_
_
_
_
_

La UAB cierra su guardería y da paso a un centro privado

Los padres de familia y los sindicatos temen la pérdida de los puestos de trabajo y del proyecto educativo

Camilo S. Baquero

La guardería Gespa, que presta servicio a los hijos de los trabajadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), cerrará sus puertas después de 43 años de funcionamiento. La decisión se tomó ayer en un Consejo de Gobierno extraordinario de la UAB, con el 60% de los votos a favor. El argumento de la dirección es la imposibilidad de reformar la sede y el alto coste del servicio. Para seguir con las plazas, la universidad cerrará un convenio con la guardería privada Llar d'en Pitus. Los sindicatos lamentan el cierre y piden mantener los puestos de trabajo.

La guardería funciona en el barracón que utilizaban los obreros que construyeron la universidad. Montserrat Farell, vicerrectora de Economía, explicó que el techo es de uralita y que el proyecto de construir un nuevo edificio asciende a más de 300.000 euros. “La Generalitat ha reducido sus trasferencias para infraestructuras. De 20 millones de euros, ahora recibimos 2,5 millones”, explicó. La UAB destinaba 200.000 euros al año a la fundación que llevaba la guardería, que tiene unos 60 alumnos, dos tercios de ellos hijos de empleados de la universidad. Para este año redujo sus aportaciones a 80.000 euros.

La elección de Llar d'en Pitus, dijo Farrell, se debe a su cercanía al campus de Bellaterra. Los sindicatos, sin embargo, critican esta decisión. Desde CC OO consideran que la elección se ha hecho a dedo. La universidad sostiene que habrá un convenio con el nuevo centro, de diez años de duración, en el que la UAB no tendrá que desembolsar dinero pero sí permitirá que los estudiantes de Ciencias de la Educación puedan hacer allí sus prácticas. En contrapartida, se mantendrá la misma tarifa por plaza para los empleados de la UAB, 450 euros al mes, comedor incluido.

Desde la AMPA de Gespa insisten en que el centro se vincule a la red de guarderías públicas de la Generalitat, lo que permitiría tener una subvención. Desde la UAB insisten en que esta vía no es posible. “El Ayuntamiento de Cerdanyola nos dice que no se puede hacer porque en el municipio hay plazas vacías”, dice Farrell.

Padres y sindicatos temen que el proyecto educativo de Grespa se pierda. El nuevo centro es bilingüe catalán inglés. El futuro de los 15 trabajadores de la guardería también es incierto. La UAB dice que, en el caso de los maestros, podrán ir a Llar d'en Pitus “en función de la demanda” que tenga el nuevo centro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_