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Europa, el fin de una ilusión

Una exposición en la Fundación Miró analiza el proyecto europeo a partir de la crisis social, económica y política actual

La intervención 'Área restringida', de Mateo Maté, que se exhibe en la muestra de la Fundación Miró de Barcelona.
La intervención 'Área restringida', de Mateo Maté, que se exhibe en la muestra de la Fundación Miró de Barcelona.

Un montón de cristales rotos acogen a los visitantes de la Fundación Miró. Quizás sean los escombros del arte contemporáneo, una metáfora más que actual en estos días de polémicas, denuncias y reivindicaciones. Los cortantes desechos son la memoria tangible de Brindis, la performance concebida por Luiz Simoes y Sabina Simon para la inauguración de la exposición Prophetia, abierta en la Miró hasta el 7 de junio. Durante el habitual aperitivo de celebración, los artistas pidieron a los participantes que depositaran sus vasos en una plataforma, que luego subió con su carga de cristal casi a la altura del techo, donde una frecuencia inaudible los hizo explotar con gran estruendo.

“Los artistas descubrieron que la frecuencia del Big Bang es la misma que hace explotar cualquier tipo de vidrio, aunque en esta obra más bien aluden a los escombros del proyecto europeo”, explica Martina Milá, jefe de exposiciones de la Miró. Tras mirar a la Europa del siglo pasado, en Prophetia la Fundación se centra en la situación del sueño europeo de la mano de 24 artistas de varios países y sensibilidades, reunidos por la comisaria Imma Prieto.

Un vídeo de 2003, Dammi i colori del albanés Anri Sala, que recoge el proyecto utópico del entonces alcalde de Tirana, un artista que quiso pintar de colores toda la ciudad, da inicio a un recorrido que alterna anhelos y desencantos. Cada obra cuenta una historia intuitivamente descifrable, aunque para cualquier duda existe una hoja de mano concisa y explicativa, ya que en lugar del habitual catálogo la comisaria ha optado por una publicación con siete ensayos que analizan el momento actual a partir de los tres conceptos que articulan la muestra: el rapto, la correspondencia y la responsabilidad. “El rapto en el sentido de secuestro del ideario comunitario a raíz de la crisis. La correspondencia o no entre la utopía y la realidad y la responsabilidad como actitud para salvar el proyecto europeo o denunciar sus límites”, indica Milá. Antoni Muntadas con una alfombra que reproduce la bandera europea y alude a la unión monetaria como eje principal del proyecto, encabeza un cartel de artistas españoles que incluye Eugenio Ampudia, Daniel G. Andújar, Jordi Colomer, Mateo Maté, Jorge García y Avelino Sala con dos esculturas sobre la crisis de la cultura y la educación pública. Pelayo Varela ha creado un reloj cuyas agujas van borrando fragmentos de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Nuria Güell ha aprovechado la posibilidad de producir una obra que le brindaba la muestra, para intentar —por el momento sin éxito— lograr el estatus de apátrida, mientras que Chus García Fraile compara el fervor por la patria con la veneración religiosa, creando unos vitrales de estilo gótico con banderas europeas en lugar de imágenes religiosas.

La muestra, que ofrece la oportunidad de ver obras de artistas en alza que han expuesto raramente en España, como los noruegos AK Dolven y Per Nygard, el griego Kostas Bassanos, la croata Renata Poljak y la portuguesa Filipa César, se cierra con una pintada de las italianas Sara Goldschmied y Eleonora Chiari, que han escrito en el muro del patio interior de la Fundación: La democracia es una ilusión.

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