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Un padre se atribuye el crimen racista del Besòs para salvar a su hijo

El hombre afronta 20 años de prisión por inducir el asesinato de un senegalés

Jesús García Bueno
Un grupo de senegaleses, ayer por la noche en el barrio del Besòs de Barcelona tras la muerte a tiros de un compatriota.
Un grupo de senegaleses, ayer por la noche en el barrio del Besòs de Barcelona tras la muerte a tiros de un compatriota.MASSIMILIANO MINOCRI

La muerte de Ibrahima Dieye, de 32 años, en el barrio del Besòs no obedeció a motivos racistas, ni fue intencionada. Ésa es al menos la tesis que esta mañana han defendido los cuatro acusados por el crimen, ocurrido en enero de 2012: el padre, Antonio Fernández, como inductor, y tres de sus hijos, uno de ellos (el mayor) como autor material del homicidio que encendió la mecha del odio racial en el límite entre Barcelona y Sant Adrià de Besòs.

Pese a que los testigos identificaron al hijo mayor como autor del disparo mortal, y pese a que las pruebas le incriminan (los forenses hallaron restos de pólvora en su ropa), el padre ha defendido con vehemencia la "inocencia" de su hijo. El hombre ha asumido, aunque solo parcialmente, la responsabilidad por el crimen. Ha afirmado que el arma se disparó "de forma accidental", que en ningún momento tuvo la intención de matar a Ibrahima y que en ningún caso le movió el odio racial.

Los hechos ocurrieron la tarde del 3 de enero de 2012 y, según la Fiscalía, discurrieron de otra manera. Un grupo de jóvenes senegaleses jugaba a fútbol frente a la vivienda de los Fernández, una familia de etnia gitana. El hombre les recriminó su comportamiento con amenazas e insultos. "Hijos de puta, negros de mierda, iros a vuestro país". Los chicos no se le enfrentaron, pero Fernández decidió llamar a la persiana para que sus hijos bajaran y, siempre según la Fiscalía, les instigó a vengarse. "Estos negros me han faltado al respeto. Hay que matarlos a todos". El hijo mayor salió de casa con una pistola. Disparó primero al cielo. El segundo disparo impactó en el torso de Ibrahima, que murió en el acto.

En su declaración, plagada de lagunas y contradicciones, Antonio Fernández ha negado el móvil racista y se ha presentado como víctima. "Los gitanos y los negros siempre hemos sido los más perseguidos y humillados del mundo. No soy racista", ha explicado ante el jurado popular. Según su versión, se limitó a decir a los senegaleses, con buenas maneras, que allí no se podía jugar a la pelota porque se podían romper cristales. "Uno se puso todo fuerte y me dijo que yo allí no mandaba. Me vi rodeado y cogí miedo", ha explicado.

Fernández ha añadido que pidió ayuda a sus hijos no para enfrentarse a los senegaleses, sino para "arreglar las cosas bien", con diálogo. Dos de sus hijos (también acusados, aunque por lesiones), Rafael y Salvador, bajaron de forma inmediata. "No sé qué pasó, pero los negros empezaron a llamar por teléfono y vinieron más morenos". El hijo mayor, que afronta una petición de 20 años de cárcel, "no estaba allí", ni utilizó la pistola contra Ibrahima.

El padre ha explicado que Salvador efectuó el disparo al aire y que eso provocó un ataque del grupo de senegaleses. Después, de alguna forma que no ha sabido concretar, el arma acabó en sus manos. Antonio Fernández tampoco ha sido capaz de explicar cómo disparó. "Estábamos forcejeando y luchando para que no nos quitaran la persona. Yo pude quizás coger la pistola y se disparó. No sé si alguien me tocó o se apretó el gatillo, pero se disparó". "Soy culpable de la muerte pero yo no diría que le he matado, fue un accidente después de un forcejeo", ha añadido. El padre dijo que si su hijo mayor fue identificado es porque los Mossos "le tienen manía": "Lleva diez años robando y nunca le pillan".

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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