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Alguien miente en la Audiencia

Las dos primeras sesiones del juicio a los tres policías locales de Getafe que mataron a tiros a un hombre e hirieron a otro dejan versiones contradictorias

F. Javier Barroso
A la izquierda, el policía local y supuesto autor del disparo mortal, Antonio Miguel G., a la salida de Audiencia el pasado jueves.
A la izquierda, el policía local y supuesto autor del disparo mortal, Antonio Miguel G., a la salida de Audiencia el pasado jueves.kike para

El copiloto de un Citroën C-3, David Prieto Fandiño, murió el 21 de noviembre de 2011 tras recibir un disparo en la cabeza, y su acompañante, Roberto García, resultó herido grave por otra bala. Ambos proyectiles fueron disparados por varios policías municipales de Getafe. Hasta ahí, los hechos confirmados. Y a partir de aquí, las versiones contradictorias. Las dos primeras sesiones del juicio contra tres de los policías —unas ocho horas de vista oral y una veintena de declaraciones— en la Audiencia Provincial han abundado en las diferencias.

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¿Hubo secuestro? Los hechos ocurrieron por la mañana en la calle del Ferrocarril, en Getafe. Un agente fuera de servicio, con número de placa 638, llama a su emisora y avisa de que ha visto a dos personas metiendo a la fuerza a una tercera en la parte trasera de un vehículo. Durante el trayecto, afirma que la supuesta víctima y el autor van “forcejeando y manoteando”. En el juicio se desdijo: solo era una la persona que metía a la fuerza a otra.

El conductor del vehículo, Roberto García, lo niega: “Tan solo metimos herramientas en cajas muy grandes que íbamos a vender por 50 o 100 euros”. Su versión la confirma un inspector en prácticas que dijo que era imposible que nadie entrara en la parte trasera del C-3. Y menos dos personas. Tras el tiroteo, no había ni rastro del supuesto secuestrado.

A toda velocidad. El aviso del agente fuera de servicio es comunicado a los policías de servicio. Salen en persecución cuatro patrullas por la autovía de Toledo (A-42). El único que no pierde de vista el C-3 es el policía fuera de servicio, que va en su coche particular. Afirma que el otro alcanza hasta los 140 kilómetros por hora y que va haciendo zigzag por la autovía. Roberto García lo niega: la centralita electrónica del C-3 está modificada y el motor no puede pasar de 2.500 revoluciones por minuto, lo que limita la velocidad a 120 kilómetros. La persecución se prolonga unos 14 kilómetros, que cubren en 12 minutos. Eso da una media de unos 70 kilómetros por hora. Nada que ver con grandes velocidades.

El tiroteo. Los patrulla dan alcance al C-3 en la confluencia de las calles Canarias y Vara del Rey. El agente que corta el paso al C-3 declara que lo adelantó, mientras que García asegura que él se apartó a la derecha al ver las luces azules de los patrulla.

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A partir de ahí, hay versiones muy diversas. Se bajaron los policías y le dieron el alto a los ocupantes del Citroën. El policía que supuestamente mató de un disparo a David Fandiño, Antonio Miguel G., afirma que vio cómo uno de los ocupantes hizo un gesto como de llevar una pistola. En ese momento, alguien gritó “arma de fuego” y él lo repitió. Se oyó una detonación y a partir de ahí, varias más. “Temimos por nuestras vidas”, han repetido los agentes, tanto acusados como testigos.

Roberto García, a la salida de la Audiencia Provincial.
Roberto García, a la salida de la Audiencia Provincial.kike para

El conductor del C-3 mantiene que se apartó a la derecha en la calle Canarias porque pensaba que no iban a por ellos. “No teníamos nada que ocultar”, aseguró en el juicio. Tras cerrarles el paso, los agentes se bajaron de sus coches y, sin decirles nada, empezaron a dispararles. Eso le hizo soltar el embrague y que su coche chocara contra el patrulla que le interceptó. Después, echó marcha atrás y salió en dirección contraria por la primera calle que tenía a su derecha. Un testigo ha afirmado que en ningún momento les dieron el alto a los ocupantes del C-3.

¿En la calle Canarias o en Vara del Rey? Los tres policías encausados afirman que siempre dispararon a la parte baja del coche y que pensaban que iban a morir, ya que Roberto García hizo cuatro maniobras “muy bruscas e intencionadas” para atropellarlos. Sacaron sus pistolas y apuntaron a las ruedas para inmovilizar el vehículo. Efectuaron 13 disparos. Todo se produjo en la calle de Canarias, según su versión.

Roberto García afirma que solo hizo dos maniobras. Hacia adelante, de forma instintiva al soltar el embrague, y hacia atrás para huir. Parte del tiroteo se produjo en ese lapso tan corto de tiempo. David Fandiño ya estaba mortalmente herido. “Se movía hacia adelante o hacia atrás según lo hacía el coche. En un momento, se cayó encima de mí”, añade García. El resto de los disparos se hicieron mientras huía por Vara del Rey. Parte de los casquillos fueron recogidos en este tramo de calle. El C-3 chocó con dos coches estacionados.

Una pistola que no aparece. Roberto García, que ha recibido un tiro en una oreja, se desmaya y choca contra los vehículos. Los agentes rodean el C-3 pistola en mano y buscan la supuesta arma de fuego. Primero se fijan en el conductor, que no lleva nada. Después ven al copiloto, David Fandiño, que se encuentra caído hacia delante, sobre el salpicadero. Tampoco lleva pistola. “Subí al coche a coger el botiquín y taponé la herida del conductor”, afirma el agente Antonio Miguel G., que mantiene que no conocía a las víctimas ni las había visto antes. “Miente. Me sacó del hombro y me tiró al suelo. Yo solo pensaba en mi hija. Y por supuesto que me conocían. Los policías de Getafe siempre van detrás de mí. Muchas veces me esperan en la puerta de mi casa”, mantiene García.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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