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Los paros del metro en Fallas intensifican el colapso en Valencia

Los festejos falleros convierten el centro de la ciudad en un fortín para el tráfico

Cristina Vázquez
Cientos de viajeros de metro atestaban ayer los andenes de la estación de Colón durante los paros.
Cientos de viajeros de metro atestaban ayer los andenes de la estación de Colón durante los paros. JOSÉ JORDÁN

El centro de Valencia se convirtió ayer en un fortín inexpugnable. Inma, una vecina de L’Eliana, estuvo a punto de perder los nervios. Un trayecto que habitualmente hace en coche en 25 minutos, le costó ayer más de hora y media. Al llegar a la capital por la autovía de Ademuz, a la altura de los centros comerciales, se topó con un auténtico caos circulatorio. “El túnel estaba cortado y no te dejaban pasar. No me preguntes cómo pero he acabado en el Bioparc, cuando quería ir a la avenida del Puerto. Ha sido desesperante”, denunció.

Como Inma hubo miles de afectados por las restricciones al tráfico de vehículos. Y es que la capital, con más de 400 calles cortadas, comenzó ayer desde primera hora con los cortes circulatorios por festejos falleros como la recogida de premios a las fallas o la primera jornada de la Ofrenda a la Virgen.

En torno a las once de la mañana los puentes de la ciudad eran un amasijo de coches y autobuses. La Policía Local, ayudada de vallas, solo permitía acceder al centro a vecinos, personas autorizadas y transporte público. El resto debía buscar trayectos alternativos porque el centro estaba vedado. Los agentes, con cara de resignación, atendían cientos de reclamaciones de conductores enfadados.

Muchos ciudadanos —dado que ayer era laborable— acudieron al centro administrativo en metro, que no se ve afectado por los cortes de calles pero que soporta desde el domingo paros parciales en horas punta. Desde el pasado domingo y hasta el 18 de marzo, la red presta un 40% menos de servicio de lo habitual entre las 12,30 y las 15 horas y entre las once de la noche y las tres de la madrugada. El día de Sant Josep se repetirán los paros a mediodía. 

En las primeras horas, los trenes circularon con normalidad pero conforme se acercó la hora de la mascletà, que congrega cada día a miles de personas en la plaza del Ayuntamiento y su entorno, la situación empeoró. La boca del metro de Colón, una de las estaciones cercanas al epicentro fallero, escupía gente sin cesar desde la una de la tarde. “Todo el mundo quiere ir a la misma hora y al mismo sitio y por eso se produce tal concentración de viajeros”, reconoció un portavoz de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana.

Ayer, sin embargo, a diferencia de días anteriores, la compañía no se vio obligada a cerrar puntualmente los accesos o vestíbulos para evitar una aglomeración excesiva de usuarios en los andenes. “Cuando no hay huelga podemos poner algún refuerzo en horas punta, pero con los paros estamos obligados a respetar los servicios mínimos”, agregó este mismo portavoz.

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Días antes, los trenes venían hasta los topes de gente procedente del área metropolitana de Valencia y cuando se detienen en estaciones como las de Campanar, avenida del Cid o Jesús ya no cabe ni un alfiler en los vagones y hay lío y enfados. Los sindicatos presionan con los paros para la negociación del convenio.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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