_
_
_
_
_

El Rioleon Safari se va a América

La Generalitat ultima el traslado de los últimos 12 leones y cuatro osos del antiguo parque

Marc Rovira
Un león mira a un visitante de Rioleon Safari, en una imagen de 1988.
Un león mira a un visitante de Rioleon Safari, en una imagen de 1988.joan sánchez

La tigresa Gala creció saludando a los turistas en el parque Aqualeon de Albinyana (Baix Penedès). Los visitantes del que un día fue el muy popular Rioleon Safari eran la compañía más cercana que tenía. Siendo un cachorro, sus primeros propietarios le extirparon las garras para que no les atacase y cuando el parque la adoptó en 1993 tuvo que aislarla del resto de felinos porque esto la dejaba indefensa. Gala murió el año pasado víctima de un tumor.

El parque Aqualeon ha anunciado que este será el primer verano que abrirá sus puertas ofreciéndose solamente como parque acuático convencional. Agua y toboganes, pero ni rastro de los animales que popularizaron los paseos en coche y en trenecito a solo unos metros de las fieras. En las instalaciones de Albinyana, sin embargo, aún quedan cuatro osos, doce leones y un tigre que buscan casa. El tigre encontrará techo en breve porque es propiedad de Aspro Parks, la sociedad que gestiona las instalaciones y que opera unos sesenta parques y centros de ocio por toda Europa.

Pero los osos y los leones son propiedad de la Generalitat de Catalunya y no hallan tan fácil acomodo. “Tener un león no es como tener un gato”, admite Ricard Casanovas, responsable del servicio de Biodiversidad y Protección de los Animales de la Generalitat. Los trámites para encontrar un nuevo hogar para los animales, según ha podido saber EL PAÍS, se han acelerado en las últimas semanas y ya está enviada la documentación para trasladarlos al que será su nuevo hogar: un santuario de animales en un país americano del que la Generalitat no ha querido informar.

Las negociaciones con el que será el nuevo propietario están rematadas, incluso este ha avanzado dinero para gestionar los trámites del viaje, pero la Generalitat mantiene una opacidad total sobre el tema. Ricard Casanovas insiste en que “hay que ser prudentes” y confiesa temer que una posible controversia pueda llevar al traste una operación que permitirá al Gobierno catalán quitarse de encima un problema.

Un juez dio las fieras al Gobierno catalán tras la quiebra del recinto

Rioleon Safari quebró en 1991 y el juzgado de El Vendrell puso al medio millar de animales que quedaron en el parque bajo tutela de la Generalitat. Se abría así un largo proceso judicial que incluyó denuncias contra los propietarios por dejadez y maltrato a los animales e, incluso, acusaciones de contrabando con especies protegidas. Las diligencias terminaron archivadas y la Generalitat ha buscado distintas salidas para colocar a las fieras. Hasta se realizó una subasta pública que quedó desierta. La Secretaría General de Comercio Exterior, dependiente del Ministerio de Economía, ayudó quedándose lo que calificó como especies de especial atención, dos elefantes africanos y seis osos pardos, pero en custodia de la Generalitat quedaron 200 antílopes, 30 cebras, otras tantas llamas, dos cabras enanas, una tota verde, un macaco y los leones y osos ahora en negociación. La manutención de los animales cuesta varios cientos de miles de euros cada año.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La dirección del parque ha declinado hacer ninguna valoración sobre la situación de los animales y no ha autorizado visitarlos. El alcalde Albinyana, Quim Nin (CiU), es también el delegado de la Generalitat en Tarragona y asegura que los ejemplares han estado siempre bien atendidos. Nin se muestra cauteloso al valorar cualquier aspecto relacionado con el parque, un atractivo que durante años ha traído miles de visitantes al pueblo y que “cada verano da trabajo a 70 u 80 personas”. Incluso piensa que algún día el parque puede volver a tener un safari.

Mientras el alcalde sueña con que los animales puedan volver, hay quien tiene pesadillas por si no se van. Ricard Casanovas detalla que “algunos se han ido muriendo y otros los hemos podido recolocar en centros y parques de Aitana, Madrid, Estepona y Portugal”. Pero queda el remanente, los últimos compañeros de Gala, la tigresa que no se podía defender.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_