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El lince vuelve después de 40 años

Un ejemplar, soltado en los montes de Toledo, se adentra en los términos municipales de Aranjuez y Fuentidueña tras cruzar tres autopistas

'Kentaro' corre hacia la libertad tras su suelta en los montes de Toledo el 26 de noviembre de 2014.
'Kentaro' corre hacia la libertad tras su suelta en los montes de Toledo el 26 de noviembre de 2014.LUIS SUÁREZ (WWF)

El lince ibérico, el felino más amenazado del planeta, ha vuelto a pisar territorio madrileño tras más de 40 años de ausencia en la región. Kentaro, uno de los ocho ejemplares liberados en los montes de Toledo el 26 de noviembre pasado, llegó a Aranjuez el 12 de febrero y estuvo entrando y saliendo de la región hasta el día 20. El último registro de los técnicos de WWF en la Comunidad de Madrid le sitúa en Fuentidueña del Tajo. Ayer se encontraba en Tarancón (Cuenca), una localidad a mitad de camino entre las ciudades de Toledo y Cuenca. En su periplo, Kentaro también se ha acercado a las inmediaciones de Toledo, ha superado infraestructuras como la carretera de circunvalación de la ciudad, la N-401, la N-V y la R-4 y ha recorrido más de 100 kilómetros.

“Ha cogido carretera y manta. Hemos tenido suerte en que son viales que están bien vallados y no le han atropellado. Ha debido seguir estas barreras hasta que ha encontrado puentes y ha cruzado por arriba”, explica Ramón Pérez de Ayala, responsable del proyecto Life + Iberlince de WWF.

El felino detectado en Madrid por WWF nació en Portugal hace un año

El ejemplar nació en el centro de cría de cautividad de Portugal hace un año y se encuentra realizando un viaje de dispersión a la búsqueda de un territorio propio. “No todos salen tan aventureros. Es más normal que tiendan a quedarse cerca del territorio materno”, explica Pérez de Ayala. Otro de los cuatro machos reintroducidos junto a cuatro hembras se ha dirigido hacia Portugal, pero ya está volviendo a los montes de Toledo.

Kentaro porta en el cuello un emisor por satélite que permite localizarlo cada cuatro horas. Los últimos registros en la Comunidad de Madrid se produjeron en el Alto Alberche y el suroeste de la región, un territorio incluido dentro de la Red Natura 2000. WWF recuerda que se trata de un hábitat apropiado para albergar una población de linces. “Además, si ya ha llegado uno teniendo en cuenta el poco tiempo pasado desde la suelta, lo lógico es que haya más”, añade Pérez de Ayala. La intención es conseguir una población en los montes de Toledo con al menos cinco hembras reproductoras, lo que implica una población de entre 30 y 40 individuos de aquí a 2017.

Los ecologistas piden un plan de recuperación de la especie en Madrid
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Con estas previsiones, WWF pide al Gobierno regional que empiece a trabajar por la especie y reclama un Plan de Recuperación, “tal y como obliga la normativa autonómica y nacional”.

De momento, recuerdan, en los planes de gestión de las zonas que ha visitado Kentaro no figura ninguna medida para el felino. Y es vital. Los ejemplares que se sueltan en diferentes lugares de España van equipados con collares emisores que lanzan señales cada cuatro horas, pero en cuanto empiecen a reproducirse se dispersarán sin que se sepa por dónde se están moviendo. “Por este motivo, es muy importante que en los lugares por donde pensemos que pueden pasar estén preparados para realizar un seguimiento de la especie”, concreta Pérez de Ayala.

En 2006 un científico del CSIC aseguró haber hallado ADN de lince en unos excrementos encontrados en la zona de especial protección de aves (ZEPA) de los ríos Alberche y Cofio, en una zona próxima a la carretera de los pantanos. En ese momento, la Comunidad de Madrid dudó de la veracidad del hallazgo e, incluso, se llegó a especular con que las deposiciones fueran de gato. Finalmente, unos nuevos análisis indicaron que eran de lince, pero quedó la duda. Precisamente esas dudas permitieron al Gobierno regional desdoblar la carretera M-501: si no quedaba demostrada la presencia del felino, la carretera podía ampliarse.

Ahora el proyecto Life + Iberlince pretende conseguir un número de ejemplares y de poblaciones que garanticen la supervivencia de la especie y que permitan disminuir el grado de amenaza de la misma, que se encuentra todavía en peligro crítico. Los esfuerzos durante años han permitido que la población en España pasara de los 94 ejemplares de 2002 a los 332 en 2013. El censo del año pasado todavía no se ha cerrado, pero no habrá mucha variación.

A pesar de los avances, el año pasado fue el peor para los linces en la carretera: murieron atropellados 21 ejemplares (aproximadamente el 7% de la población total). En 2013 cayeron 14 bajo las ruedas de los coches. El peor punto negro se encuentra en Andújar, en la N-IV, entre el kilómetro 305 y 310, donde han muerto desde 2012 ocho felinos. “Hemos empezado a tener muchos problemas en las autopistas, que tienen que estar valladas, y también existen muchas carreteras convencionales sin barreras, porque de esa manera se les podría conducir hacia pasos más seguros”, explica Pérez de Ayala.

Otra de las opciones consiste en despejar los bordes de las carreteras de maleza, de tal forma que el lince, al ver las luces de los vehículos, se asuste y se aleje. Mientras, Kentaro continúa su camino a la búsqueda de su territorio.

El lobo coloniza la sierra desde 2013

Desde hace dos años, una manada de lobos ibéricos vive en el Parque Nacional de Guadarrama, de donde desapareció en los años cuarenta del siglo pasado. No obstante, la especie estuvo entrando y saliendo de la Comunidad de Madrid a la búsqueda de alimento desde 2007, pero no fue hasta 2013 cuando decidió establecerse en la vertiente madrileña de la sierra de forma definitiva. Los ejemplares contabilizados —dos machos, una hembra y tres lobeznos— procedían de Castilla y León, donde la especie ha arraigado con fuerza.

En estos dos últimos años, los ganaderos madrileños han denunciado numerosos ataques a sus animales. El último registrado ocurrió en el municipio de San Mamés en enero pasado. Murieron unas 30 ovejas.

La Consejería de Medio Ambiente anuncia que este año va a triplicar las indemnizaciones por ataques de lobos o perros asilvestrados.

Se destinará un presupuesto de 60.000 euros (en 2013 fueron 20.000). En el caso de ovejas o cabras de entre seis y siete años, la cuantía pasará de los 50 euros actuales a los 120; y si son vacas de entre uno y 10 años, de los 350 euros actuales pasarán a 1.200. Además, el importe se incrementará un 10% en el caso de que se trate de razas ganaderas autóctonas.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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