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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La calidad de la representación

El referéndum es una dinámica de suma cero: unos ganan y otros pierden. Rompe la cohesión social y margina a la minoría

El grito de los indignados “¡No nos representan!” no ha sido canalizado hacia el debate sobre la mejora de la calidad de la representación, sino a buscar formas alternativas de democracia directa o participativa, sobre todo a nivel local, olvidando que la participación ciudadana es esencial para la calidad de la representación, pero en ningún caso, la democracia representativa puede ser sustituida.

En todas las democracias modernas la ciudadanía ha delegado la acción de gobierno en unos representantes electos. Dos argumentos se utilizan para explicarlo: el número de población y la extensión territorial que hace imposible la convocatoria de la ciudadanía a las asambleas. Si estos fueran los únicos argumentos, hoy, con Internet y las tecnologías digitales, que permiten que desde cualquier lugar se puede deliberar, votar y agregar resultados, la democracia directa sería posible. Pero las exigencias para que una democracia sea necesariamente representativa son otras: la diversidad social, la complejidad y la necesidad de cohesión social y cooperación para que la democracia funcione.

La ciudadanía es más diversa socialmente que en las ciudades industriales, en las que el proletariado, por ejemplo, era una clase homogénea. Hoy el precariado es un gran conjunto de grupos socio-económicos altamente vulnerables. Hablar de ciudadanía como un todo es una equivocación. La ciudadanía está atravesada por múltiples contradicciones que no son necesariamente incompatibles, pero hay que gestionarlas a fin de establecer políticas y proyectos que respondan a la gran mayoría de intereses de los distintos sectores sociales.

Una dinámica de referéndum es una dinámica de suma cero, unos ganan y otros pierden, y no sólo se margina a la minoría, sino que en el caso de más de dos opciones fácilmente se margina a la mayoría. Esto genera descohesión social e impide la cooperación entre los distintos actores implicados de la ciudad. R.D. Putnam ya demostró que para que la democracia funcione y genere resultados sociales y económicos es del todo necesaria la colaboración entre la ciudadanía.

¿Cómo garantizar una representación política claramente inclusiva a nivel local?

Los gobiernos locales deben tener una autonomía respecto de sus electores y su procedencia. En caso de formar gobierno, no sólo pueden gobernar para los suyos o ser meros transmisores de resultados de referéndums, sino que partiendo de unos valores y unos intereses legítimos, deben intentar construir el interés más general para mantener la cohesión social, y que no peligre la democracia. La autonomía de la política sobre los equipos técnicos también es necesaria porque los técnicos deben elaborar los proyectos a partir de los objetivos de la gran mayoría de los sectores ciudadanos, y en segundo lugar nunca hay una sola solución para los mismos desafíos, habrá proyectos más sostenibles, otros con mayor impacto en el empleo, etcétera. y optar por unos u otros no es nunca una decisión técnica, es una decisión sobre valores, es una decisión del electo que luego deberá rendir cuentas a la ciudadanía.

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Ahora bien, ¿cómo garantizar la calidad de la representación y que la necesaria autonomía del político respecto de los electores no se convierta en la generación de dominación de unas élites? ¿Cómo garantizar una representación política claramente inclusiva a nivel local?

Basándome en los principios invariables que encontró B. Manín en todo gobierno representativo, considero que son necesarias cuatro condiciones:

1. Disponer de mecanismos de participación y evaluación que permitan conocer la opinión de todos los sectores ciudadanos implicados en una política o proyecto, para garantizar que la autonomía en relación a los electores se utiliza para conseguir el interés más general.

2. Asegurar que la libertad de expresión llegue a todos y, en particular, garantizar que se oiga la voz de los sectores más precarios como garantía de ciudad inclusiva.

3. Que las elecciones estén precedidas de una rendición de cuentas de los programas de gobierno y proyectos realizados, con requisitos de objetividad y transparencia, y se dispongan de fuentes alternativas de información con las mismas características.

4.<TB>Un amplio uso de la deliberación y la generación de ideas por medios electrónicos y presenciales, no como instrumentos de decisión sobre recursos públicos, sino para garantizar la calidad de las decisiones políticas.

La democracia son valores (objetividad, racionalidad, transparencia, igualdad, convivencia), procedimientos normativos, resultados y actitudes ante los demás. De tal modo que J. Dewey consideró que la democracia era una manera de vivir. Desde esta perspectiva, el mejor instrumento para la calidad de la representación es una ciudadanía atenta que se abstenga de votar a personas que no se caracterizan por su disposición a la escucha plural, al diálogo, al respeto, a la mediación y a la solidaridad.

Josep Mª Pascual Esteve es economista y sociólogo

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