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La taberna “itañola”

El Bonanno cumple en La Latina 20 años, reivindicando su esencia de bar de barrio Fundado por un italiano y con sabor madrileño, es punto de encuentro del cine español,

Toni Bonanno, tras la barra de su taberna El Bonanno.
Toni Bonanno, tras la barra de su taberna El Bonanno.Samuel Sánchez

Hay una regla “cósmica” en la taberna El Bonanno: todo el mundo paga. Y eso, en un bar que es punto de encuentro para nombres del cine español, no es baladí. De esa obligación ni siquiera se escapa su dueño, Toni Bonanno, que cita ese mantra desde detrás de la barra, la misma en la que lleva ya dos décadas sirviendo cañas y tapas. Este rincón, en el número 4 de la plaza del Humilladero, celebra su vigésimo aniversario con el mismo espíritu con el que abrió sus puertas: “La sencillez, el producto de buena calidad… y la cañita bien tirá”.

“Un bar hecho por un italiano para los madrileños”. Así califica la taberna su dueño, que recaló en Madrid hace ya 27 años y se autodefine como “itañolo”. “Marca Madrid” por la que todavía le preguntan: “¿y por qué no pusiste un restaurante italiano o una pizzería?”. Ni siquiera se lo planteó. En lugar de eso, optó por abrir un bar en La Latina, cuando a La Latina todavía no se iba a latinear. “Entonces era un barrio muy conflictivo, oscuro, vacío... Por la calle del Almendro o por la Carrera de San Francisco no podía ni pasar. Lo que esta zona es hoy se ha conseguido con el trabajo de la gente que estaba aquí, también con el de los taberneros”.

Es el local donde el actor Luis Tosar consiguió su primer papel

Ubicado a escasos metros de la Cava Baja, una de las calles con más concentración de bares de la capital, los problemas ahora son otros: la competencia y las quejas de los vecinos por el ruido. “Aquí hay muchos hosteleros muy buenos, pero lamentablemente no todos los que están son taberneros", advierte. “Está masificado y los vecinos se cabrean, con toda la razón, pero lo pagamos todos los bares, los buenos y los malos”.

Los 20 metros cuadrados originales son ahora un espacio el doble de grande, reformado. En sus paredes han colgado estos días carteles de películas españolas, a modo de exposición como parte del programa de actividades del aniversario. El cine y la taberna han estado ligados casi desde sus inicios. Allí fue donde Luis Tosar consiguió su primer papel. Cayetana Guillén Cuervo es una de las habituales de la casa y en la película Volver, de Pedro Almodóvar, aparece fugazmente una camiseta con el nombre del bar.

Febrero ha sido el mes dedicado al cine en El Bonanno y marzo, el del teatro, con tres representaciones gratuitas cada viernes. Aunque la fecha oficial del cumpleaños es el 12 de diciembre, la taberna pretende celebrar su aniversario —que amadrina la bailaora Sara Baras, amiga de Bonanno— durante todo el año. La primera década se cumplió con una fiesta por todo lo alto en el Círculo de Bellas Artes, pero para la segunda, su dueño ha querido superarse y vivir la celebración en el bar con sus clientes. Bonanno ideó el programa, que culminará con otra fiesta en diciembre y es un “homenaje a Madrid”, con la ayuda de su propio “comité de sabios”, todos ellos amigos y clientes: un escritor que además es vecino, dos publicistas, un fontanero…

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A su dueño aún le preguntan por qué no abrió una pizzería

Estos días, también, las servilletas del bar llevan impresos los lemas que han ideado para el aniversario: #bonanneando y #cañitabientirá, a modo de hashtag de Twitter. Su dueño intenta mantener la tradición y, al mismo tiempo, sacarle partido a la tecnología. “Soy mi propio community manager”, asegura. Le dedica “una hora al día” a las redes sociales, pero sobre la barra deja la tapa de mejillones; en lata, "un concepto de taberna antigua", reivindica. La esencia de El Bonanno está llena de esas pequeñas reivindicaciones. La más importante: “Irse de cañas después del trabajo, lo que ahora llaman el afterwork. En Madrid eso siempre ha existido, vamos a llamarlo por su nombre”.

Esa esencia “de un lugar en el que la gente se siente bien” —culpable, dice, de la longevidad de la taberna—, es la que Bonanno quiere recoger en otro de los homenajes que prepara para el aniversario: un libro con las historias y los testimonios de esos nombres conocidos a los que se asocia siempre su taberna, pero también del kiosquero de la esquina, del primer camarero que tuvo en el bar o del transportista que le lleva la cerveza. Porque cuando le mencionan a Almodóvar o el primer papel de Luis Tosar, Bonanno tiene la respuesta preparada y es rápido en lanzarla: “El Bonanno no es la taberna de la gente del cine, es la taberna de todos”.

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