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El tiempo apremia a Villalabeitia

El retraso en acometer la nueva etapa alarga la línea Fernández en la gestión diaria de Kutxabank, que sigue bajo la sombra del ‘caso Cabieces’

Gregorio Villalabeitia, presidente de Kutxabank, en una comparecencia en la sede del banco vasco en Bilbao.
Gregorio Villalabeitia, presidente de Kutxabank, en una comparecencia en la sede del banco vasco en Bilbao.fernando domingo-aldama

“Aquí todo sigue igual”. Un cualificado empleado de la sede cenral de Kutxabank admite que en su puesto de trabajo “nadie nos ha hablado de hacer las cosas de otra manera”. Casi medio año después del nombramiento de Gregorio Villalabeitia como presidente del banco vasco, la entidad funciona “al ritmo de Mario Fernández”, su antecesor. “Todo se sigue haciendo igual”, remarcan desde una de las zonas válidas para conocer el termómetro de gestión de Kutxabank.

Directivos y sindicatos del banco admiten que el caso Cabieces solo es “una pesadilla” para la cúpula, pero que influye en la actuación del presidente. “Entre nosotros tenemos muy claro lo que ha pasado y que se tenía que haber solucionado de otra manera, pero ahora habrá que esperar a lo que diga la juez”, se lamentan desde la oficina central.

En el ámbito del consejo de administración, en cambio, la mirada se dirige ahora a lamentar la actuación “interesada”, señalan, de la abogada abertzale Jone Goirizelaia, la letrada que representa al sindicato LAB, personado en la causa como acusación particular. “Está consiguiendo lo que se proponía, que empiece a haber un desfile de directivos del banco y conseguir que las declaraciones duren el mayor tiempo posible para que no se deje de hablar del tema”, admite una persona directamente relacionada con los intereses de Kutxabank en este proceso judicial. No obstante, las nuevas citaciones han sorprendido después de conocer que no se detectaron irregularidades en el proceso de contratación de la iguala entre Kutxabank y el despacho de Rafael Alcorta, al margen de la sorprendente revelación de que los trabajos realizados por Mikel Cabieces, exdelegado del Gobierno en la época socialista, nunca fueron cotejados por el banco que cursó la denuncia.

Además, tampoco se olvida la advertencia pública de Mario Fernández hacia Villalabeitia abogando por la restitución de su honor. “No creo que Mario [Fernández]vaya a empezar a pleitear. Imagino que se podrá hablar con él y antepondrá el daño que se le pueda hacer al banco antes que otra cosa”, se indica a este periódico desde el entorno del consejo de administración.

Mientras, Villalabeitia amplía el plazo para la elección del consejero delegado en paralelo a la interminable espera de la circular del Banco de España sobre el proceso regulador de Kutxabank y de sus socios. “Es demasiado tiempo sin que haya un plan operativo, sin que sepamos por dónde quieren llevar el banco”, critican desde el ámbito sindical. “Este año se puede dar por perdido. La implementación de las nuevas directrices llevará un tiempo y no será fácil”. Desde este análisis, en la plantilla cobra cuerpo la idea de que se persiguen unos “objetivos continuistas”, aunque entre los tres socios coge fuerza el propósito de que “hay que tomar decisiones claras a partir de junio”.

Precisamente la elección del consejero delegado ha provocado otro debate interno sobre a cuál de las tres fundaciones corresponde su representatividad sobre la base compartida de que el consejo procederá a su amplicación. “Por una cuestión de porcentaje en el supuesto de que sean ahora 16 consejeros, le correspondería a Kutxa”, informa una fuente cercana a la dirección. Lógicamente, el presidente consensuará el nombramiento con las tres fundaciones.

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No obstante, los sindicatos ya conocen el propósito de Villalabeitia de avanzar por la senda de la rentabilidad del negocio y así despegarse del guión defendido por Fernández, aunque actualmente en vigor. Así se lo dijo hace tres meses ambas partes mantuvieron una reunión “larga” en la que fueron informados del punto de partida de una nueva etapa “que no acabamos de ver”. Desde la parte sindical se advierte de que “queremos meter el diente de una vez a las prejubilaciones y a la situación de los trabajadores trasladados con motivo de las fusiones”, recuerda un miembro del comité de empresa, aunque admite que “disponer del convenio firmado da una cierta tranquilidad”.

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