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El sexo baja del pedestal mediático

Una experiencia teatral lleva escenas subidas de tono a espacios del Teatro Galileo

Sergio C. Fanjul
Una escena de ‘Vooyeur’, escrita por Patricia Jordá.
Una escena de ‘Vooyeur’, escrita por Patricia Jordá.gonzalo arroyo

En esta obra te dan un colorido antifaz a la entrada, de modo que uno piensa que va a asistir a una animada fiesta. Luego te hacen un decálogo de advertencias que promete una experiencia erótica: algunos se frotan las manos y otros se ponen en guardia. La última de ellas dice que se puede mirar, pero que está prohibido tocar. Cuidado, estamos a punto de convertirnos en mirones. Y luego aparecen unos guías que explican que la experiencia se desarrollará por diferentes espacios del teatro (el montacargas, un despacho, los camerinos o el hall) en grupos, identificados por la forma y el color del antifaz. Este tránsito en el que asistimos a diferentes cuitas sexuales muy de cerca se llama Vooyeur, y se puede ver en el Teatro Galileo hasta el 31 de mayo.

Las escenas que ha imaginado están basadas en sus experiencias sexuales

En Vooyeur presenciamos los hilarantes intentos de una pareja aburrida por montarse un trío con un gigoló. También la experiencia de un matrimonio que se mete a practicar sexo cibernético desde sus puestos de trabajo. “La pérdida de la pasión, la conversión del sexo en algo rutinario en parejas de largo recorrido, es uno de los principales problemas sexuales”, dice Patricia Jordá, actriz y autora del texto, con el que se estrena como dramaturga. Y algo sabrá del asunto porque Jordá, aparte de practicante de sexo en modo usuario, es terapeuta sexual. La idea surgió de su necesidad de unir su trabajo con su pasión, el teatro. Así que las escenas que ha imaginado están basadas en sus experiencias sexuales, pero también en lo que escucha a sus pacientes, “aunque de manera muy libre”, explica, “al final todo se mezcla con la ficción”.

La obra, que dirige Luis Andrés y produce La Tropa, se adentra en otras historias íntimas, como la de una pareja que incluye la comida en sus prácticas sexuales, dos viejos conocidos que se escapan de una reunión familiar para liarse a oscuras (quizás la escena más explícita), o dos actores de una compañía entre los que se calienta el ambiente cuando ensayan El cantar de los cantares. Pero no teman, exceptuando algunos momentos oscuros y cercanos, la obra discurre más cerca del humor que de la pornografía. “Hay momentos de más cachondeísmo”, dice la autora, “pero tratamos de aproximarnos al sexo de manera cómica, tratando de hacerlo bajar de ese pedestal de perfección al que lo han subido los medios o el cine”. Lo que se podría objetar es que, a veces, las transiciones entre las diferentes escenas son algo aparatosas y rompen la magia. Pero están trabajando en solucionarlo, cuentan. Los actores Carmen del Conte, Marta Flich, Alda Lozano, Yban Malo, Rodrigo Ramírez, Mario de la Rosa y José Ygarza, aparte de la propia Jordá, son los que ponen toda la carne en el asador.

"En los momentos más comprometido hay quien se pone nerviosillo”, dice la autora,

La maestra de ceremonias es Lilith, la mitológica mujer de la tradición hebrea que en vez de ser creada de la costilla de Adán fue creada de forma independiente. Un personaje muy querido en los ámbitos feministas. “Y es que esta obra tiene un trasfondo feminista”, opina Jordá, “Lilith es la que viene a hilar todas las escenas y representa a la mujer activa y autónoma. Es un personaje que ha sido desterrado del imaginario popular por aquello de que la mujer ha sido creada para ser un fiel corderito del hombre”.

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Y el público, ¿cómo reacciona? “Pues en los momentos más comprometido hay quien se pone nerviosillo”, dice la autora, “pero lo que más me gusta es el éxito entre señoras de 50 o 60 años, que se sienten muy identificadas con ciertos aspectos de la dominación sexual. De hecho, estoy pensando en escribir otra pieza con estos personajes”. ¿Será el nuevo Cincuenta sombras de Grey?

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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