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El juez envía a prisión al vecino de Guitiriz que envenenó al cura

El encarcelado le echó somníferos en un caldo para intentar robarle

Un plato de caldo con somníferos lo mandó a la sala de críticos del Hospital Universitario de Lugo (HULA) la tarde del sábado después de comer invitado en la casa de un vecino toxicómano al que tutelaba en los servicios sociales que éste debía prestar a la comunidad. A sus 65 años, Alfonso Blanco Torrado, el popular párroco de Guitiriz, al frente de la Asociación Cultural Xermolos, se recupera ya en planta del intento de envenenamiento que sufrió el pasado sábado en la casa de J.J.L.B, de 43 años y vecino de la parroquia de Santa Locaia.

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El mismo hombre que supuestamente trató de adormecerlo con la intención robarle fue el que llamó a la ambulancia poco después de las 16:00 horas y lo acompañó hasta el hospital alarmado porque el párroco, con que tenía trato desde hacía años, no reaccionaba. La Guardia Civil lo detuvo la noche del miércoles y el juez de la Sala de Instrucción número dos de Lugo, en funciones de guardia, lo envió el jueves a prisión, comunicada y sin fianza, por dos delitos en grado de tentativa: homicidio y robo.

“Dice que no se acuerda de nada. Sólo que comió y se sintió mal y que despertó en el hospital”, explica el regidor de Guitiriz, José María Teixido (PP), amigo personal del párroco hospitalizado. Recuerda que aterrizó en el municipio en 1977 para revolucionar la vida cultural del pueblo al frente de Xermolos y “darle bombo” a un festival, el de Pardiñas, que va por su XXXV edición y que ha logrado embarcar a la juventud guitiricense. El cura le contó al alcalde que el mismo vecino que lo invitó fue quien le alertó a los servicios de emergencia y lo acompañó al HULA. “Ojo, que yo de envenenar no digo nada”, recalca el regidor.

En los últimos seis días, el cura de Guitiriz, que está al frente de media docena de parroquias de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, pasó por el box de Urgencias del Lucus Augusti, por el área de críticos y estuvo en observación prácticamente inconsciente hasta que los médicos lo trasladaron a planta cuando empezó a responder al tratamiento. “Le acabo de colgar a su hermano y me dice que está bien”, apunta el alcalde. “Alfonso no sabe decir que no y ayuda a todos”, termina Teixido. La familia le ha confirmado que el párroco, que se golpeó la cabeza al desplomarse, está fuera de peligro.

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