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El Aaiún en Madrid

El catedrático Joaquín Casariego reivindica la arquitectura colonial en el Sáhara

El Aaúin en una imagen de los años cincuenta y portada del libro.
El Aaúin en una imagen de los años cincuenta y portada del libro.

Él vivió allí. La vio crecer. Y ahora mira con tristeza cómo la destruyen. El arquitecto y catedrático de Urbanística y Ordenación del Territorio en la universidad de Las Palmas de Gran Canaria Joaquín Casariego Ramírez (Santa Cruz de Tenerife, 1948) todavía recuerda con felicidad sus años en El Aaiún, la ciudad creada por españoles en el Sáhara Occidental hacia 1940. En esa capital desértica vivió desde los dos hasta los ocho años, cuando volvió a Canarias. “Por eso me sorprendió tanto cuando busqué en Internet el nombre y no salía nada sobre su estructura. Ni sobre Villa Cisneros [actual Dajla] o Sidi Ifni, sobre ninguna de estas ciudades del frente marítimo”. Decidió investigar el urbanismo de la ciudad y entonces se encontró con la marca del colonialismo español y el desencanto del olvido, por lo que decidió plasmar su historia enel libro El proyecto de Aaiún. La estructura del espacio urbano en la colonización española del Sáhara, presentado el viernes en Madrid.

“Ahora es un desastre”, se lamenta. El territorio, que está ocupado por Marruecos desde 1975, ha ido perdiendo poco a poco sus características coloniales: sus medias cúpulas en las casas, la iglesia, el cuartel y el ambulatorio, ubicados estratégicamente alrededor de la entonces plaza principal. Y la zona árabe, donde vivían los locales en aquella época. Poco a poco, más fachadas y estructuras han sido reemplazadas por edificios que Casariego considera de menor valor arquitectónico.

“No hay interés por este tema porque es un lugar sumamente subdesarrollado. Está por debajo del desarrollo de Canarias, incluso del de Marruecos. Por eso se están cargando los pueblitos: los sustituyen, pero no tienen suficiente capacidad económica ni cultural para construir algo interesante”, afirma.

Entrada del pabellón del Delegado.
Entrada del pabellón del Delegado.

Casariego habla del interés turístico que se ha perdido, y considera que lo hecho por los españoles durante 20 años —que ahora formaría parte del centro histórico de una ciudad de más de 200.000 habitantes— se debería proteger. “Creo que esto puede servir como ejemplo de otros pueblos que construimos en el Sáhara. No surgían por casualidad, fueron el trabajo de ingenieros militares. Esta es la arquitectura que hizo España en las colonias en un periodo concreto de su historia y el libro es una llamada de atención para que dejen de demolerlos”.

Según afirma, El proyecto Aaiún, donde además explica el contexto político de la época, la historia de la ocupación española y sus consecuencias, es un texto enfocado a los arquitectos, universitarios e interesados en el Sáhara. “Hasta es para los propios marroquíes que están ahora gobernando allí”, dice, y agrega que tiene la esperanza de poder ir a presentar su libro en la ciudad, cuando se concrete el proyecto de creación de un Instituto Cervantes local, algo que podría provocar un escándalo internacional, pues supondría una suerte de reconocimiento de la soberanía marroquí del territorio, en contra del criterio de Naciones Unidas.

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“Lanzo una llamada para que Marruecos deje de demoler los edificios”

Casariego, que ha sido profesor visitante en la Graduate School of Design de Harvard en varias ocasiones, elogia a los arquitectos graduados en España, y asegura que siguen siendo bien vistos en el resto de Europa. “Lo que creo es que en este momento aquí hay demasiadas universidades, y por tanto demasiadas escuelas de arquitectura. Me parece bien que haya más centros, pero que en Madrid haya cinco o seis, y en Barcelona otros tantos, es excesivo. Y la mayoría son universidades privadas, que no están mal, pero son un negocio”.

Duda de los efectos que eso pueda tener en el gremio en un futuro, pero precisamente para esos profesionales ha editado su libro. Y para que por fin salga algo en Google cuando alguien quiera saber más de la arquitectura del pueblo donde creció, claro.

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