en Cataluña”

"Él tiene siempre las de ganar. Tratar con Ecclestone es una lección de modestia"

Sebastià Salvadó, presidente del RACC.
Sebastià Salvadó, presidente del RACC. JOSÉ IRÚN

Tras 25 años de funcionamiento, el Circuit de Barcelona-Montmeló ha cubierto ya algunos de sus objetivos. "Sirvió para revitalizar el mundo del motor en Catalunya", afirma sin tapujos Sebastià Salvadó, Presidente del Real Automóvil Club de Catalunya (RACC) y uno de los principales promotores de la construcción del circuito catalán, después de comprobar la caída que había sufrido la industria motociclista y automovilista por culpa de la crisis y de la ausencia de las grandes competiciones tras el cierre de Montjuic en 1975. Ahora, a los 82 años, se prepara para celebrar las Bodas de Plata del trazado catalán y también para dejar la presidencia del RACC tras 30 años de servicio.

Pregunta. ¿Por qué tomaron la decisión de hacer el Circuit?

Respuesta. En 1980 fue deshomologado el circuito de Montjuic como consecuencia del accidente que se había producido en 1975. Entonces la junta del RACC decidió comprar terrenos para construir un circuito. La primera opción fue Caldas de Malavella. Pero allí gobernaba un grupo independiente que hizo inviable el proyecto. Nos dimos cuenta de que, además, aquello quedaba demasiado lejos de Barcelona. Concluimos que el Circuit no podía estar a más de 30 kilómetros de la ciudad. Estuvimos mirando en la zona de Terrassa, donde ahora hay el Club de Golf del Prat, y también en la zona de Granollers y Montmeló. Y concluimos que ésta ubicación era la mejor. Así que lo construimos allí.

P. El presupuesto inicial fue de unos 2.500 millones de pesetas (unos 16 millones de euros). ¿De dónde salió el dinero?

R. Desde el primer momento contamos con la ayuda de la Generalitat de Catalunya. Las gestiones de Josep Lluis Vilaseca, entonces Secretario de Deportes, y de Jordi Pujol, Presidente, fueron cruciales para que el proyecto pudiera realizarse. Sin Vilaseca ahora no habría circuito. Ellos asumieron el 80% del coste. Nosotros, desde el RACC, aportamos los terrenos valorados en más de 700 millones de pesetas. Fueron momentos complicados. Se tomaron decisiones difíciles. Pero todo el mundo colaboró: el Consejo Superior de Deportes y La Caixa también pusieron dinero.

P. ¿Por qué era tan importante que la F-1 regresara a Catalunya?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

R. Llevábamos 15 años sin F-1, desde 1976. Catalunya había sido la sede de la industria del motor en España. Y así siguió. Después llegó aquella crisis tan brutal que se llevó por delante empresas como Montesa, Derbi, Bultaco, Ossa. Pero todo aquello dejó un poso que nunca ha desaparecido. En coches este predominio también se cuestionó, especialmente cuando Jerez se llevó los grandes premios de motociclismo y de F-1. Por eso era importante recuperar este patrimonio histórico. Y con el circuito regresó la alta competición, los planes de formación de pilotos y la pasión por el motor. Ahora, solo hay que ver las parrillas de motociclismo y de todas las categorías de automovilismo para comprobar el crecimiento que hemos conseguido en Catalunya.

P. ¿Qué recuerdos tiene de aquel primer Gran Premio de España en el Circuit, el 29 de septiembre de 1991?

R. Hubo muchos nervios. Gente que entró sin pagar. Fue un estreno. Y hubo una lluvia imparable. Los neumáticos flotaban por el paddock. Cuando al cabo de unos meses removieron de nuevo las tierras de las tribunas, se encontraron decenas de zapatos colgados por el barro. Pero lo sacamos adelante contra viento y marea. A nivel competitivo, recuerdo la pugna que hubo entre Nigel Mansell y Ayrton Senna, recorriendo toda la recta principal en paralelo, hasta que Mansell superó al brasileño. La victoria fue para él, seguido de Alain Prost. Senna fue quinto.

P. Supongo que uno de los mejores recuerdos de los 25 años de Circuit fue cuando en 2007 se logró una asistencia de 140.000 espectadores, el record.

R. Sin duda. Pero ahora mismo aquella cifra me parece inalcanzable. Nos damos por muy contentos si alcanzamos los 90.000. Aquel año, Alonso acababa de ser dos veces campeón Mundial y fue la locura. Igual que ocurrió con Nadal en tenis, o con Ballesteros en golf. Las cosas son distintas ahora.

P. ¿Cuál es el peor recuerdo que guarda de los 25 años de carreras en el Circuit?

R. ¿El peor? Las negociaciones con Bernie Ecclestone. No tenga ninguna duda. Son tremendas

P. ¿Por qué? ¿Cómo se desarrollan?

R. Nosotros pidiendo, suplicando, insistiendo. Y él, de vez en cuando, nos concede un trocito de pan… sin queso, mientras vemos como él va comiendo. No se ría, no. La verdad es esa.

P. Pero si usted es muy amigo suyo y cuando viene a Barcelona siempre cenan juntos y le visita en su propia casa.

R. Eso es cierto. Y mientras cenamos o nos tomamos un café el ambiente es sumamente cordial y amigable. Pero cuando comenzamos a negociar, me dice: 'bueno, ya sabes que ahora entramos en otro departamento'. 'Sí, sí, ya lo sé', le respondo. Y entonces comienzan las 'garrotades'. Y como él tiene siempre las de ganar, tú debes limitarte a forzar, a buscar subterfugios, plantear nuevas ideas, buscar soluciones creativas. Pero cuando le dices: 'oye, aquí hay un problema'. Su respuesta es contundente: 'no es que haya un problema. Tú tienes un problema'. Te deja muy claro cuál es el cariz de la negociación. Le aseguro que tratar con Ecclestone es una lección de modestia.

P. Sin embargo, siempre se ha comentado que el Circuit tiene un trato de favor gracias a usted.

R. Yo no diría tanto. Tenemos un trato señalado, tal vez algo distinto. Pero claro, como el precio por organizar una carrera de F-1 va subiendo en todo el mundo, nosotros también nos vemos afectados y cada vez es más caro. Personalmente, estoy contento con el trato que me da. Pero de la negociación entre compañías, no. Porque este juego lo juega perfecto. Y que conste que me considero amigo suyo y le quiero. Pero en la mesa de negociación me deja pelado.

P. Y ahora que, tras 30 años en la presidencia del RACC, anuncia que abandona el cargo, ¿qué ocurrirá con estas negociaciones?

R. Por mi parte, intentaré mantener viva esta relación con Bernie. Pero está claro que alguien deberá coger el relevo. Y pienso que Vicens Aguilera, Presidente del Circuit, ayudará mucho en este sentido. Ya lo hace ahora. Y lo hace muy bien. Es tenaz y sistemático.

P. ¿Qué es lo que más destacaría de su larga presidencia en el RACC?

R. Haber convertido esta institución en un club social. Gracias a la Fundación, no solo nos ocupamos de las incidencias de nuestros socios, sino que hemos creado una entidad que nos beneficia a todos. Hemos tenido un peso decisivo en temas vitales como la seguridad vial y el descenso de accidentes: cinturón de seguridad, carnet por puntos, estudios sobre las distracciones al volante. Son temas en los que el RACC ha tenido una incidencia determinante. Hoy se sabe que las distracciones producen el 40% de los accidentes, pero antes nadie hablaba de ello.

P. Su presidencia fue también determinante para recuperar y mantener la alta competición: el circuit, la F-1, el Mundial de Motociclismo, el Rally de Catalunya.

R. Nos fuimos introduciendo en la Federación Internacional y eso nos ha ayudado. Tenemos una gran representación. Amand Barfull, director deportivo del RACC, es también Presidente de la Comisión de Rallies de la FIA. Y eso es solo un ejemplo. Todo eso nos da mucha fuerza. Y otra persona crucial en el mundo de las motos ha sido Joan Moreta, que ha ido ayudando a todos los grandes pilotos del momento y ha permitido la explosión del motociclismo catalán y español. Esas cosas no tienen precio. Y para mi constituyen una gran satisfacción.

P. ¿Por qué lo deja?

R. Porque tengo ya 82 años y medio. Pero sobretodo porque se producen las circunstancias adecuadas para ello. El 9 de marzo hizo 30 años que cogí la presidencia. Ahora la situación mejora. No quería dejar el barco con temporal. Por otra parte, habíamos diseñado un plan estratégico para la viabilidad de la entidad que ya está funcionando. Y, por último, de acuerdo con los estatutos, tendremos elecciones en septiembre del próximo año. Y me gusta que la transición se haga con la máxima eficacia. Pienso que Josep Mateu, que lleva 20 años con nosotros, es un candidato excelente para sustituirme. Y quiero darle un tiempo para que pueda adaptarse. He disfrutado mucho en el cargo y pienso seguir haciéndolo en la Fundación. No estaré quieto, eso seguro.

 

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_