_
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las pobres razones de un ministro

Fernández Díaz sugiere una relación de causa efecto entre el independentismo y el yihadismo sobre bases muy débiles

Advierto de antemano que el chiste que estoy por reproducir aquí pertenece a la incómoda y vaga categoría de lo políticamente incorrecto. En un concierto del grupo U2, al terminar una canción, Bono pide cortésmente silencio a los asistentes. Cuando el público le ha concedido ese silencio, Bono empieza a aplaudir a un ritmo muy, muy lento. A continuación lanza una de las proclamas humanitarias por las que es mundialmente conocido. Buscando concienciar al público, dice: “Cada vez que aplaudo, un árbol es talado en la selva amazónica”. La afirmación indigna sobremanera a un miembro del público, quien, rompiendo el silencio mágico que el propio Bono ha inducido, con voz amarga grita a pleno pulmón: “¡Entonces deja de aplaudir, so imbécil!”.

El chiste es, además de frívolo, una instancia perfecta de la falacia post hoc ergo propter hoc. Es decir, la falacia según la cual el hecho de que un evento tenga lugar en un momento inmediatamente posterior a otro evento no significa, necesariamente, que este último haya sido causado por el primero. El aplauso de Bono no constituye la causa de la tala de árboles amazónicos, a pesar de que esta acaezca apenas un segundo después de que las manos de Bono se encuentren, la una con la otra, para producir el sonido característico del aplauso.

Dadas las declaraciones en que sugería una relación de causa efecto entre independentismo y yihadismo, es de suponer que el ministro del Interior, Fernández Díaz, o bien es un cínico que busca desacreditar al movimiento independentista por una vía vil y tramposa o bien ha caído en el mismo error que la persona del público que reprende a Bono. No sé cuál de las dos posibilidades es más peligrosa dada su condición de ministro de Interior. Quizás en sus manos se encuentran datos palmarios, obtenidos por los servicios secretos, sobre esa relación causal. Pero si así fuera no se ve qué razón tendría para no proporcionarlos una vez se ha lanzado la sospecha. Así que, de nuevo, o bien es un cínico temerario o bien cae en la falacia post hoc ergo propter hoc.

Supongamos, por ser bondadosos, que no es un cínico. Fernández Díaz asume que dado que la conformación de células salafistas ha tenido lugar justo después de la explosión del movimiento independentista, entonces esto último es causa de lo primero. Se trata, por supuesto, de una asunción totalmente gratuita. O quizás no. Fernández Díaz aduce que se ha frivolizado la integración de la comunidad musulmana y que un miembro de Nous Catalans, asociación soberanista vinculada a CiU, fue expulsado por salafista. Tales parecen ser las razones que establecerían una relación causal entre la explosión del independentismo y el auge del yihadismo en Cataluña.

Si para Fernández Díaz que un miembro de Nous Catalans sea expulsado por salafista crea un nexo entre independentismo y yihadismo, también aceptará que hay vínculo entre el PP y el neonazismo

El problema es que, por sí mismas, tales razones no parecen sostenerse en pie. Dado que unos pocos musulmanes —no todos de origen árabe, por cierto— han formado presuntamente una célula salafista, entonces se ha frivolizado la integración de toda la comunidad musulmana. Pero una cosa no parece ser consecuencia necesaria de la otra. Para que sea verdad que se ha frivolizado la entera integración, uno intuye que es necesario que ocurra algo más que las reuniones de cuatro individuos para cometer un atentado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Y es de suponer que si para Fernández Díaz el hecho de que un miembro de Nous Catalans sea expulsado por salafista crea un nexo entre independentismo y yihadismo, entonces también aceptará que hay un vínculo entre el PP y el neonazismo, dado que algunos de los miembros de sus juventudes se fotografiaron haciendo el saludo romano. Pero imagino que rechazaría lo segundo. Y si rechaza lo segundo no se ve por qué no habría de rechazar también lo primero.

Así que las exiguas razones presentadas por Fernández Díaz son tan débiles como aparentan, salvo, como decía, que tenga datos concluyentes al respecto. Como en el fan cabreado con Bono, Fernández Díaz está tan obnubilado que parece llegar a creer que la cadena de acontecimientos que ha tenido lugar en Cataluña estos últimos años está causalmente determinada. Lo que causa sorpresa, sin embargo, no son tanto los resbalones de Fernández Díaz o de la plana mayor del PP. A esto ya estamos de algún modo acostumbrados. Lo que causa sorpresa es que si tal es el nivel del principal rival del independentismo, ¿cómo puede ser que este último no esté ganando por goleada? Si tan fácil se lo ponen, ¿cómo puede ser que no sea ya la opción masiva en Cataluña?

Creo que la respuesta más sensata a esta pregunta es que, contra lo que a veces se invoca como justificación del independentismo, el PP, y lo que el PP representa, no es el único rival del independentismo, y me atrevería a decir que ni siquiera es su rival principal. Existen muchas formas legítimas de ser no-independentista y ninguna de ellas, salvo que Fernández Díaz tenga información privilegiada al respecto, exige soltar la primera sandez que se le pasa a uno por la cabeza.

Pau Luque es investigador en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_