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Una menor niega ante el juez que el fraile de O Cebreiro abusase de ella

Reconoce que mantenían relaciones en la sacristía desde que ella tenía 16 años, pero con su consentimiento

El fraile José Quintela, en O Cebreiro, el pasado febrero
El fraile José Quintela, en O Cebreiro, el pasado febreropedro agrelo

Fue aún hace pocos meses cuando José Quintela Arias —el franciscano en prisión provisional por presunto abuso de una menor y un discapacitado, inducción a la prostitución y apropiación indebida— le propuso mantener relaciones a la joven parroquiana. Entonces ella tenía 16 años y medio, habló un buen rato con él y acabó diciendo que sí. Aceptó la proposición después de oír de boca del fraile, de 56 años, los riesgos que conllevaba una relación con un adulto, que además es religioso y padece un problema de salud que podría llegar a afectarla. Esta joven del municipio de O Cebreiro sostuvo ayer ante el juez de Becerreá la misma versión que mantiene desde el viernes 20 de febrero, cuando la Guardia Civil fue a buscarla a su casa para tomarle declaración antes de la detención, el lunes siguiente, del franciscano. La chica, que ahora ya ha cumplido 17 y estudia fuera, regresó esta semana al municipio lucense para prestar declaración junto con su primo, la otra supuesta víctima —de 19 años y con una discapacidad intelectual—, y varios vecinos de la zona que conocían bien al fraile, un hombre que en cinco años de destino en el santuario de O Cebreiro se había convertido en todo un singular personaje del Camino Francés.

 Según la joven, que ha accedido a explicar su versión de los hechos a este diario, se trató de una “relación consentida” que tenía lugar, la mayor parte de las veces, en la sacristía del santuario prerrománico al caer la tarde. Nadie más que ellos dos, cuenta, sabían lo que sucedía en aquellas citas clandestinas. Ni siquiera la amiga mayor de edad a la que recurría muchas veces para subir hasta O Cebreiro desde la aldea en la que vive, a no muchos kilómetros. Solía hacer frío y encendían estufas. A falta de una cama o un sofá, el fraile se agenció una colchoneta que extendía en el suelo en cada encuentro. El franciscano le solía dar dinero, “50 o 100 euros” dependiendo el día, pero ella asegura que no practicaba el sexo a cambio de billetes: “Nunca le pedí ni un céntimo”, afirma sin titubear, “y la verdad es que tampoco sé de dónde lo sacaba”.

A José Quintela, Pepe, natural de San Xoán de Río (Ourense), fraile en Marruecos y en Ponteareas pero conocido por personas del mundo entero (incluidas todo tipo de celebridades que hicieron el Camino y se retrataron con él) por el tiempo que vivió en O Cebreiro, se le imputa un supuesto delito de apropiación indebida. Los investigadores del caso, que abrieron de oficio las pesquisas un mes antes de la detención porque alguien les transmitió sus sospechas, creen que el franciscano se valía de las donaciones del cepillo para hacer estas entregas a la chica. Además, la Guardia Civil todavía investiga si es posible que Quintela enviase a terceras personas imágenes consideradas de pornografía infantil. Ha rastreado su teléfono y su tableta, y está pendiente de obtener resultados del ordenador personal.

En su móvil fueron halladas unas 200 imágenes, la mayor parte de paisajes de O Cebreiro que luego aprovechaba para la página de Facebook de la fraternidad franciscana en la localidad, porque era el encargado de actualizarla. Así, en esta web se pueden ver infinidad de bucólicas escenas de nieve y muchos motivos piadosos. Pero entre esas instantáneas, según fuentes de la investigación, habría también un pequeño grupo de fuerte contenido sexual, generalmente del religioso solo, aunque en algunas también aparecería la muchacha. Ella admite que se fotografiaba con él en los momentos en que tenían sexo, como parte del juego erótico que mantenía la pareja, pero asegura que estaba convencida de que, a continuación, esas estampas “se borraban”.

El Código Penal contempla condenas de hasta 12 años de prisión en el caso de las relaciones con penetración vaginal, bucal o anal a un menor de hasta 13 años. Se considera una violación porque se entiende que los niños no están capacitados para dar su consentimiento. En el caso de los menores de entre 14 y 16, incluida esta edad, se puede llegar a imponer una pena de hasta seis años, aunque el joven consienta, en algunos supuestos en que exista, por ejemplo, una relación de superioridad del adulto con respecto al chico.

Ante el juez también prestó declaración el primo de la joven. Todavía no se ha aclarado qué grado de relación llegó a mantener el franciscano con él, que estudia en un centro especial fuera de O Cebreiro. En una ocasión, contaron tanto él como su prima, Quintela se los llevó a su vivienda de San Xoán de Río. Un miembro de la familia de los jóvenes relata que el fraile habría intentado penetrar al chico pero que él se negó y el religioso no siguió adelante. Según la menor, esa noche durmieron todos en aquella casa.

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